El próximo lunes 13, Santo Domingo será sede de la Asamblea General anual de la OEA, en uno de sus momentos más convulsos de los últimos años, con Venezuela en crisis y la CIDH al borde del abismo.Cuando hace un año el país se ofreció a ser sede de la Asamblea en 2016 la Organización de Estados Americanos (OEA) estaba en un momento muy diferente: empezaba la etapa de un nuevo secretario general, Luis Almagro, con promesas de renovación para ganar relevancia frente a otras alianzas regionales en ascenso, como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Doce meses después, la OEA no ha cambiado apenas, como pudo comprobarse en la larga y farragosa sesión del pasado miércoles, pero sí lo ha hecho su Secretaría General. Almagro ha demostrado ser un líder atípico dispuesto a posicionarse con contundencia sobre los asuntos más divisores del continente, como la crisis de Venezuela o el proceso de destitución de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff. El empuje de Almagro ha puesto en una situación incómoda a los Estados miembros, acostumbrados a la cautela diplomática y al perfil bajo en los que la organización ha estado instalada durante años.
Las últimas Asambleas Generales, salvo la que en 2009 anuló la expulsión de Cuba, han sido el paradigma de una OEA de formalidades y declaraciones que salvo contadas excepciones no han pasado del papel. Sin embargo, todo apunta a que la Asamblea, a celebrarse entre el 13 y 15 de junio próximo en los salones de la Cancillería dominicana, estará lejos de ser una balsa de aceite: llega en pleno debate sobre la aplicación de la Carta Democrática a Venezuela, lo que podría llevar a su suspensión del ente. “Se quiera o no, el tema (de Venezuela) formará parte de la agenda de la Asamblea, por lo menos de la informal (…). No se puede descontextualizar tanto la Asamblea respecto a los temas más urgentes, esa realidad va a estar, se haga el Consejo antes o después”, dijo Almagro.
El jefe de la OEA, con su invocación del artículo 20 de la Carta, pidió el martes una sesión extraordinaria del Consejo Permanente entre los días 10 y 20 de junio para votar si se prosigue con el proceso gradual de la Carta, que puede llevar a gestiones diplomáticas, a la convocatoria urgente de una reunión de cancilleres y, en último lugar, a la suspensión de Venezuela del ente. Almagro quiere que esa sesión se convoque “cuanto antes mejor”, es decir, antes de la Asamblea General anual, cuyo tema oficial es el fortalecimiento institucional.
Fuentes diplomáticas de varias misiones ante la OEA comentaron que el sentir mayoritario es que el Consejo de la Carta Democrática se celebre después de la reunión de Asamblea, para que esta no quede marcada solo por Venezuela y para que los cancilleres puedan abordar el tema en las sesiones privadas del encuentro. Por el momento ni la crisis de Venezuela ni la de la CIDH están incluidas en la agenda de la Asamblea.
La Iglesia rechaza reunión en el país
La Iglesia católica dominicana tiene planificadas varias manifestaciones pacíficas en contra de la celebración de la 46 Asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA). La convocatoria fue realizada durante una eucaristía del Jubileo de la Misericordia, realizada en la Catedral Primada de América el sábado pasado. Para la Iglesia, la OEA se ha dejado influenciar en los últimos años de algunos sectores que la han convertido en una plataforma de promoción al aborto y de apoyar leyes que amenazan el patrimonio del país, la familia y la libertad religiosa.
