El arte y el contexto II

Comentábamos hace unos días ciertos aspectos en relación a las problemáticas del arte dominicano actual. Recientemente, ha sido de conocimiento público que en el marco de la Bienal Nacional de Artes Visuales, han sido colocadas dos piezas. En…

El arte y el contexto

Cuando empezamos a cursar la carrera de Historia del Arte en La Habana, nos sorprendió el hecho de que a pesar de ser Cuba un país con tantas limitaciones pudieran contar con un patrimonio cultural que es, además de rico y diverso, identitario.…

Comentábamos hace unos días ciertos aspectos en relación a las problemáticas del arte dominicano actual. Recientemente, ha sido de conocimiento público que en el marco de la Bienal Nacional de Artes Visuales, han sido colocadas dos piezas. En una aparece la imagen del doctor Leonel Fernández y, en la otra, la del Presidente Lic. Danilo Medina como si ambos fuesen dos bandoleros.

La afrenta radica no en el empleo de las imágenes, sino en la forma en que se han presentado, pues la apropiación es un medio de expresión propicio para el arte, pero el respeto debe primar ante todo. No obstante, a veces olvidamos el sentido de la democracia, más aún, lo confundimos y esto da lugar a que se desaten situaciones como las que se presenciaron hasta hace poco en el Museo de Arte Moderno que sin que fuera de conocimiento de la dirección de la institución, un sujeto quiso llamar la atención con su osadía.

No debemos confundir el papel del arte, tampoco los medios para expresar las ideas. Vivimos en un mundo que ciertamente ha venido cambiando, sin embargo, siempre ha de cuidarse la forma. Es la bienal un evento plural y abierto para que los que así lo deseen puedan presentar sus trabajos.

Están las galerías, los centros culturales y otros espacios en los cuales se pueden exponer las producciones visuales de manera abierta. Pero colocar imágenes a escondidas y concitar con ello la atención de los medios que actúan con inmediatez y sólo procuran llamar la atención del público sin medir los resultados de lo que provocan, nos luce incorrecto.

Las contrariedades en el Estado deben ser combatidas de forma libre, sin miedo e intrigas. Empero, hay que recordar que en un sistema como el nuestro, se supone que el pueblo tiene el poder y debe ser este quien tome las decisiones sobre lo que conviene para su destino cuando corresponda, sabiendo elegir y demostrar sentido de pertenencia en relación al patrimonio de los dominicanos y dominicanas.

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Cuando empezamos a cursar la carrera de Historia del Arte en La Habana, nos sorprendió el hecho de que a pesar de ser Cuba un país con tantas limitaciones pudieran contar con un patrimonio cultural que es, además de rico y diverso, identitario. Más aún, se trata de un arte que se puede periodizar y estudiar con libertad.

En principio nuestra sorpresa fue aún mayor porque no teníamos una idea concreta de lo que pasaba con el arte en República Dominicana, ya que en nuestro Santiago Rodríguez, además de que no llegaban noticias al respecto, de las pocas obras que se conservaban, como la pieza que pintara el maestro José Vela Zanetti en la Parroquia San Ignacio de Loyola, fue borrada, porque en ese momento nadie sabía de su valor. Como se eliminó la obra del maestro Carlos Cruz Díez de los Molinos Ozama C. por A. y, así, se pueden citar otros ejemplos.

Pero a pesar de que nos hemos esforzado por estudiar y comprender el contexto artístico dominicano, todavía nos cuesta asimilar la información acerca de los diferentes grupos que se han conformado, sobre todo en los últimos años. Pues valorar el arte de finales del siglo XIX y principios del XX, a pesar de las rupturas, resulta manejable. Sin embargo, en la actualidad se presentan condiciones muy particulares, a saber: 1. Tienes que ser del reino de los que presiden las instituciones de arte; 2. Necesitas un padrino o madrina; 3. Debes ser lo suficientemente hábil para colarte como decimos en buen dominicano.

A muchos les parecerá un poco tonto este artículo, pero lo que intentamos es abordar las problemáticas del arte dominicano actual. Pues se han dado muchos casos de “pseudos artistas” que se han coronado cuando su obra no cuenta con el mérito necesario para que pueda representar el arte dominicano en los principales escenarios a nivel internacional. Nos olvidamos de autores fundamentales que han jugado un rol determinante en nuestra historia del arte. Continuará.

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