Como bien comentáramos en la pasada entrega, esencialmente en la parte final de nuestro escrito, la tradición católica llega a nuestra media isla producto del proceso de colonización y conquista, pues cabe destacar que la lucha contra el infiel fue lo que motorizó el deseo de la reina Isabel para difundir la fe cristiana. La pregunta es, qué tiene que ver todo esto con la obra de Geo Riplay, pues mucho, puesto que el arte se convirtió en el medio por excelencia para promover un nuevo ideal religioso entre los habitantes del Nuevo Continente.
Y, los aires que promueven las obras recreadas por el artista nos hacen viajar en el tiempo y hasta motivan los recuerdos de aquellas imágenes hoy objetos museables que se empezaron a ensayar sobre todo en el virreinato de Perú, donde el mestizaje pasaba a ser el eje en las composiciones y el medio por excelencia para hacer llegar el mensaje que se deseaba transmitir.
Aunque tiene sus matices, la religión inició en América como una gran empresa y así ya se había conservado previamente, pero esto en gran medida ha sido ignorado por el pueblo, más bien ha sido de conocimiento de prelados y políticos, además de aquellos bien formados e instruidos. De manera que como buenos hombres de Estado, quienes han desempeñado posiciones al frente de la iglesia sabían que era necesario alimentar al pueblo con supersticiones, así se desarrollan una suerte de mitos que encuentra concreción en la pintura. Pero independientemente del fin realista que promueven las obras de Geo Ripley, apegadas fundamentalmente a la promoción de las iconografías de la Iglesia católica, hay una energía superior que supera las propias proyecciones, pues en efecto, aunque reciba diferentes nombres según el credo o religión, lo cierto es que existe una fuerza sobrenatural en el cosmos que pasa a ser la esencia del universo.
Para la próxima entrega, es nuestro deseo concentrarnos en otros elementos en las piezas que sin duda hacen de Geo Riplay un maestro de las artes visuales. Continuará.