El Gobierno está en una encrucijada fiscal. Por lo menos eso aparenta. Algunas medidas de políticas de ingresos consignadas en el proyecto de Presupuesto del 2016 reflejan inconsistencias en decisiones que debían ser aplicadas el próximo año.
Es cierto que algunas de esas decisiones de aplicación suspendida estaban condicionadas a factores que no se cumplieron. También es real que otras estaban libres de compromisos.
Un ejemplo: el ITBIS, el impuesto insignia del sistema impositivo dominicano, sube su tasa al 16% desde el próximo primero de enero a los nuevos productos gravados, pero se deja sin aplicar el desmonte prometido de 18% a 16% para los viejos bienes y servicios gravados antes de enero del 2013. La ley 253-12 contempla la unificación de tasas de ese gravamen en 16%.
Había una especie de acuerdo fiscal condicionado de que cuando concluyera el período de aumento escalonado para los nuevos productos y la tasa llegara al 16%, como está previsto que ocurrirá desde principio del próximo año, la cuota de 2% que se le agregó al ITBIS por la ley 253-12, se desmontaría para establecer una tasa general de 16%.
Pero el desmonte está condicionado a que el país logre una presión tributaria de un 16% del PIB, y según los cálculos del Ministerio de Hacienda, esa meta no se logrará en el 2016.
En el próximo año seguirá el ITBIS con dos tasas diferentes, una situación que los expertos en materia impositiva aconsejan eliminar, por las complicaciones de administración que implica.
Sin embargo, por lo visto, habrá que esperar hasta que la proporción que el Gobierno capta por impuesto llegue al menos a un 16% de la producción nacional. Difícil de lograrlo con el modelo y la estructura impositiva vigente. l
