Drama migratorio haitiano y la difamación contra RD

Desde los orígenes de la humanidad, la gente siempre ha migrado buscando mejores condiciones de vida, pues es absolutamente normal que quien no tiene trabajo, ni comida, busque otro lugar, en su propio país, o en otro país vecino, donde pueda tener&#82

Desde los orígenes de la humanidad, la gente siempre ha migrado buscando mejores condiciones de vida, pues es absolutamente normal que quien no tiene trabajo, ni comida, busque otro lugar, en su propio país, o en otro país vecino, donde pueda tener acceso a un trabajo que le permita generar ingresos para subsistir.

Adán y Eva, quienes conforme al libro del Génesis fueron los primeros habitantes del planeta, vivieron en el paraíso del Edén, en la Mesopotamia, donde había agua, suelos fértiles y alimentos, pero posteriormente el patriarca Abraham se vio en la necesidad de migrar desde su residencia en la ciudad de Ur, en la misma Mesopotamia, e irse al distante Egipto, cuando la sequía extrema dificultó la vida y la alimentación en Ur, y lo mismo hicieron los israelitas cuando el trabajo y los alimentos escaseaban en Israel, pero abundaban en Egipto.

Todas las naciones han ido creciendo sobre la base del flujo migratorio, y lo que durante décadas ha estado pasando entre Haití y República Dominicana no es la excepción, pues siendo Haití el país más pobre de América, y uno de los países más pobres del mundo, donde los recursos forestales han sido diezmados hasta el límite inferior, donde las aguas superficiales son escasas y contaminadas, donde las oportunidades laborales son mínimas y muy mal pagadas, y donde mucha gente sencillamente sufre hambre extrema, es natural que la gente busque la forma de migrar hacia otro lugar donde pueda obtener mejores condiciones de vida, y el lugar más fácil para el haitiano migrar es la República Dominicana, pues con cruzar una frontera altamente permeable deja atrás el infierno para acercarse a lo que en ese momento aparenta ser el paraíso del Edén, y bajo esa realidad Haití es un Estado condenado a la despoblación gradual porque allí no hay empleo para trabajar y progresar.

Si Haití fuera un país rico los haitianos no tendrían ninguna necesidad de migrar a trabajar, y de seguro que Estados Unidos y Canadá permitirían que todos los haitianos entraran a esas dos grandes naciones sin ningún requerimiento de visado, pues no es lo mismo viajar a Estados Unidos y a Canadá a gastarse todos los dólares ahorrados, que llegar a esos dos países a gastarles los dólares del welfare.

Por esa razón Estados Unidos y Canadá quieren que sea la República Dominicana quien se haga cargo del problema migratorio haitiano, y para presionar que así sea se han encargado de mantener una campaña internacional de difamación en contra del pueblo dominicano, queriendo presentar a los dominicanos como esclavistas, racistas, y ahora hasta como “nazistas que propiciamos un nuevo holocausto contra el pueblo haitiano en RD” al llevarle sufrimiento exagerado por exigir que cada haitiano esté debidamente documentado.

Todo el mundo sabe que ningún país ha sido más solidario con Haití que la República Dominicana, donde el haitiano siempre ha sido recibido sin ninguna discriminación social, racial, ni laboral; todo el mundo sabe que luego del terremoto del 12 de enero del 2010 el primer pueblo que llegó con toda la ayuda humanitaria, hospitalaria y alimentaria fue el pueblo dominicano; y todo el mundo sabe que los 10 mil millones de dólares ofertados por la comunidad internacional para reconstruir la sísmicamente devastada ciudad de Puerto Príncipe han sido gastados en helicópteros, tanques, vehículos, combustibles, sueldos lujosos y dietas para los soldados estadounidenses y canadienses emplazados allí, y por los integrantes de las mismas ONGs que difaman a los dominicanos en todos los foros internacionales en donde tienen acceso.

Pero se llega al colmo de la difamación internacional cuando se dice que la República Dominicana deporta hacia Haití a “nacionales dominicanos” que nacieron y crecieron en la República Dominicana, y que por el simple hecho de tener su piel oscura se les considera haitianos, olvidando que toda persona que haya nacido, crecido y estudiado en la República Dominicana, habla un inconfundible español “dominicano”, y que quien no hable ese español “dominicano” definitivamente es un extranjero que “llegó grande a nuestra tierra”.

En lugar de echarle irresponsablemente el problema haitiano a los dominicanos, y en lugar de salir a difamar a la República Dominicana, lo que Estados Unidos y Canadá deben hacer es buscar 20 mil millones de dólares y construir un parque industrial lineal, a todo lo largo de la franja fronteriza, desde Pedernales hasta Manzanillo, para que haitianos y dominicanos puedan trabajar y ganar lo suficiente para llevar una vida digna. Todo lo demás es hacer teatro de figureo con la pobreza haitiana, y es hacer chapucería política y social con gente que vive mal. l

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