Cuaresma, tiempo para reflexionar

La Cuaresma es una palabra de origen latín (quadragésima) que significa “cuadragésimo día”, antes de la Pascua. Es tiempo de ayuno, penitencia, purificación e iluminación, reflexión y arrepentimiento. De conversión espiritual. Tiempo de…

La Cuaresma es una palabra de origen latín (quadragésima) que significa “cuadragésimo día”, antes de la Pascua. Es tiempo de ayuno, penitencia, purificación e iluminación, reflexión y arrepentimiento. De conversión espiritual. Tiempo de preparación al Misterio Pascual. La Cuaresma comienza el miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo.
El color litúrgico de las celebraciones eucarísticas de este tiempo es el morado, que significa luto y penitencia.

“En la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes, que debemos vivir como hijos de Dios. En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestras soberbias humanas, nos alejamos más de Dios”.

Así lo explica el padre Eulogio Castaño, director general del Colegio San Judas Tadeo de Santo Domingo y sacerdote de la parroquia del mismo nombre.

Ese recogimiento, ese tiempo de reflexión, esa preparación a la gran fiesta de la Pascua, ese tiempo de abstinencia y de sacrificio que décadas atrás se guardaba con solemnidad, se ha ido diluyendo en los tiempos actuales.

“A lo largo de los años muchas de estas tradiciones se han perdido, fruto del deterioro continuo de los valores religiosos. El ruido constante de los medios de comunicación ha marchitado la solemnidad de estos días y el verdadero sentido del ayuno, y la abstinencia ha caducado con ello. Las procesiones que se realizaban en las calles de muchos pueblos han quedado relegadas en el entorno de las iglesias”, abunda el religioso al abordarlo sobre el tema.

Asevera que este tiempo siempre se ha caracterizado por unir las familias en un entorno reflexivo, pero que el llamado que realiza el consumo a salir de vacaciones y evadir impide cualquier iniciativa en este sentido. Hace la observación de que antes en Cuaresma los medios de comunicación, radiales y televisivos, volcaban su programación a reflexionar proporcionando a sus seguidores música acorde al tiempo, así como películas alusivas a pasajes bíblicos.

Por ello, “la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos, todo esto que se opone a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la Gloria de la Resurrección”, subraya el padre Eulogio Castaño.

Tradiciones en la Iglesia

Nos recuerda que la duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia.

“En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto”, enfatiza.

En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, los ceros significan el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.
Con la imposición de las cenizas, se inicia una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para vivir el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús.

“Durante este tiempo se realiza el Vía- crucis, los viernes de Cuaresma, el cual es una devoción centrada en los Misterios Dolorosos de Cristo, que se meditan y contemplan caminando y deteniéndose en las estaciones que, del Pretorio al Calvario, representan los episodios más notables de la Pasión”, explica el padre.

Semana Santa

Con el Domingo de Ramos comienza la Semana Santa, que comprende la profecía del triunfo pascual de Cristo y el anuncio de su Pasión.

Exhorta el padre Eulogio a que la entrada del Señor Jesús en Jerusalén se debe conmemorar con una procesión, en la cual los cristianos celebran dicho acontecimiento, imitando tanto las aclamaciones como los gestos que hicieron los niños hebreos cuando salieron al encuentro del Señor. Los primeros días de la semana muchas parroquias celebran diferentes retiros para acompañar a los fieles en el proceso de reflexión que envuelve este tiempo especial.

“En República Dominicana las actividades se centran en el Triduo Pascual, desde la celebración de la Santa Cena (Jueves Santo), la Adoración al Santísimo Sacramento, el sermón de las siete palabras y los Viacrucis, finalizando con la fiesta de Resurrección, en la Vigilia Pascual del Sábado Santo”, continúa su explicación.

“El Jueves Santo, en cada iglesia la Misa es única. El Sagrario aparece abierto y vacío. La comunión de este día se hace del pan consagrado en la misma Eucaristía. Se han de consagrar en esta Misa las hostias necesarias para la comunión de los fieles y para que el clero y los fieles puedan comulgar el día siguiente, Viernes Santo, en la celebración de los oficios de la Pasión del Señor”, asevera.

Se realiza “El lavatorio de los pies”, siguiendo la tradición, a doce hombres previamente designados y representativos de la comunidad. Significa el servicio y el amor del Señor Jesús que ha venido “no para ser servido, sino para servir” (Mt 20,28).

“El Viernes Santo es día de penitencia obligatorio para toda la Iglesia y, por tanto, hay que guardar en este día la abstinencia y el ayuno, y según la oportunidad también el Sábado Santo hasta la Vigilia pascual. El ayuno de estos dos días es además de penitencial, celebrativo, ritual, y contemplativo del misterio de la Cruz”, indica.

Recuerda el padre Eulogio que en muchos de nuestros hogares se tenía como tradición la ausencia total de música o ruidos que distrajeran la solemnidad del día. Esta intención se prolongaba hasta el atardecer del Sábado Santo, que culminaba con la celebración de la Vigilia Pascual.

Importante
El Viernes Santo es día de penitencia obligatorio para toda la Iglesia y, por tanto, hay que guardar en este día la abstinencia y el ayuno; y según la oportunidad, también el Sábado Santo, hasta la Vigilia Pascual.

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