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Hace apenas unos días, mi hija mayor me envió hermosas fotos de un apartamento, decorado con mucha gracia y que, a simple vista, se notaba por su estilo que era de gente joven; colores y formas muy actuales denotaban el buen gusto de quien vivía…

Hace apenas unos días, mi hija mayor me envió hermosas fotos de un apartamento, decorado con mucha gracia y que, a simple vista, se notaba por su estilo que era de gente joven; colores y formas muy actuales denotaban el buen gusto de quien vivía en el lugar. M envió una nota solicitando mi opinión de cómo vender los objetos que componían este lindo lugar, ya que los propietarios, una pareja joven con meses de casados, decidieron emigrar en busca de un cambio de vida. Me sorprende cómo deciden tan fácilmente tomar una decisión de esta magnitud, si ambos tenían buenos trabajos, vehículos y vivían en un buen sector. Se ha hecho cotidiana la fuga de jóvenes con alta preparación académica y, como estos, con todo un presente idóneo que cualquiera quisiese tener. El fenómeno de emigración siempre ha existido en la historia de la humanidad; como nunca, se está dando, y más con la facilidad de medios de transporte que te permiten llegar de oriente a occidente, de Europa a América, en cuestión de horas.
Pero, ¿qué pasa con nuestros jóvenes, preparados, bien instalados, que quieren salir del país? Esta pareja que no puede quejarse por recursos económicos, ¿qué los hace correr, acaso no han hecho raíces dentro de la familia o no se les ha inculcado el valor que tiene nuestro país, donde se conjugan montañas, mares, sol, ríos y todo lo que muchos quisieran tener? Basta tomar un periódico para ver las condiciones en las que se encuentra la humanidad, donde en la mayoría de los países hay situaciones tan grandes que no encuentran cómo solucionar. No niego que muchas veces por asuntos económicos, familias o individuos se vean obligados a salir a otra tierra en busca de mejores condiciones. Quiero dejar abierto este análisis, para que, de manera conjunta, revisemos, los que tenemos hijos ya adultos, qué pasa. ¿Acaso no se están creando los nexos de unidad familiar que son el soporte principal para vivir, hogares sostenibles, que creen esa necesidad de estar cerca unos de otros? Nada mejor que vivir en su propia tierra entre los suyos, y más nosotros que, aun con debilidades, tenemos demasiado. Abre los ojos, mira a tu alrededor y te darás cuenta que somos una gran nación. l

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