Problemáticas del arte dominicano III

Tal como hemos venido expresando a lo largo de las últimas entregas, es momento de que se presente un cambio en el contexto artístico nacional. Las autoridades culturales tienen que procurar establecer un plan estratégico con el fin de incentivar&#8230

Tal como hemos venido expresando a lo largo de las últimas entregas, es momento de que se presente un cambio en el contexto artístico nacional. Las autoridades culturales tienen que procurar establecer un plan estratégico con el fin de incentivar a los artistas, pero también de que podamos contar con un espacio a través del cual se pueda conservar un cuerpo de obras expuestas al público con el fin de crear conciencia sobre el patrimonio artístico nacional.

Instituciones como el Museo de Arte Moderno (MAM) deben ser dotadas de fondos para la adquisición de obras, pero también para organizar actividades que permitan la difusión de la colección. Aunque hay que tener claro que es imprescindible un nuevo espacio para las obras, que bien pudiera ser el Palacio Nacional de Bellas Artes.

Pero además, hace falta que en el plan de educación se inserte la asignatura de historia del arte universal y, por qué no, de arte dominicano y caribeño. Esto permitiría que desde muy temprana edad los niños puedan apreciar la importancia del arte, pero también de valorar en su justa medida que visitar un museo o galería no se trata de una actividad destinada únicamente a un sector privilegiado de la población, sino que todos podemos disfrutar de las manifestaciones artísticas, elevando así nuestra sensibilidad.

No obstante, para que se pueda periodizar lo que ha sido del arte dominicano desde sus inicios hasta la fecha, se hace necesario contar con un grupo de especialistas que incluya además de curadores y críticos de arte la inclusión de conservadores y especialistas en la legitimación de las piezas. Esto así, porque al momento de seleccionar las obras de los precursores de nuestro arte e incluso de artistas contemporáneos, pueden incorporarse creaciones que responden a meras falsificaciones.

Es momento de que el arte dominicano deje de estar disperso en colecciones tanto públicas como privadas, pues esto más que bien, le hace un daño enorme, ya que la más de las veces permanece oculto y, ciertamente, no es ese su fin. El arte debe permanecer libre y público.

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