La fe en el catecismo de la Iglesia católica (III)

IntroducciónEsta es nuestra tercera entrega sobre el tema de la “Fe en el catecismo de la Iglesia católica”. Como les dije entonces, este tema atraviesa dicho texto. Allí podemos encontrar referencias a cualquier…

Introducción

Esta es nuestra tercera entrega sobre el tema de la “Fe en el catecismo de la Iglesia católica”. Como les dije entonces, este tema atraviesa dicho texto. Allí podemos encontrar referencias a cualquier punto sobre la fe.

Aquí recogemos afirmaciones claves, en las que aparece de manera explícita la palabra “fe”. Ellas nos muestran la riqueza del catecismo y, al mismo tiempo, nos son útiles o bien para reflexionar personalmente o bien para ofrecer reflexiones a otros a partir de ellas.

En mi primera entrega di 30 afirmaciones. En la segunda 25. He aquí 15 más, bajo cinco acápites o subtemas:

56. La fe fuera de la Iglesia:

“Muchos elementos de santificación y de verdad” (LG 8) existen fuera de los límites visibles de la Iglesia católica: “la palabra de Dios escrita, la vida de la gracia, la fe, la esperanza y la caridad y otros dones interiores del Espíritu Santo y los elementos visibles” (UR 3; cf LG 15). El Espíritu de Cristo se sirve de estas iglesias y comunidades eclesiales como medios de salvación cuya fuerza viene de la plenitud de gracia y de verdad que Cristo ha confiado a la Iglesia católica. Todos estos bienes provienen de Cristo y conducen a Él (cf UR 3) y de por sí impelen a “la unidad católica” (LG 8). (#819).

La Iglesia tiene fe de que de un día se dará la unidad de todos los cristianos y que “el deseo de volver a la unidad de todos los cristianos es un don de Cristo y un llamamiento del Espíritu Santo”. (#820).

57. Católica significa “universal”, por razones de la “totalidad” de sus miembros y por “la integridad” de su fe, que permanece la misma en todas partes. Se entiende por diócesis “una comunidad de fieles cristianos en comunión en la fe y en los sacramentos con su obispo ordenado en la sucesión apostólica (cf CD 11; CIC can. 368-369; CCEO, cán. 117, § 1. 178. 311, § 1. 312). Estas iglesias particulares están “formadas a imagen de la Iglesia Universal. En ellas y a partir de ellas existe la Iglesia católica, una y única” (LG 23). (#853).

58. Quién pertenece a la Iglesia católica:

“Todos los hombres, por tanto, están invitados a esta unidad católica del Pueblo de Dios […] A esta unidad pertenecen de diversas maneras o a ella están destinados los católicos, los demás cristianos e incluso todos los hombres en general llamados a la salvación”. (#836).

“Están plenamente incorporados a la sociedad que es la Iglesia aquellos que, teniendo el Espíritu de Cristo, aceptan íntegramente su constitución y todos los medios de salvación establecidos en ella y están unidos, dentro de su estructura visible, a Cristo, que la rige por medio del Sumo Pontífice y de los obispos, mediante los lazos de la profesión de la fe, de los sacramentos, del gobierno eclesiástico y de la comunión. No se salva, en cambio, el que no permanece en el amor, aunque esté incorporado a la Iglesia, pero está en el seno de la Iglesia con el “cuerpo”, pero no con el “corazón”» (LG 14). (#837).

“La Iglesia se siente unida por muchas razones con todos los que se honran con el nombre de cristianos a causa del bautismo, aunque no profesan la fe en su integridad o no conserven la unidad de la comunión bajo el sucesor de Pedro” (LG 15). “Los que creen en Cristo y han recibido ritualmente el bautismo están en una cierta comunión, aunque no perfecta, con la Iglesia católica” (UR 3). Con las Iglesias ortodoxas, esta comunión es tan profunda “que le falta muy poco para que alcance la plenitud que haría posible una celebración común de la Eucaristía del Señor” (Pablo VI, Homilía del 14 de diciembre de 1975 en la Capilla Sixtina; cf UR 13-18). (#838).

59. La Iglesia y los no cristianos:

“Los que todavía no han recibido el Evangelio también están ordenados al Pueblo de Dios de diversas maneras” (LG 16). (#839).

La relación de la Iglesia con el pueblo judío. La Iglesia, Pueblo de Dios en la Nueva Alianza, al escrutar su propio misterio, descubre su vinculación con el pueblo judío (cf. NA 4) “a quien Dios ha hablado primero” (Misal Romano, Viernes Santo: Oración universal VI). A diferencia de otras religiones no cristianas la fe judía ya es una respuesta a la revelación de Dios en la Antigua Alianza. Pertenece al pueblo judío “la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas y los patriarcas; de todo lo cual […] procede Cristo según la carne” (cf Rm 9, 4-5), “porque los dones y la vocación de Dios son irrevocables” (Rm 11, 29). (#839).

Las relaciones de la Iglesia con los musulmanes. “El designio de salvación comprende también a los que reconocen al Creador. Entre ellos están, ante todo, los musulmanes, que profesan tener la fe de Abraham y adoran con nosotros al Dios único y misericordioso que juzgará a los hombres al fin del mundo” (LG 16; cf. NA 3)”. (#841).

“El vínculo de la Iglesia con las religiones no cristianas es, en primer lugar, el del origen y el del fin comunes del género humano” (#842).

“La Iglesia reconoce en las otras religiones la búsqueda, “entre sombras e imágenes”, del Dios desconocido pero próximo ya que es Él quien da a todos vida, el aliento y todas las cosas y quiere que todos los hombres se salven. Así, la Iglesia aprecia todo lo bueno y verdadero, que puede encontrarse en las diversas religiones, “como una preparación al Evangelio y como un don de aquel que ilumina a todos los hombres, para que al fin tengan la vida (LG 16; cf NA 2; EN 53)”. (#843).

e) “Los que sin culpa suya no conocen el Evangelio de Cristo y su Iglesia, pero buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su vida, con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través de lo que les dice su conciencia, pueden conseguir la salvación eterna (LG 16; cf DS 3866-3872)”. (#847).

60. La infalibilidad de la fe:

“Para mantener a la Iglesia en la pureza de la fe transmitida por los apóstoles, Cristo, que es la Verdad, quiso conferir a su Iglesia una participación en su propia infalibilidad. Por medio del “sentido sobrenatural de la fe”, el Pueblo de Dios “se une indefectiblemente a la fe”, bajo la guía del Magisterio vivo de la Iglesia (cf. LG 12; DV 10). (#889).

“La misión del Magisterio está ligada al carácter definitivo de la Alianza instaurada por Dios en Cristo con su Pueblo; debe protegerlo de las desviaciones y de los fallos, y garantizarle la posibilidad objetiva de profesar sin error la fe auténtica. El oficio pastoral del Magisterio está dirigido, así, a velar para que el Pueblo de Dios permanezca en la verdad que libera. Para cumplir este servicio, Cristo ha dotado a los pastores con el carisma de infalibilidad en materia de fe y de costumbres. El ejercicio de este carisma puede revestir varias modalidades” (#890).

“El Romano Pontífice, cabeza del colegio episcopal, goza de esta infalibilidad en virtud de su ministerio cuando, como Pastor y Maestro supremo de todos los fieles que confirma en la fe a sus hermanos, proclama por un acto definitivo la doctrina en cuestiones de fe y moral […] La infalibilidad prometida a la Iglesia reside también en el cuerpo episcopal cuando ejerce el magisterio supremo con el sucesor de Pedro”, sobre todo en un Concilio Ecuménico (LG 25; cf. Vaticano I: DS 3074). Cuando la Iglesia propone por medio de su Magisterio supremo que algo se debe aceptar “como revelado por Dios para ser creído” (DV 10) y como enseñanza de Cristo, “hay que aceptar sus definiciones con la obediencia de la fe” (LG 25). Esta infalibilidad abarca todo el depósito de la Revelación divina (cf. LG 25). (#891).

“La asistencia divina es también concedida a los sucesores de los apóstoles, cuando enseñan en comunión con el sucesor de Pedro (y, de una manera particular, al obispo de Roma, Pastor de toda la Iglesia), aunque, sin llegar a una definición infalible y sin pronunciarse de una “manera definitiva”, proponen, en el ejercicio del magisterio ordinario, una enseñanza que conduce a una mejor inteligencia de la Revelación en materia de fe y de costumbres. A esta enseñanza ordinaria, los fieles deben “adherirse con espíritu de obediencia religiosa” (LG 25) que, aunque distinto del asentimiento de la fe, es una prolongación de él”. (#892).

Conclusión

CERTIFICO que estas otras 15 afirmaciones del Catecismo de la Iglesia católica sobre la fe, recogidas en el presente trabajo, son todas citas textuales del mismo.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros, a los veintitrés (23) días del mes mayo del año del Señor dos mil dieciséis (2016).

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