Fondos de Pensiones y Fondos de Inversión

Nuestro sistema de pensiones basado en la capitalización individual cumplirá 13 años dentro de tres meses. Un sistema que en septiembre del 2003 arrancó con 545 mil cotizantes, cerrará este año con un millón 600 mil. A abril del 2016, los fondos&#8

Nuestro sistema de pensiones basado en la capitalización individual cumplirá 13 años dentro de tres meses. Un sistema que en septiembre del 2003 arrancó con 545 mil cotizantes, cerrará este año con un millón 600 mil. A abril del 2016, los fondos de pensiones administrados por las AFPs alcanzaron US$8,497 millones, proyectándose que a final del 2016 cerrarán en US$9,200 millones, equivalente a 13% del PIB.

Los fondos de pensiones administrados por las AFPs han aumentado a través del tiempo debido a la acumulación de cotizaciones, al aumento en el número de cotizantes, a los ajustes periódicos en los salarios mínimos y el ajuste que estos producen en el resto de los salarios, y al rendimiento que se obtiene cuando las AFPs invierten los fondos de pensiones de los trabajadores. Los rendimientos nominales anualizados de los fondos de pensiones han oscilado entre 25.54% y 8.41%. El descenso en las tasas de interés que se ha producido en el país en los últimos tres años ha llevado el rendimiento nominal anualizado a moverse entre 15% y 10%. Cuando se contrasta con la baja inflación que ha exhibido el país en los últimos años el rendimiento real ha sido significativo.

En el debate permanente que existe en el país sobre el sistema de pensiones basado en la capitalización individual se ha indicado que la República Dominicana, a diferencia de otros países de la región, no ha aprovechado el potencial que tienen los fondos de pensiones para mejorar la competitividad y la productividad de la economía en general. Si una parte de estos fondos pudiese ser invertida en sectores fundamentales para mejorar la competitividad del país, generando buenos rendimientos a los dueños de dichos fondos –los trabajadores-, su contribución al desarrollo económico y social sería mucho más importante.

Cuando se analiza la cartera de inversiones de los fondos de pensiones del sistema de capitalización individual en el país, está claro que todavía nos queda un largo trecho por recorrer para lograr que los fondos de pensiones ejerzan todo su potencial contributivo al desarrollo de nuestra nación. A marzo del 2016, el 100% de los fondos de pensiones estaba invertido en títulos de renta fija. Casi la mitad de los fondos de pensiones (46.07%) estaba invertido en instrumentos de deuda emitidos por el Banco Central de la República Dominicana, lo cual contrasta con el 5.65% y 0.07% de los fondos de pensiones administrados por las AFPs de Chile y Perú que se encuentran invertidos en instrumentos de deuda del Banco Central de Chile y el Banco Central de Reserva de Perú, respectivamente.

Un 22.54% de los fondos de pensiones estaban invertidos en títulos de deuda del Ministerio de Hacienda de la República Dominicana, por encima del 17.01% en Chile y el 18.82% en Perú, respectivamente, que están invertidos en títulos o bonos del Tesoro. Nuestras AFPs tenían el 28.47% de los fondos de pensiones de los trabajadores dominicanos invertidos en depósitos a plazo en y bonos de instituciones financieras (bancos múltiples y asociaciones de ahorro y préstamo, principalmente), contra 17.71% en Chile y 16.09% en Perú. En bonos de empresas (incluyendo bonos de sociedades titulizadoras) y efectos de comercio, nuestras AFPs apenas tenían invertido el 2.54% de los fondos de pensiones, contra 6.53% y 15.24% en Chile y Perú, respectivamente.

¿En acciones y fondos de inversión? Ni un solo peso invertido tenían nuestras AFPs en esos instrumentos y vehículos de renta variable. En Chile y Perú, sin embargo, las AFPs tienen 37.01% y 50.51% de los fondos de pensiones invertidos en acciones y fondos de inversión, tanto local como internacionalmente. ¿Porqué? Porque en esos países lo que se procura es generar el mayor rendimiento posible para los ahorros que los trabajadores mantienen en sus fondos de pensiones, a fin de que cuando alcancen la edad de retiro, puedan recibir una pensión que les permita cubrir sus necesidades. En un país como el nuestro, con finanzas públicas relativamente frágiles, se requeriría de un esfuerzo fiscal muy serio antes de ampliar la cartera de inversión de las AFPs para que incluyan instrumentos de renta fija y variable del exterior.

Pero en lo que eso sucede, tenemos que hacer todo lo que sea posible para que nuestras AFPs comiencen a invertir en acciones de empresas o en fondos de inversión locales que servirían de vehículos para que un millón y medio de trabajadores dominicanos puedan ser accionistas de empresas en sectores fundamentales de nuestra economía. En julio del 2013, en esta misma columna, planteé que el sector eléctrico y los trabajadores dominicanos podían beneficiarse mutuamente si las AFPs invertían en empresas y proyectos rentables en dicho sector.

No podemos seguir con el modelo de que el ahorro de los trabajadores dominicanos sea la principal fuente de financiamiento interno del déficit del sector público consolidado. Reduzcamos rápidamente ese déficit para que el ahorro de los trabajadores, en vez de posibilitar una estabilidad artificial, cree las condiciones para un crecimiento económico real que beneficie simultáneamente a los trabajadores dominicanos y a la nación.

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