Cosmogonías y teogonías: Egipto (2)

Son muchas las versiones que existen sobre el mito de Isis y Osiris. Algunas fuentes niegan que Osiris muriera “por completo”, pero casi siempre se alude a su asesinato por parte de Seth y el desmenbramiento de su cuerpo, la posterior reconstrucción&

Son muchas las versiones que existen sobre el mito de Isis y Osiris. Algunas fuentes niegan que Osiris muriera “por completo”, pero casi siempre se alude a su asesinato por parte de Seth y el desmenbramiento de su cuerpo, la posterior reconstrucción del mismo por parte de Isis y la derrota de Seth a manos de Horus. Sin embargo el desmembramiento a veces ocurre poco después de su muerte y otras después que Isis recupera el cuerpo.

“Plutarco sostiene que Seth robó y desmembró el cuerpo de Osiris solo después de que Isis lo recuperó. Entonces, Isis encontró y enterró cada pieza del cuerpo de su esposo, con la excepción del pene, que debió reconstruir con magia, debido a que el original fue comido por los peces en el río. Según Plutarco, esta es la razón por la que los egipcios tienen un tabú contra comer ciertos pescados; sin embargo, en los registros egipcios, el pene de Osiris es hallado intacto”…
En cuanto al nacimiento de Horus, también hay grandes diferencias. Para Plutarco, el Horus o la forma de Horus “que venga la muerte de su padre ha sido concebida y nacida antes de la muerte de Osiris”, pero muchas fuentes egipcias dicen “que nació de la unión póstuma de Osiris con Isis”.

El relato de Francisco López basado en el tratado de Plutarco de Queronea sobre Isis y Osiris, es una entre muchas versiones, una entre muchas formas de recrear un mito que entre los griegos, y a través de los griegos, ha tenido una enorme importancia en la cultura occidental.

He aquí la segunda parte:

“Cuando había acabado su función Osiris partió a proclamar sus enseñanzas en otras tierras, dejando a cargo de Egipto a Isis quien gobernó sabiamente en ausencia de su marido. Pero Seth odiaba a su hermano, su poder y su popularidad, por lo que mientras Osiris se encontraba en otras naciones confabuló un plan junto con otros setenta y dos conspiradores y la reina de Kush (Etiopía), Aso. En secreto obtuvo las medidas exactas del cuerpo de Osiris y fabricó un cofre de maderas nobles, ricamente adornado, como un rey se merecía y en el que encajaba perfectamente el cuerpo de su hermano. Tras el regreso de Osiris, Seth decidió dar un gran banquete en honor a su hermano, e Isis, enterada de la posible conspiración advirtió a Osiris, quien no vio nada malo en acudir al banquete. La fiesta, a la que habían asistido los setenta y dos conspiradores, fue grande; las mejores comidas y bebidas y los mejores bailes de todo el reino. La fiesta y los acontecimientos que se relatan a continuación se produjeron durante el día 17 del mes Athyr del año 28 del reinado de Osiris.

“En un momento de la fiesta, cuando ya los corazones de los invitados estaban jubilosos, Seth enseñando el cofre dijo, con voz dulce: ‘Daré este cofre a aquel cuyo cuerpo encaje perfectamente en él’. Los invitados fueron probando uno a uno si su cuerpo encajaba dentro del cofre, pero ninguno lo obtuvo porque para unos era largo o corto y para otros demasiado ancho o estrecho. Osiris, maravillado por la grandeza del oro y maderas y por las pinturas que lo adornaban, acercándose a él dijo: ‘Permitidme probar a mí’. Osiris lo probó y viendo que encajaba afirmó: “Encajo y será mío para siempre”, a lo que Seth respondió ‘Tuyo es, hermano y de hecho lo será para siempre’ y cerró la tapa bruscamente, clavándolo luego con ayuda de los invitados y sellándolo con plomo fundido. El cofre fue transportado hasta el Nilo donde lo arrojaron. Hapi, el dios del Nilo, lo arrastró hasta la costa fenicia, junto a la ciudad de Byblos, donde las olas lo lanzaron contra un arbusto de tamarisco, en el que quedó incrustado. El arbusto creció y se convirtió en un grandioso árbol con el cofre incrustado en su tronco. Pronto se corrió la voz de la grandeza del arbusto por las tierras del reino y el rey Malcandro, avisado de la extraordinaria apariencia del árbol, se acercó al lugar, ordenando fuese talado, para, con él construir un pilar que en adelante sujetara el techo de su palacio.

Isis, enterada de la traición de Seth, se propuso encontrar el cadáver de su marido para darle la justa sepultura, digna de un dios, y partió en su busca junto a su hijo Horus, también llamado Horus el Niño o Harpócrates, encontrando refugio en la isla de Buto en la que vivía Uadyet, a quien los hombres llamaban también Buto o Latona, y le confió a Horus, temiendo que el odio de Seth acabase con la vida de su hijo de la misma forma que había acabado con la de su marido.

“Isis deambuló por toda la tierra en busca del cuerpo de Osiris, preguntando a todos los que veía, pero no había hombre ni mujer que conociese el paradero del cofre, y la magia que Isis poseía no tenía efectos en tales circunstancias. Hasta que encontró a unos niños que jugaban en la ribera del río, quienes la informaron de la rama del Nilo por la que había llegado el cofre al mar. Además Isis descubrió meliloto en la corona que Osiris había dejado cerca de Neftis, signo inequívoco del comercio que éste había mantenido con su hermana Neftis, a quien confundió con la misma Isis. De esta unión nació Anubis a quien Neftis había escondido al dar a luz por miedo a la posible venganza de Seth. Isis, guiada por perros, le encontró, le cuidó y alimentó y desde entonces Anubis se hizo su guardián y acompañante.

“Después Isis, solicitando siempre la ayuda de los niños, averiguó que el cofre había llegado hasta la localidad de Byblos, noticia que le había sido transmitida por un viento divino. Llegó a esta ciudad y se sentó en la orilla del mar. Las doncellas de la reina Astarté, esposa de Malcandro, bajaban cada día al río a bañarse e Isis, a la salida del baño, les enseñó cómo peinarse, trenzando sus cabellos, y las perfumó con las fragancias que emanaban de su cuerpo. Cuando las doncellas regresaron a palacio su señora quedó maravillada por sus nuevos peinados, hasta entonces desconocidos, y por las fragancias con las que habían sido ungidas. Las doncellas le relataron su encuentro con una mujer que se encontraba en la orilla, una mujer solitaria y triste que las había peinado y perfumado con sus fragancias. La reina mandó a buscarla y le propuso a Isis que sirviese en palacio cuidando de su pequeño hijo, que se encontraba débil y enfermo, al borde de la muerte. Isis aceptó diciendo ‘puedo hacer que este niño sea grande y poderoso, pero lo haré con medios propios y nadie debe interferir en mi obra’. Poco a poco el niño fue creciendo aunque Isis no hizo más que darle a chupar su dedo, en lugar del seno”.

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