El Zemí de algodón taíno, de varios autores

Podrían prestarse para material de un guión cinematográfico en el género de suspenso los trabajos de investigación que componen la obra El Zemí de algodón taíno, recién publicada por la Academia Dominicana de la Historia, sobre la más importante

Podrían prestarse para material de un guión cinematográfico en el género de suspenso los trabajos de investigación que componen la obra El Zemí de algodón taíno, recién publicada por la Academia Dominicana de la Historia, sobre la más importante reliquia precolombina criolla, localizada hace más de cuarenta años en el Museo Arqueológico de Turín, Italia, gracias a la perseverancia del arqueólogo y economista Bernardo Vega, presidente de la entidad patrocinadora de la publicación.

Los arqueólogos italianos Guidi, Appendino, Masali y Erica-Pía, suscriben el hallazgo junto a Vega.

De acuerdo con el presentador Manuel García Arévalo, también arqueólogo, el zemí jugaba un papel funerario y religioso entre los taínos, resaltando que el que da título al compendio debió ser confeccionado en el siglo XV, preservándose en una caverna por cientos de años sin ser alcanzado por la intolerancia religiosa colonizadora.

Es a finales del siglo XIX que se tienen noticias de su existencia, en poder de la familia Cambiaso, originaria de Italia, uno de cuyos miembros probablemente trasladó la deidad al país europeo. Se destaca la pesquisa realizada por Vega en diversos museos del viejo continente hasta dar con la pieza en Turín, para maravilla de la comunidad científica.

Arqueólogos alemanes, norteamericanos, italianos, sudamericanos, caribeños y de todo el mundo muestran ferviente interés por el zemí de algodón taíno, en cuyo interior se conserva una calavera que se presume es parte de los restos de una personalidad relevante de la cultura aborigen. Como un “detective cultural”, definió entonces Rafael Herrera a Vega en Listín Diario, mientras Pedro Mir en la revista Ahora!, describió el hecho como una “maravilla de supervivencia”, lo mismo que la dominicanidad. De “mágico”, calificó el pintor Darío Suro el zemí.

Tal vez no sea descabellada la propuesta del crítico José Rafael Lantigua, para que República Dominicana adquiera la pieza arqueológica, y la conserve como atractivo turístico y cultural.

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