Las neurociencias aplicadas a la educación tienen como propósito que los docentes se vinculen a las funciones cerebrales en el proceso de aprendizaje del niño, que faciliten los aprendizajes de éstos. Según expertos y múltiples estudios realizados, las primeras etapas de la infancia son las más importantes para el desarrollo de todo ser humano, ya que las neuronas están “frescas” para absorber todo lo que pueda aprender del entorno.
Entre los agentes que influyen en dicho aprendizaje, los padres juegan un papel importante, pues de ellos depende que el infante pueda “explotar” todo su potencial. Sin embargo, los maestros son un soporte vital para un desarrollo integral y global en el proceso, pues, además de ser los encargados de instruirlos en las ciencias e historia, deben ejercer su labor identificando las inteligencias y capacidades múltiples de cada infante.
Pero… ¿Cómo se logra esto? Según Rafael Bello Díaz, Coordinador del Grupo de Estudios e Investigación en Neurociencias y Educación de la Universidad Católica Santo Domingo, UCSD, esto es posible a través de la neurociencias aplicadas a la educación, en especial, a la inicial.
“Consiste en la estimulación que proviene del entorno, de la capacidad afectiva y cognitiva del niño, lo cual será parte del individuo durante toda su vida. Por tal razón, es fundamental que los docentes conozcan sobre el desarrollo del cerebro y el sistema nervioso central para favorecer aprendizajes significativos y de calidad en sus estudiantes, respetando sus ritmos, estilos cognitivos y potenciando sus talentos”, explica Bello Díaz.
Y es que, según detalla el experto en medicina crítica o neurocientífico, la inclusión de la neurociencia viene porque esto es una disciplina que estudia el cerebro de manera sistémica para potencializar todas las habilidades del individuo.
Por otro lado, Vilma Quírico, psicóloga, agrega que cuando se aprende cómo funciona el cerebro se pueden desarrollar metodologías y una educación de manera más precisa, orientada a sacar lo mejor del ser humano.
Según ambos expertos, la aplicación de la neurociencia en la educación inicial y primaria serviría de gran ayuda al sistema educativo de la República Dominicana, el cual dispone de casi 3 millones de niños escolarizados, a quienes no les resulta significativo el proceso de enseñanza, pues no encuentran estímulos en las aulas y, por tanto, no se sienten involucrados en el proceso de aprendizaje ni se consideran comprendidos, y optan por desertar.
Mientras que en el ciclo de la educación secundaria, la cantidad que matricula se reduce a escasos 800 mil estudiantes, los cuales continúan desertando misteriosamente, de acuerdo al IX Censo Nacional de Población y Vivienda, último censo efectuado en el 2010.
Esto también se ve reflejado en la educación superior, pues según la Oficina Nacional de Estadísticas, ONE, en el país, del total de estudiantes que entra al sistema educativo nacional apenas el 15 % ingresa a la universidad, siendo la mayor deserción antes de concluir la educación básica, para una educación primaria incompleta de 37.5% y una básica completa de 8.4%. “Estos datos solo nos indica que el sistema educativo del país debe tener una reforma, no solo basado en la infraestructura. Se debe modificar la metodología y el programa educativo, incluyendo en el pensum de los educadores las neurociencias”, concuerda Bello Díaz y Quírico Pagán, quienes forman parte del primer Diplomado de “Neurociencias Aplicadas a la Educación Inicial y Primaria 2015”, a iniciar el 27 de mayo, en la sala virtual de la Biblioteca Cardenal Beras Rojas de la UCSD, impartido por neurólogos, psicólogos, educadores, psiquiatras y pediatras, el cual es dirigido por la Vicerrectoría de Postgrados e Investigaciones a través de la Unidad de Educación Continuada de la UCSD, la doctora Celsa Albert.
