Diálogo por las ruinas

Cuando un dominicano visita cualquier parte antigua de las ciudades españolas, tiene la sensación de estar en la Zona Colonial de la República Dominicana.

Cuando un dominicano visita cualquier parte antigua de las ciudades españolas, tiene la sensación de estar en la Zona Colonial de la República Dominicana. Pero hay una enorme diferencia. En España, esas edificaciones tienen mucha vida y son destinos muy atractivos, sea para el turismo de conocimiento o de disfrute. La generalidad de las edificaciones está en uso, según su naturaleza.

Ahora se desarrolla un proyecto para mejorar la Zona Colonial. Después de las restauraciones del siglo pasado, la Zona, si bien empezó a recobrar algo de vida, incluida la nocturna, venía perdiendo brillo. La intervención de ahora es más que necesaria para relanzarla como destino y como patrimonio nacional.

Dentro de ese contexto se plantea el rescate de las Ruinas de San Francisco, con el propósito de preservarlas y convertirlas en otro atractivo más de la Zona, y en general, de la ciudad de Santo Domingo, que es lo menos que se menciona de República Dominicana en los mercados internacionales.

Pero las instituciones interesadas en el rescate de las ruinas han encontrado resistencia. Como siempre, la información sobre el proyecto no fue oportuna, pues los vecinos y los conservacionistas la fueron conociendo de manera fragmentada.

Este fin de semana se produjo un encuentro interesante auspiciado por el Ministerio de Turismo, que es la institución que lidera la mejoría de la Zona Colonial, con el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Allí los vecinos, todas las personas interesadas en las Ruinas de San Francisco, más representantes del Ministerio de Cultura, el Ayuntamiento del Distrito Nacional, Asonahores, el Consejo Nacional de Monumentos y Sitios y el Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores, intercambiaron puntos de vista.

La idea del proyecto es preservarlo como patrimonio histórico, como parte de la memoria nacional, como parte integral de la Zona que no debe morir por abandono o por la degradación progresiva a causa del tiempo y los fenómenos naturales.
El diálogo debe dar paso a lo mejor para las ruinas y también para los pobladores de ese entorno, tan abandonados como las ruinas. 

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