De ayer y hoy

Mi mamá contaba que “perdía las amistades por no escribir”. Se refería a escribir cartas y su postura tenía su justificación. La “epístola” implicaba redacción manual, pluma, papel, sellos, ir al correo y mi mamá, aunque mujer de gran&#823

De ayer a hoy

Desde el pasado día 20, a Danilo Medina le ha cambiado la vida, aún cuando él llevaba mucho tiempo en preparación para…

Mi mamá contaba que “perdía las amistades por no escribir”. Se refería a escribir cartas y su postura tenía su justificación. La “epístola” implicaba redacción manual, pluma, papel, sellos, ir al correo y mi mamá, aunque mujer de gran humanismo, no tenía mucha disponibilidad práctica para la tarea, limitada por su realidad de viudez, pobreza y responsabilidades familiares. Traigo la memoria por el extraordinario contraste significado en el avance actual de las telecomunicaciones. Correo electrónico, redes sociales y mensajes instantáneos canalizan el permanente vínculo entre las personas. Un “me gusta” en Facebook, puede bastar para sostener o construir lazos humanos de valor, sin distancia ni frontera. No me canso de admirar estos poderosos recursos. ¡Mami, cómo te los habrías gozado! 

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Desde el pasado día 20, a Danilo Medina le ha cambiado la vida, aún cuando él llevaba mucho tiempo en preparación para asumir la Presidencia de la República, lo que finalmente hará el próximo 16 de agosto. El presidente electo está conociendo nuevos amigos, recibiendo nuevas lealtades y “lealtades”, y ha de ponerse una coraza para sobrellevar con éxito las elevadas funciones que ha de asumir en breve. La política es tan sui géneris que hay quienes con una naturalidad que asombra ayer lanzaban rayos y centellas contra El Titán de Bronce y hoy son alabarderos de primera línea, aspirantes a posiciones importantes en el gobierno que se inicia dentro de poco más de dos meses y, quienes en procura de alcanzar ese propósito, están dispuestos a lo que sea, empujando de la fila a los que se chuparon el hueso al lado de Danilo. ¡Ooopooortuuuniiistaaas…!

No os desesperéis

No obstante lo señalado en el comentario anterior, no podemos dejar a un lado la sabia expresión aquella de que “el que gana es el que goza”, lo que en cierto modo justifica la contentura de los peledeístas por el triunfo de Danilo. Ahora bien, bueno sería ver la misma alegría en los mismos rostros después de la juramentación y toma de posesión del nuevo presidente, tras la emisión de los primeros decretos y designaciones en el tren administrativo. Estoy casi seguro de que no estarán todos los que son ni serán todos los que están, aunque creo firmemente que los gabinetes mediáticos puestos a circular no alcanzan siquiera la categoría de especulación porque hasta ahora no son más que inventos, algunos lanzados como globos de ensayo para ver el efecto que pueden producir, y tal vez así influir en el ánimo de El Titán de Bronce que ni siquiera a su esposa, Candy, le ha confiado aún sus pensamientos y propósitos para aquella mañana que le espera el día en que se conmemora un nuevo aniversario de la Restauración de la República, luego de que pronuncie su discurso de ascenso al poder ante la Asamblea Nacional. Así mismito…

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“estarán listas en dos horas, descuide”, respondió mi asistente doméstica, al inquirirla cuando llegué a casa y no percibí ni movimiento ni aroma relacionado con unas programadas “habichuelas con dulce”. Fue justo el lapso para disfrutar el manjar típico de Cuaresma y encomiando la pronta elaboración, me remonté a contrastes de mi infancia.

Mi abuela se entregaba a una temprana y laboriosa jornada para prepararlas: En el patio de la casa, en el barrio San Carlos, un anafe de carbón cocía la leguminosa por largas horas; se las majaba; la leche se compraba fresca del campo; se guayaba coco. Ya listas, eran servidas de cena con pan de agua. El afán acrecentaba su encanto, inolvidables habichuelas de mi ayer.

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