El filme es Sean Penn haciendo lo mismo que Liam Neeson en Taken, aunque se nota la gran diferencia en el carisma de Penn, pero también en la versatilidad con un personaje plano en una trama maniquea con enfoque social, y en ese sentido Penn se muestra bucólico, homérico y expresivo en la armónica actuación que nos brinda. El escenario es la hermosa Barcelona con su fuerte presencia arquitectónica en el grueso de la historia. Al ser una fantasmagórica lucha entre bien y mal no se coloca nada en cuestión para el espectador. Se queda en la esfera del thriller de acción con personajes-tipos encarnados por excelentes actores y actrices lo que da un cierto matiz moral a una historia sobre las consecuencias de la violencia y toques ambientalistas sin mucho apuro porque se le conceptúe como tal. El tejido narrativo se hace potable para un público acostumbrado a estas películas en género de thriller de acción que, por cierto, tiene un cierto encanto para entretener. Es el tipo de cine que se viene haciendo casi como una fórmula en la que el común denominador es la búsqueda de redención del personaje protagónico que alguna vez trabajó como espía de línea dura, agente de la CIA o sicario profesional.
La primera parte del filme con dos secuencias es el marco funcional de historia, el acontecimiento sobre el que se refiere la segunda parte, divididas ambas por ocho años en la trama. La primera parte se desarrolla en África (no dice suficientemente en qué país) con el asesinato de un gobernante. Luego ya la segunda parte se desarrolla concretamente en Barcelona. Maravillosas tomas despliegan el panorama arquitectónico en las que presume pequeñas elipsis temporales y dramáticas. El desenlace se estructura en un montaje paralelo con escenas taurinas ajustadas a la caza e inmolación del protagonista. Un uso bien ensamblado dentro de la sencillez de la fábula y que cae bien. Obviamente no cansa porque se ajusta a una acción trepidante con reloj marcando el tiempo de encajes de escenas de bla-bla-bla con escenas de pura adrenalina en las que no vale tomar muy en serio a Penn y mucho menos al despropósito de esa segunda parte de la película que solo busca ritmo encuadrado en acción sin ton, pero con mucho son.
HH dirección: Pierre Morel. Género: Thriller. Duración: 115 minutos
