Aquello que te impide avanzar

Contrario a ésta, el motor que impulsa nuestra productividad, creatividad y felicidad es la motivación. Es la que nos permite mantener el rumbo. Sin ella perdemos energía, nos quedamos a mitad del camino. Para Alanna…

Contrario a ésta, el motor que impulsa nuestra productividad, creatividad y felicidad es la motivación. Es la que nos permite mantener el rumbo. Sin ella perdemos energía, nos quedamos a mitad del camino. Para Alanna Del Villar, PHD en Psicología Cognitiva y experta en este tipo de casos, la desmotivación es un estado interior complejo que se caracteriza por la aparición de pensamientos pesimistas y sensación de desánimo. A su entender, esto se origina como consecuencia de generalizar experiencias pasadas negativas, sean propias o ajenas, y percibirse incapaz de generar los resultados deseados.

“Se debe prestar suma atención cuando la desmotivación pasa a ser una tendencia recurrente, ya que en el peor de los casos puede afectar la salud, disminuir la productividad y limitar la capacidad de vinculación, por ende, afecta la confianza y fuerza de voluntad, la capacidad de tomar riesgos y el flujo de la creatividad”, aclara la especialista.

Sus causas

 La psicóloga clínica Alexandra Ortiz enlista siete aspectos que en tu vida podrían desencadenar la temida desmotivación. Toma nota y mantente alerta ante su aparición.

1. Cero desafíos. Son fundamentales para mantener viva la motivación. Nos lanzan a ir más allá y a no rendirnos a pesar de que el camino no sea el mejor. Te podrás dar cuenta de que todo no es tan divertido como creías. Por eso, intenta buscar maneras distintas de hacer aquello que consideras tedioso; esto puede marcar la diferencia.

2. El miedo. Cuando sales de tu zona de confort es normal que experimentes miedo. Puede resultar beneficioso ya que avanzarás con cautela pero por otro lado genera incertidumbre, y si es muy grande, aunque estés muy entusiasmada, el temor se encargará de desmotivarte. Por eso es importante detectar tus miedos, ponles nombre; esto les restará influencia. Idear una estrategia que te ayude a alcanzar la meta con pequeños pasos, que no generen demasiada ansiedad, te ayudará a no perder el control.

3. Falta de claridad. Por lo regular, cuando nos planteamos una meta no suele estar muy clara; el tiempo la va definiendo. Sin embargo, esto no basta. Establece los tan mencionados objetivos a corto y mediano plazo, y las acciones que te ayudarán a alcanzarlos. Si te vuelas este apartado, de seguro no sabrás cuál es el próximo paso, te sentirás confundido y fácilmente podrá aparecer nuestra enemiga, la

desmotivación. Cuando tienes un plan y sabes lo que debes hacer, no sólo te sentirás más entusiasmado, sino que lograrás avanzar más rápido y con mayor seguridad.

4. Metas erradas. La sociedad actual nos conduce en ocasiones por caminos erróneos; se encarga de que sigas reglas y te adaptes al medio aunque esto vaya contra tu esencia. Psicológicamente hablando esto se conoce como “motivos extrínsecos”, que pueden darte energía durante una parte del camino pero tarde o temprano, la desmotivación tocará tu puerta. De ahí la importancia de revisar tus objetivos y preguntarte si realmente te satisfacen, si no, deberías considerar un cambio de rumbo.

5. Dolor por la pérdida. Todo buen resultado depende de un gran sacrificio, de renunciar a algo. No siempre somos conscientes de ello hasta que constatamos la pérdida. Es entonces cuando surge la tristeza y nos preguntamos, ¿realmente vale la pena? Llegan las dudas y la falta de confianza. Pregúntate: ¿Estás dispuesta a perder para alcanzar esa meta? La respuesta te servirá para en caso de que lo necesites replantees tus objetivos. Tómate tu tiempo para procesar la pérdida y aliviar el sufrimiento que esta ha provocado.

6. Conflicto interno. Tus valores te definen como persona, te orientan en medio de los conflictos. El verte forzada a renunciar a alguno de ellos puede generar en ti contradicción, saliendo a relucir la desmotivación con miras a que desistas de tu intento y seas fiel a tus valores. Debes de estar consciente de cuáles son éstos y piensa en cómo te sentirías si consiguieras tu objetivo a costa de ellos. ¿Qué es más importante para ti?

7. Cansancio. Todo inicio viene cargado de mucho ímpetu, ese que nos brinda energía extra. Pero cuando llega la etapa en que la rutina hace acto de presencia o todo se hace cuesta arriba, el cansancio dice “hola”, manifestándose con la desmotivación como protagonista. Y si no estás muy segura, fácilmente “tiras la toalla”. ¿Lo recomendable? Descansar. Toma un respiro, no siempre es conveniente seguir a como dé lugar. De hecho, es recomendable que cambies de actividad durante un tiempo, el justo para reencontrar la pasión y ver la situación desde otro ángulo.

La solución.

Cuando pierdes la motivación, seguir no es lo ideal. En estos casos, un coach puede ser de gran ayuda al facilitar tu desarrollo potencial para alcanzar objetivos coherentes y cambios en profundidad. En palabras de Thomas J. Leonard, considerado el padre de esta disciplina, “un coach personal es tu socio en el logro de objetivos personales. Tu entrenador en herramientas comunicacionales y de vida, que te acompaña en la generación de cambios. Sostén incondicional de éxitos y errores. Guía en desarrollo personal. Co-diseñador en la creación de nuevos proyectos. Aliento en tiempos tormentosos. Es quien te despierta cuando estás dispuesto a escuchar tu propia alarma”.

Dentro de los beneficios de contar con un coach, según el portal coachingpersonal.com.es, están:

 * Conocerse mejor.

*Aprender a identificar el “saboteador interno” (esa voz que nos dice que no servimos para nada, que somos inútiles, o que nunca lo conseguiremos…).

* Disfrutar del presente.

* Aumentar la confianza.

* Fortalecer el autoestima.

* Gestionar mejor el tiempo.

* Establecer prioridades para alcanzar las metas.

* Escucharse.

* Conseguir un mayor equilibrio entre las distintas áreas de la vida (profesión, entorno físico, salud, familia, ocio, relaciones amorosas, dinero, desarrollo personal, amistades).

* Mejorar la comunicación y los vínculos con los demás.

* Aprovechar la vida.

“La influencia de otras personas; los  bajos niveles de energía física; la caída sistemática del autoestima; el no ver resultados; cambio de deseos, prioridades o necesidades, y estar en la labor equivocada, pueden desencadenar la desmotivación”.  Alanna del villar, phd en psicología cognitiva.

 

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