Ambienta tu hogar con la iluminación adecuada

La iluminación del hogar es un factor fundamental para lograr ambientes y estilos determinados en las diferentes estancias de nuestra casa.

La iluminación del hogar es un factor fundamental para lograr ambientes y estilos determinados en las diferentes estancias de nuestra casa. Debemos estudiar detenidamente a qué destinaremos cada habitación, y en función de ello el tipo de luz adecuada para conseguir un ambiente agradable y oportuno.

¿Alguna vez le ha pasado que, luego de reemplazar un bombillo por otro de la misma potencia y calidad, percibe la habitación de forma distinta? Esto se debe a un cambio en la temperatura de color.

La temperatura de color es una medida que se utiliza para describir el nivel de “calidez” o “frialdad” con que percibe el ojo humano la fuente lumínica, con base en su tonalidad.

Así, el color de las fuentes de luz o lámparas con una temperatura de color inferior a 3.000 K proporciona una tonalidad algo amarillenta y cálida en apariencia. La temperatura de color más parecida a la luz natural es 4.100 K, en la cual se da un balance entre los diversos tonos. En cambio, las temperaturas que superan los 6.000 K emiten una tonalidad que se percibe como azulada y fría.

En la temperatura de color, la unidad medida en grados representa la temperatura que debe alcanzar un objeto “incandescente” para imitar el color deseado en la lámpara (amarillo – azul).

“Es necesario tomar en cuenta la temperatura de color al diseñar la iluminación de un lugar para lograr el efecto o la sensación que ahí se desea”, explicó Sergio Campos, project manager de Sylvania.

Toda esta información es necesaria para que el diseñador logre entender mejor el tipo de actividad visual que se realizará en cada espacio específico para consolidar el sistema de iluminación con las necesidades visuales y psicológicas de las personas que estarán en el lugar.

“Un mal diseño de iluminación puede generar un gasto excesivo de energía y un ambiente hostil para las personas, pudiendo causar cansancio visual y reducción de desempeño”, dice Campos, quien recomienda que en áreas de estudio y trabajo haya una iluminación superior.

En la sala, por ejemplo, lo ideal sería conseguir una iluminación lo suficientemente flexible para adaptarse a todas las actividades que realicemos en esta estancia. Para la iluminación ambiental bastará con puntos de luz colocados en el techo y las paredes, ya sea utilizando lámparas, ojos de buey o apliques, independientemente de su dirección, directa o indirecta. Utilizaremos lámparas de pie o de mesa en puntos estratégicos, de forma que nos facilite iluminar ciertas zonas de forma independiente, según la necesitemos.

Campos aconseja aprovechar la iluminación natural disponible durante el día. Entre más acceso de luz natural exista, menos necesidad de luz artificial se tendrá. “Los tragaluces y el color de las paredes también permiten aprovechar la luz natural. En este sentido, lo recomendable es utilizar colores claros para ayudar a reflejar la luz natural”, explicó.

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