Ganar ganar

Hasta que no entendamos cómo afecta a las personas lo que llevan dentro y que el bienestar humano no se logra de afuera hacia adentro, sino de manera inversa, será imposible tener una vida equilibrada y sana. Dentro de nuestro interior se manejan…

Ganar, ganar

Escoger, intentar, decidir, arriesgar, seguir, girar, todas son acciones que nos llevan a mantener viva la aspiración de ver nuestras metas,…

Hasta que no entendamos cómo afecta a las personas lo que llevan dentro y que el bienestar humano no se logra de afuera hacia adentro, sino de manera inversa, será imposible tener una vida equilibrada y sana. Dentro de nuestro interior se manejan sentimientos y emociones, los cuales producen respuestas físicas y conductuales que muchas veces ni el mismo individuo puede entender a qué obedecen. Por esto, es más que necesario tratar de buscar cada día qué hay allí que nos está dañando y con lo que también afectamos a aquellos que nos rodean, de manera especial, los miembros de nuestras familias; dentro de las cuales, a veces prima un sentimiento ancestral, el rencor, que es arrastrado de generación en generación, produciendo con ello efectos sumamente nocivos para todos. Es por ello, que aprovecho el enunciado emitido por el actual Papa Francisco, quien desde sus inicios ha tratado de producir cambios en la sociedad y la familia: No existe familia, padres perfectos, no nos casamos con una persona perfecta, ni tenemos hijos perfectos. Nos decepcionamos los unos a los otros. Por lo tanto, no existe un matrimonio saludable ni familia saludable sin el ejercicio del perdón. El perdón es vital para nuestra salud emocional y sobrevivencia espiritual. Sin perdón la familia se convierte en un escenario de conflictos y un bastión de agravios. Sin el perdón la familia se enferma. El perdón es la esterilización del alma, la limpieza de la mente y la liberación del corazón. Quien no perdona no tiene paz ni comunión con Dios. El dolor es un veneno que intoxica y mata. Guardar una herida en el corazón es autodestructivo. Es autofagia. Quien no perdona enferma físicamente, emocional y espiritualmente. Es por eso que la familia tiene que ser un lugar de vida y no de muerte; territorio de curación y no de enfermedad; espacio de perdón y no de culpa. El perdón trae alegría donde hubo tristeza; y curación, donde el dolor ha causado enfermedad. Valioso recurso es el perdón, a través del cual podemos ser transformados, y el mismo convertirse en el mayor premio que se pueda recibir, ya que a través de este nos perdonamos a nosotros mismos de cosas por las cuales, probablemente durante toda la vida, nos hemos culpabilizado. A partir de hoy, busquemos ese regalo.

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Escoger, intentar, decidir, arriesgar, seguir, girar, todas son acciones que nos llevan a mantener viva la aspiración de ver nuestras metas, cada vez más de cerca. 

Las posibilidades pueden estar a favor; por otro lado, los imprevistos podrían confrontarnos con nuestras áreas vulnerables;  pero cuando Dios está de nuestro lado, todo esto simplemente logra avivar el fuego de la pasión por lo anhelado y derrotar la desesperanza.

Por supuesto, cuando Dios está de por medio, no hay medias tintas, vamos a la segura. 

El proceso está lleno de riquezas y enseñanzas inspiradoras, y como resultado de nuevos impulsos para recomenzar. 

Cada aprendizaje se convierte en pieza valiosa para la plataforma de nuevas estructuras propulsoras de riquezas, porque en Dios no tenemos fracasos, solo lecciones.

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