El libro “Trazos en el mar” pone en valor la figura del arquitecto dominicano Guillermo González

La nueva propuesta editorial del Banco Popular Dominicano rescata con justos honores la figura del arquitecto dominicano Guillermo González (Santo Domingo, 1900-1970), maestro y visionario, prolífico y radicalmente transformador, y sin embargo un gran&#

La nueva propuesta editorial del Banco Popular Dominicano rescata con justos honores la figura del arquitecto dominicano Guillermo González (Santo Domingo, 1900-1970), maestro y visionario, prolífico y radicalmente transformador, y sin embargo un gran desconocido para muchos, a pesar de que, internacionalmente, es considerado el padre de la arquitectura racionalista de la República Dominicana, el artífice del moderno Santo Domingo.

La impronta de sus obras influyó en generaciones posteriores de arquitectos dominicanos y los expertos lo sitúan entre los más importantes autores de la modernidad latinoamericana.

Trazos en el mar: Guillermo González, arquitecto de la modernidad dominicana, así se titula la obra auspiciada por el Banco Popular, es un libro autoría del también arquitecto Gustavo Luis Moré, quien cuenta en el libro que su “deslumbramiento” por la figura de González comenzó en 1981. Desde entonces, apoyado en decenas de entrevistas a gente que conoció y compartió con González, incluidos los múltiples encuentros con sus hijos, residentes en España, Gustavo Luis Moré inició una profunda labor investigativa para reunir datos, fotografías, planos y otros documentos, muchos nunca publicados anteriormente, que enriquecen el resultado final y dan una visión de conjunto de la influencia de este arquitecto que nunca se había abordado hasta el momento.

Sus 340 páginas recorren la vida de este arquitecto, formado internacionalmente en Estados Unidos y Europa, y marcado por la influencia de las modernas corrientes arquitectónicas del Brasil de mitad del pasado siglo. El texto de Moré constituye también un paseo interesante por la historia más reciente del país y fundamentalmente de nuestra capital, ya que la obra de González se desarrolló entre los decenios de 1930 y 1960.

Una considerable parte de la ciudad moderna que todos caminamos a diario tiene vínculos estrechos con la vida y obra de Guillermo González. Fue autor de más de medio centenar de diseños y ejecuciones arquitectónicas en la capital dominicana.

En González coincidieron varias virtudes, según se señala en el prólogo del libro: una formación anclada en preceptos clásicos con preeminencia del sentido de las proporciones, una gran sensibilidad por la relación entre el arte y la arquitectura, y en tercer lugar “una visión de la arquitectura como una búsqueda de la verdad, en una tarea solitaria y difícil en la que se identificaban la ética y la estética”.

Patrimonio moderno dominicano

Como expone la publicación auspiciada por el Popular, la destreza de González se evidencia en su dominio total de todos los aspectos del proceso arquitectónico: planeación inicial, diseño, construcción de la estructura, cerramientos, detalles y terminados, paisajismo, amueblamiento, incluso creaciones de elementos artísticos propios, como murales o esculturas, concebidas dentro de su producción arquitectónica.

Inició su trayectoria profesional en el país con el actual parque Eugenio María de Hostos, inaugurado en 1937, que fue por décadas uno de los lugares turísticos más reconocidos y frecuentados tanto por los capitalinos como por los visitantes del interior.

Pero la firma de González se extiende a innumerables proyectos que alcanzaron un importante renombre internacional, como el Hotel Jaragua original, de 1942, que introdujo instalaciones, acabados y productos innovadores, logrando un edificio de altura mundial, único en el Caribe.

Lamentablemente, como ocurrió con alrededor del 40% de la obra de González, el legado del primigenio Jaragua se ha perdido.

Muchas de las obras realizadas por González se ven influidas por la practicidad, la funcionalidad de formas, la simpleza en los volúmenes, características muy presentes en las tendencias internacionales de la época, propia de las grandes urbes norteamericanas y las ciudades escandinavas, en el norte de Europa, pero siempre conservando ese rasgo de tropicalidad, de mirar al mar Caribe, que las hizo únicas.

En esa línea, este maestro pionero de la arquitectura moderna dominicana puso su sello en edificaciones representativas como el edificio Copello, en la calle El Conde, considerado como el primero integralmente moderno del país, o el Hotel Hamaca, en Boca Chica, un ejemplo de expresividad arquitectónica con el que cerró su etapa de racionalismo blanco.

Innumerables proyectos

Pero también de González son el diseño de los edificios y el trazado del Centro de los Héroes, el desaparecido Hipódromo Perla Antillana, el edificio de apartamentos Jaragüita o el Centro Social Obrero, también desaparecidos, el Casino de Güibia, el Cuartel de Bomberos, las escalinatas de El Conde, que interconectaban la vía central del centro histórico de la Ciudad Colonial con el puerto, el diseño urbano de la Universidad de Santo Domingo.

A estos numerosos ejemplos de arquitectura civil hay que añadir decenas de residencias privadas que González, en asociación con su hermano, concibió y levantó para grandes familias dominicanas, como las casas Bonetti, Vicini o Schad.

González se marchó en 1970, con un proyecto inconcluso para la empresa Motorambar, hoy Santo Domingo Motors, un edificio que se ha constituido como el eje urbanizador de una de las esquinas más dinámicas del Polígono Central de Santo Domingo.

El libro Trazos en el mar constituye, pues, una verdadera reivindicación de nuestra historia más reciente, a través de la figura de este hombre que sentó las bases del desarrollo de la capital moderna, tal y como hoy la conocemos.

Aunque muchos de sus proyectos hayan sido modificados o demolidos, es propicia la ocasión para que todos tomemos conciencia de la importancia de conservar el patrimonio moderno que ha venido definiendo nuestra capital en los siguientes decenios de los siglos XX y XXI, y que en su momento fue considerado un ícono de la arquitectura practicada en toda la región.

El autor del libro, el arquitecto Moré, espera que el contenido de esta obra “tenga el mérito de ser representativo de la memoria de tan relevante autor en la cultura del Gran Caribe y de toda América Latina, y permita proyectar su figura en nuevos ámbitos, y así ser valorado en su justa dimensión por nuevas generaciones”.

Aplicación móvil

Precisamente, con el objetivo de llevar más allá el mensaje del libro y acercarlo a otros públicos, el Banco Popular complementó esta propuesta editorial con una innovadora aplicación multimedia, de descarga gratuita, disponible para los sistemas Android y iOS, y que lleva por título Arq. Guillermo González.

Esta aplicación permite al usuario ver geolocalizadas en el mapa de la capital más de 50 obras de González, con fotos, audios, textos y la posibilidad de acudir a visitarlas in situ, lo que sin dudas engrandece la invitación de conocer más a fondo sobre el legado de González.

El Popular, a través de su web, en la dirección www.popularenlinea.com/Guillermo, ofrece a los usuarios la opción de consultar la versión digital del libro y también poder descargar la aplicación para sus dispositivos móviles.

 

 

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