Déficit de aprovechamiento de nuestros vientos

La empresa EGE Haina, inauguró el pasado 9 de marzo, el Parque Eólico Larimar (50 MW), localizado en Enriquillo, Barahona.

La empresa EGE Haina, inauguró el pasado 9 de marzo, el Parque Eólico Larimar (50 MW), localizado en Enriquillo, Barahona. Es el tercer parque eólico de esta exitosa alianza público-privada, el cual viene a sumarse a los parques Los Cocos I (25.2 MW) y Los Cocos II (52 MW) que dicha empresa inauguró en el 2011 y el 2012, el primero en Juancho, Pedernales y el segundo en Enriquillo, Barahona. Junto a Los Cocos I, se encuentra el Parque Eólico Quilvio Cabrera (8.25 MW) del Consorcio Energético Punta Cana – Macao (CEPM).

Muchos podríamos sentirnos orgullosos por la incursión de República Dominicana en la generación eólica. Y así debe ser. Sin embargo, cuando echamos un vistazo al avance que se ha producido en los últimos 15 años en la generación de electricidad utilizando el recurso renovable del viento y el aceleramiento a partir del 2008 de la inversión en aerogeneradores en el mundo, en vez de festejar, deberíamos evaluar el porqué un país con la abundante dotación de vientos que posee el nuestro, exhibe un rezago considerable en la capacidad instalada de energía eólica.

Mientras en el período 2000-2007, la capacidad instalada de aerogeneradores creció en promedio en 10,932 MW por año, en el 2008-2015 el crecimiento promedio fue de 42,313 MW por año, cuatro veces más. China, Estados Unidos y Alemania, en conjunto, tenían al final del 2015 el 62% de la capacidad instalada mundial de aerogeneradores. En el ranking de los “Top 10” del mundo, Brasil -con un 2%-, es el único país latinoamericano presente.

En la América Latina, al final del 2015, Brasil ocupaba la primera posición con 8, 715 MW, seguido por Chile con 933 MW y Uruguay 833 MW. En cuarto lugar aparecía Argentina con 279 MW, seguida de cerca por Panamá con 270, Costa Rica 268, Nicaragua 186, Honduras 176, Perú 148, Puerto Rico y Venezuela con 126, y República Dominicana con 85 (135 a partir de marzo del 2016). Más rezagados están Jamaica con 79, Guatemala 50, Curazao 30, Ecuador 25 y Colombia 20.

Resalta la gran ventaja que Panamá, Costa Rica, Nicaragua y Honduras nos llevan en capacidad instalada de aerogeneradores. En el 2014, el 20.8% de la generación eléctrica en Nicaragua fue producida por aerogeneradores, acercándose al 22% de Uruguay, el líder de la región en participación de la eólica en la energía total generada. En Costa Rica y Honduras, la eólica fue responsable del 7.3% y 5.1%, respectivamente, de la generación total. El pasado 7 de febrero, la generación eólica en Panamá fue responsable del 25.3% de toda la energía eléctrica del país, lo que ha permitido a Panamá compensar la baja en la generación hidráulica provocada por la sequía derivada del fenómeno de El Niño.

Cuando se observan estos indicadores y lo contrastamos con el 1.8% de la generación total que los aerogeneradores produjeron en República Dominicana en el 2015, está claro que en la carrera de la generación con recursos renovables nos estamos quedando rezagados, muy rezagados.

Estamos conscientes que las inversiones requeridas para instalar aerogeneradores son importantes. La Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA) estimó que un MW de capacidad nominal de energía eólica costaba entre US$2.53 y US$2.21 millones en sus cálculos para el 2010 y 2012, respectivamente. Por eso vemos que EGE Haina y CEPM, han invertido aproximadamente US$340 millones para instalar los 135 MW existentes en sus parques eólicos, arrojando una inversión de US$2.52 millones por MW. Son inversiones más caras por MW que las requeridas para instalar plantas de gas natural licuado y fuel oil, cuyo costo por MW ronda el millón de dólares. Pero son más bajas que las requeridas por MW de carbón pulverizado, estimadas por la EIA, para el 2012, en US$3.25 millones por MW.

El costo por MW no parece ser la barrera para acelerar el ritmo de instalación de parques eólicos en República Dominicana. Países como Nicaragua y Honduras, con un PIB per-cápita en US$ internacionales de paridad de poder adquisitivo equivalente a la tercera parte del nuestro, tienen más capacidad instalada de energía eólica que nosotros. Costa Rica, con un PIB per-cápita prácticamente similar al nuestro, tiene el doble de la nuestra.

El problema reside en el hecho de que no es posible obtener financiamiento para parques eólicos si no se cuenta con Acuerdos de Compra de Energía (PPA) con las empresas distribuidoras. La generación eólica, al igual que la energía solar y la hidráulica, no es una tecnología “despachable” pues su operación está atada a la disponibilidad de un recurso intermitente. Por tanto, estas tecnologías de generación no pueden estar sujetas a las fluctuaciones de la demanda de electricidad que recoge el mercado spot. Para su viabilidad financiera requieren de los PPAs que conforman el mercado de contratos.

Dado que en el país las EDES están permanentemente en déficit, la prioridad ha sido abaratar el costo de generación, sin importar el impacto que la tecnología de generación utilizada tenga sobre el medio ambiente y el calentamiento global. Para las EDES es más rentable comprar energía a 9 centavos de dólar ofertada por una planta que utilice FO#6 o carbón pulverizado que comprarla a 12 a un parque eólico. Como en el país no cargamos al precio de venta de los generadores un costo por la cantidad de CO2 que emitan las generadoras, es obvio que la sociedad está otorgando un “subsidio” a los generadores que contaminan. Mientras más contaminan, mayor el subsidio.

¿Tiene esto sentido? Me parece que no. ¿Qué podría hacerse? Reconociendo las externalidades negativas que provocan las generadoras que queman combustibles fósiles, convendría eliminar todas las exenciones de impuestos sobre los combustibles destinados a la generación de electricidad. Al igual que sucede con los combustibles que se utilizan para el transporte, un servicio tan esencial como la electricidad, se cobrarían impuestos selectivos a las importaciones de fuel oil, GNL y carbón pulverizado. Los generadores pagarían esos impuestos de la misma manera que los pagan las empresas distribuidoras de combustibles para transporte. Los generadores, a su vez, trasladarían los impuestos pagados a la factura de venta de electricidad a las EDES, y estas a su vez, a la factura que envían mensualmente a sus clientes. Dado que las EDES cobran el 66.4% de la energía comprada a los generadores, el déficit de las EDES aumentaría. Pero dado que el Gobierno cobró en las aduanas los impuestos selectivos sobre los combustibles fósiles importados, tendría dinero para hacer frente al mayor déficit de las EDES y le sobraría bastante para reducir el déficit fiscal.

Al acercarse los costos de generación con combustibles fósiles a los de los aerogeneradores, las EDES se sentirían más motivadas a firmar PPAs con parques eólicos. Pero además, nuestros hijos y nietos nos lo agradecerán. La NASA reportó que la temperatura promedio en el mundo durante el pasado mes de febrero, ha sido la más alta en ese mes de los últimos 100 años, rompiendo todos los récords anteriores por un margen alarmante. ¿La razón? Cada año rompemos el récord anterior de combustibles fósiles quemados y por tanto, de emisiones de CO2.

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