Nada más grande

En la edad pre-escolar de los niños, los colegios o escuelas se encargan durante todo el Mes de las Madres, de preparar, entre profesores y los niños, el regalo de mamá. Les motivan a preparar con sus propias manos un detalle a través del cual…

En la edad pre-escolar de los niños, los colegios o escuelas se encargan durante todo el Mes de las Madres, de preparar, entre profesores y los niños, el regalo de mamá. Les motivan a preparar con sus propias manos un detalle a través del cual los mismos van proyectando sus habilidades manuales y les motivan a usar su creatividad, esfuerzo y trabajo, para que llegado el día hagan entrega de ese detalle creado exclusivamente para ella. Si ya saben escribir, les permiten, dentro de su capacidad, expresar un mensaje de sus sentimientos, que acompaña este gran premio. Todos los medios de comunicación se encargan de proyectar y divulgar mensajes de obligación, como deber, recompensa o reconocimiento, artículos para regalar el Día de las Madres. Se hace énfasis en la palabra “merece”, resaltando la importancia de hacer entrega de algo también especial para las mismas. En vista de la alta incidencia de hogares monoparentales que existen en nuestro país, me he estado cuestionando sobre qué sentirá aquel niño que ya no está en edad de llevar aquello que se elaboraba con tanto esmero, lo cual también era recibido con muestras de gratitud como “el gran premio”, y ahora hay que sustituirlo por algún otro objeto o artículo para el cual se necesita dinero, salir a buscarlo, quien te apoye para escogerlo, si en casa solo está precisamente mamá. Especialmente en la etapa de pre-adolescencia y adolescencia, he tenido casos en los cuales los niños entran en conflicto y hasta estados depresivos, ya que entienden que no tienen cómo agradarlas, premiarlas por falta de la figura paterna, que sería la responsable de la contribución y disponibilidad para suplirles. Este escenario es una gran disyuntiva de muchos hogares y donde el manejo de la madre juega un papel protagónico. La misma podría valerse de alguna figura adulta, hermana mayor, tía (o) que, aunque con el propio dinero de la misma sin que se lo digan, se encargue de ayudar a que esto sea suplido sin dejar esa carencia en el interior del niño, la cual conlleva a daños en el manejo de su respuesta conductual presente y futura. Pero lo más importante es enseñarles que el regalo más grande que ellas han recibido son ellos mismos.

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