Voto disidente y democracia en tribunales

El voto disidente es una manifestación de la democracia interna en un tribunal y del carácter independiente de un juez, que entiende que la solución del proceso debe ser distinta a la asumida por la mayoría.Sin embargo, el voto disidente…

El voto disidente es una manifestación de la democracia interna en un tribunal y del carácter independiente de un juez, que entiende que la solución del proceso debe ser distinta a la asumida por la mayoría.

Sin embargo, el voto disidente escasea en nuestros tribunales, lo cual es nocivo. Un tribunal colegiado que no tenga criterios distintos entre sus miembros en ningún momento, no debe verse bien. Para eso son tres, no es solo experiencia y salidas negociadas, también es desavenencia cuando proceda.

Incluso me atrevo a ir más lejos: un tribunal donde todos los jueces piensen iguales es peligroso e inseguro para
todos.

Y en la judicatura nacional no solo hay tribunales que le huyen a los “disidentes” como el diablo a la cruz; hay jurisdicciones enteras que están al unísono con determinadas posturas. Como una del Cibao que es de leyenda en esto.

Las razones pueden ser muchas, no es solo falta de carácter del juzgador. En sentido general a los jueces no les gusta que le devuelvan sus decisiones y una sentencia con un voto disidente amplia esa posibilidad. Quien recurre se aferra al disidente como un náufrago al madero. Aunque estimo que no deberían temer, pues como humanos se pueden equivocar.

Cuando el juez es nuevo y aun no calienta bien el puesto, teme a los superiores y jueces más viejos. Hay muchos comentarios en la justicia y ningún juez quiere un “traslado a jurumucú”, lejos de los suyos, por “privar” en que tiene cabeza propia.

Entonces, cuando el juez se siente con tiempo en el puesto ya no puede volar. Pues está adaptado al sistema, acomodado. Y las cosas siguen igual: mal. No evoluciona, no hay creatividad y se estanca el desarrollo jurídico, entre otras cosas.

Recientemente dos votos disidentes tuvieron mucha presencia en la opinión pública nacional, los de las magistradas Katia Miguelina Jiménez e Isabel Bonilla Hernández en la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional. Usted puede o no estar de acuerdo con las juezas, pero es una muestra de entereza, de valor, de responsabilidad y de compromiso con lo que ellas creen que, sabiendo lo que podía avecinarse luego, dieran los mismos. Como debe ser, sin temor.

En la jurisdicción ordinaria los disidentes son escasos. Conozco un Colegiado que no daba uno “ni matao”, como dice el pueblo. Luego, un juez “efímero” dio unos 40, de los cuales tengo 32. Ya no está en ese tribunal, pero los disidentes están ahí, como muestra de que se puede razonar diferente.

En Estados Unidos al juez Oliver Wendell Holmes se le conoce como “el gran disidente” (The Great Dissenter), con una gran producción discrepante de tal importancia que “no sólo anunciaron el futuro de la teoría jurídica norteamericana sino que influyeron decisivamente en el rumbo del Derecho entero de aquel país” (Los votos discrepantes del juez O.W. Holmes, pág. 38).

Además, parafraseando a Peter Haberle, los votos discrepantes de hoy, son la jurisprudencia alternativa del mañana.

Jueces: Motívense. Fomentemos la democracia en la justicia, será duro al inicio, pero se impondrán. Y tendrán el apoyo de todos los que queremos que la justicia se fortalezca.

Merecemos más votos disidentes. l

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