Dos ejemplos

Durante 20 años he tenido la oportunidad de compartir con una hermosa familia, integrada por la pareja y tres hijas, cuyas edades hoy son: 29, 33 y 34.

Durante 20 años he tenido la oportunidad de compartir con una hermosa familia, integrada por la pareja y tres hijas, cuyas edades hoy son: 29, 33 y 34.La mayor compartió el colegio con mi hija hasta llegar al término del mismo, esta fue la razón original por la cual los conocí, no obstante, hemos prevalecido con una hermosa amistad que me ha permitido ir conociendo el desenvolvimiento de esta familia.

El padre, que durante más de treinta años ha logrado ser un empresario próspero con el apoyo de su esposa y sus tres hijas, desde pequeñas se preocupó por prepararlas en un colegio de clase media-alta y vivieron siempre en un sector de igual condición; las mantuvieron integradas al negocio de la familia, el cual se encontraba nada más y nada menos que en Villa Consuelo.
Pero, sobre todo esto, siempre les enseñó cuán importante es la integración familiar entre sus miembros. Quizás otros padres, por ser niñas, las hubiesen mantenido distantes de la empresa, en cambio, no solo las involucró, sino que las preparó para conducirse en la misma; las tres, fueron educadas para que hoy fuesen lo que son, unas jóvenes profesionales de las mejores universidades, empresarias y, las dos mayores, esposas y madres. La semana pasada, conversando con la menor, recordaba que a veces las buscaban al colegio en la parte trasera de un camión.

En la sala de espera de un consultorio médico, se invirtieron los papeles al decirle a la especialista mi profesión de psicóloga, quien, a manera de desahogo, aparentemente necesitada hablar con alguien, y manifestó abiertamente el problema de rebeldía con su hijo de 15 años: “no puedo con él”; “es irrespetuoso”; “para nada quiere colaborar”; “lo tengo en un buen colegio”; “en nada quiere ayudar al padre y mucho menos asumir responsabilidades dentro del hogar, no obstante, quiere tener grandes exigencias hacia nosotros”; “No solo quiere imponer él las reglas, sino que apenas nos dirige la palabra”; “Y el colmo fue hace un tiempo al prohibir y molestarse cuando su papá fue a recogerlo al colegio en una camioneta vieja del trabajo, expresando que le poníamos en vergüenza delante de sus amigos”. ¿Qué les parece?, ¿Con cuál de estos dos casos, genuinos y verdaderos, cree usted identificarse?

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