Doña Elsa Brito: ¡como un cañón! por Santiago y la cultura

Mujer ejemplar que durante casi 60 años se dedicó a llevar el pan de la enseñanza tanto a nivel secundario como superior, siendo reconocida como Profesora Asociada de la Pontifica Universidad Católica Madre y Maestra, tras 28 años de docencia…

Mujer ejemplar que durante casi 60 años se dedicó a llevar el pan de la enseñanza tanto a nivel secundario como superior, siendo reconocida como Profesora Asociada de la Pontifica Universidad Católica Madre y Maestra, tras 28 años de docencia en la entidad.

Doña Elsa, como le llaman sus allegados, ha tenido una prolífera vida dedicada a la labor literaria y cultural, destacándose en el campo de la oratoria, la poesía y el ensayo. Por su labor, en el año 2006 fue condecorada con la orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella, en el Grado de Caballero.

Recién cumplidos sus ochenta años, los celebró con la puesta en circulación de su libro “Velada a la Vida. Camino de bendiciones”, una eucaristía y una fiesta. Pero doña Elsa no se detiene, y sigue gestando proyectos para el bien de la colectividad. Una de sus frases favoritas es que “la alegría compartida es la plenitud de la vida”, explicando que literalmente la alegría es un estado tan sublime que solo puede describirse con una madurez plena, espiritual, porque esta completa es el espíritu, es la plenitud y eso es un proceso. Hoy comparte algunos de los momentos inolvidables de su vida.

1. Espiritualidad
Al hablar de momentos inolvidables, lógicamente recordamos nuestra infancia, y el momento de mi primera comunión ha sido inolvidable para mí. La hice a los ocho años, un jueves Corpus, en Tamboril. Mi madre era una mujer de mucha piedad y muy unida a los valores de la iglesia, y en esa época los vestuarios eran bonitos, las madres, aunque eran humildes, hacían un esfuerzo. Es tan lindo recordar aquella primera comunión, porque las procesiones de jueves Corpus se hacían con mucho rigor litúrgico y todos los niños íbamos delante. Luego mi madre me trajo a Santiago y me tomó una fotografía, que está en mi libro y en muchos eventos de mi vida, porque marca mi formación, mi espiritualidad y sobre todo ese Corpus Cristi inolvidable.

2. Investidura
Algo importante fue cuando me gradué de maestra normal. Fíjate que no era un título cualquiera. Después de bachiller se formaban los maestros para escuelas secundarias, con un programa de rigor pedagógico muy fuerte y salíamos de ahí maestros normales de segunda enseñanza, tanto en el área de Ciencias como de Letras. Yo obtuve mi título en el área de Letras, y esa fue una experiencia muy bonita, no solamente por el título, fue una época inolvidable para mí porque me sentí que fortalecí mi madurez espiritual y mi vocación para enseñar. Yo estudié con Teresianas. Además de la formación que traía del hogar, esa formación espiritual en un colegio de religiosas y el pensum y la seriedad de esas escuelas normales, fortalecieron mi magisterio.

3. Oración en las aulas
Momentos inolvidables que yo recuerdo en mi vida apostólica es cuando llegaba a las aulas del Liceo Ulises Francisco Espaillat, el liceo que representaba el estudiantado de Santiago porque los estudiantes eran de distintos ambientes; por lo tanto, ahí estaba la representación de todas las familias, y yo amé toda esa juventud. Recuerdo que al comenzar la clase era con un Ave María, y los jóvenes que tenían su pantalón, camisa y una corbata de kaki, debían pararse. Yo les decía que no necesariamente tenían que ser fieles a la oración, porque tenemos que formarlos en la libertad de cultos, pero sí ponerse de pies, porque un maestro debe ser respetado; es decir, que esas Ave María yo sentía que los muchachos la iban asimilando, porque yo no tenía una camisa de fuerza sino amor, son momentos inolvidables en el Liceo UFE, y luego eso lo repetía en las escuelas normales donde daba clases a maestros.

4. Dramas literarios
Prácticamente terminé mi carrera educativa con 28 años de vida académica en la Universidad Madre y Maestra, y allí hay muchos eventos inolvidables, pero puedo citar dos, cuando escribí dos dramas literarios. El primero fue en el año 1980 con motivo del año Internacional del Niño, que se lo dediqué a monseñor Flores Santana, en el teatro de la universidad. Es algo inolvidable porque está presente mi vocación de escritora, aficionada al drama y dedicada a ese obispo de Tamboril que apreciaba mucho. Cinco años después, escribí otro ensayo, de mucha profundidad pedagógica, porque ahí delineaba en términos generales la pedagogía de un maestro, y se lo dediqué al hermano Rafael Pereyra, un hermano de La Salle que estuvo paralítico por muchos años y merecía todo el reconocimiento. En ese entonces, el rector monseñor Agripino Núñez Collado le entregó una medalla, y esos dos dramas en cierto modo recogen mi esencia de maestra y en la literatura, porque el primero era la impresión de un niño, y en el segundo esbozaba la pedagogía del verdadero maestro. Una de las cosas que yo acentuaba ahí es que tú no puedes exigirle a un alumno lo que tú no has dado. Toda palabra enseñada es que debe ser exigida, porque de lo contrario seríamos injustos y les pediría a los demás lo que no les hemos dado.

5. Jesús centro del hogar
En mi vida de matrimonio, un momento inolvidable, es que cuando me casé el 13 de julio del año 1963, yo vine a esta casa de Los Jardines y lo primero que traje fue un corazón de Jesús. Mi esposo y yo lo entronamos como parte de esa vida matrimonial. Cuando me casé esta era una urbanización gris, porque empezaba a urbanizarse, pero esta casa es un regalo de Dios, porque quedé frente al Politécnico, aquí venía a mis misas, aquí nacieron mis cinco hijos, y como testimonio de esa fidelidad matrimonial está ese corazón de Jesús.

6. Vida familiar
Cada hijo tiene su historia. Yo te digo que ser madre es un valor infinito, pero no puedo decirlo solo de Pedro, que es mi hijo mayor, cada hijo que llegó a mi vida fue un regalo de Dios. Hubo momentos difíciles en algunos partos, donde uno se entrega al Señor y tú vives como una aventura, la aventura del que se siente conducido, pero todos llegaron a mi vida con una gran alegría. Con el tiempo le puse a cada hijo un aditamento: Pedro, como el primero, fue mí estrella; Francisco mi roca, Alejandro mi perla, José Luis mi ángel y Elsa María mi rosa. Naturalmente, que eso tiene un significado: una estrella ilumina, una roca da fortaleza, la perla es espiritualidad… a veces yo digo que José Luis es el que está mejor, porque al ser un ángel está por encima de la materia, y ese espíritu puro tiene un mensaje, y Elsa María es mi rosa porque es mi única hembra. Se lo puse a medida que fui descubriendo su personalidad, más bien fue una intuición maternal, de halago, pero no dejaba de tener su sentencia y su interpretación. Para mí, un momento inolvidable es su nacimiento y después lo que ellos en mi vida inspiraron.

7. Imprevistos
La vida es un desafío. Una persona madura es aquella no solamente sabe codearse con los demás, sino que es capaz de tener una inteligencia para resolver problemas imprevistos, y la vida te trae muchos. En el año 2009 fui invitada a una conferencia mundial de educación a la UNESCO y me sentí muy halagada, un viaje muy bueno… pero cuando fui a Versalles con mi hijo José Luis, al ser una casa que no conocía me caí, y me rompí el brazo en dos partes y hubo que operarme, en un hospital extranjero; aunque estaban mis hijos y dominaba el idioma, no dejaba de ser una situación incómoda, eso como preámbulo. Mi hija Elsa María me había ofrecido unas vacaciones en Oleron, una isla turística de Francia, ya no quería ir porque tenía un brazo enyesado y ya había cumplido con la conferencia, pero consulté con los hijos y realicé el viaje; ahí es que se da la otra prueba, un momento de dolor muy fuerte es cuando estoy en Oleron, aún con el brazo enyesado, pero disfrutando de esa cultura francesa, me llaman que mi hijo Francisco había tenido una operación de diverticulitis muy mal. Ahí es cuando Dios prueba a una madre, entonces yo tenía mi fe en esa isla, y gracias a Dios todo se resolvió, pero fueron momentos muy difíciles. En esa línea, yo estando en Washington, Alejandro, mi hijo que es un neuroradiólogo muy prominente, estaba en su clínica esperando un aparato, y cuando estaba con los médicos y técnicos, le rodó, y prácticamente le mutiló las dos piernas, por un milagro no se la cortaron. Son momentos malos que se recuerdan, el dolor de ver dos accidentes lejos de sus hijos.

8. Fiesta a la Virgen
Las fiestas de la Virgen de Fátima, las celebro en Los Jardines desde hace alrededor de 30 años, por una inspiración divina, en la parroquia del politécnico. Cada vez que va pasando un año y que la parroquia lo asimila como algo nuestro, es muy significativo. Aquí se reúnen cada 13 de mayo algunas quinientas personas, que llevamos las flores a la gruta del monumento. La advocación del politécnico es Las Mercedes, pero esa iniciativa que puso Dios en mi fe tiene permanencia, y eso para mí es un valor inolvidable.

9. Fiestas de cumpleaños
Yo tengo una vida gozosa, siento que el Señor me ha bendecido, pero muchos de los momentos inolvidables son las fiestas de mis cumpleaños. Nosotros somos una familia que gozamos los cumpleaños, y el género epistolar lo hemos cultivado. Siempre, en cada cumpleaños Elsa María escribe una carta o yo una tarjeta. Son famosas las cartas de los quince años de mis hijos. Desde los cincuenta años, cada lustro hago una fiesta, y ahora acabo de celebrar mis 80 años. En este cumpleaños le doy muchas gracias a Dios por los momentos inolvidables. La fiesta se hizo en casa de Francisco, presidida por el obispo Emérito Rafael Fermín y muchos sacerdotes, ochenta mujeres se vistieron de blanco, con coronas de colores, se le dio un colorido de alegría, porque la alegría es la señal del deber cumplido.

10. “Velada a la vida”
La puesta en circulación de mi libro “Velada a la vida. Camino de bendiciones” es un momento inolvidable, porque ahí hay testimonios y vivencias que yo quería dejársela a la iglesia, a mi familia, y están ahí, es un momento inolvidable para mí. La presentación se hizo en el teatro de la PUCMM, fue una velada preciosa. Yo recité el poema que escribí a los 14 años, “La Luna”. Escribir un libro a los 80 años con fidelidad a la palabra, a la verdad, a la imaginación limpia, a una experiencia vivida, es un regalo de Dios. Y sobre ese libro, yo estaba con el papa Francisco en el año 2013, en una excursión con los obispos en su primera misa Latinoamericana, el 19 de mayo de ese año, y cuando meditábamos los misterios gloriosos yo fui tocada: debes escribir, porque ese misterio revela el hombre que camina, el hombre de la tierra y el hombre que mira, por eso en mi libro hay una frase muy buena: “Si no ponemos a caminar el mundo, matamos la historia”, es una frase que la dije en un momento y tiene un valor para mí existencial, porque el hombre indiferente no es persona. Yo acabo de cumplir 80 años, pero yo no he terminado, tengo un proyecto para la Virgen en la Casa de Cursillos, y estamos en las manos de Dios, lo importante es no llegar a la otra frontera con las manos vacías. Hay que ser responsables de cada momento de su vida, la gente ociosa no va a ninguna parte, el hombre que triunfa es el hombre que responde cada día a la cotidianidad, a la responsabilidad.

Jocoso video para celebrar 80 años

Durante la celebración de sus 80 años, en la casa de su hijo Francisco Domínguez Brito, el procurador General de la República, fue presentado un jocoso video titulado “Me siento como un cañón”, algo que ella nunca pensó que tendría tanta repercusión, como ha pasado a través de las redes sociales. “Como un mes antes, Francisco me dijo que invitara algunas amigas para hacer un video con jocosidad, Francisco trajo unos técnicos de la capital, jamás imaginamos que iba a tener esa repercusión. Las amigas trajeron algunas coplas; Amparín Pichardo, que es una declamadora, recogió algo de Juan Antonio Alix “Eso es paja pa’ la Garza”, Marilú Rodríguez trajo algo, Benilda trajo unas décimas, entonces yo dije: no voy a decir lo mismo, voy a crear algo, pero jamás nos imaginamos que el video iba a tener esa repercusión. Alguien lo subió a las redes y, naturalmente, ha tenido una enseñanza muy positiva, porque llegar a ochenta años, hacer un libro y ver la vida con alegría, es un regalo de Dios. Viéndolo en su sentido profundo, el video se ha aprovechado, porque envejecer con madurez y con alegría es un regalo de Dios, porque vamos amén de los años”.

Vida cultural
Tengo toda una vida dedicada a luchar por mantener la consistencia de los valores históricos de la educación”.

Compromiso
Hay que ser responsables de cada momento de su vida, la gente ociosa no va a ninguna parte, el hombre que triunfa es el hombre responsable”.

Cada hijo
Pedro, como el primero, fue mi estrella; Francisco mi roca, Alejandro mi perla, José Luis mi ángel y Elsa María mi rosa”.

Fortaleza
Obtuve mi título en el área de Letras, y esa fue una experiencia muy bonita, porque me sentí que fortalecí mi madurez espiritual”.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas