El embajador brasileño en República Dominicana, Clemente Baena Soares, explicó que el proceso de impeachment de la presidenta Dilma Rousseff, no puede confundirse de ninguna forma con un “golpe de Estado”.Baena Soares dijo que Rousseff ha tenido la más amplia libertad para ir y venir tanto en Brasil como en viajes al exterior del país con la utilización de carros y aviones proporcionados por el Estado.
A continuación la carta:
Señor director: Me dirijo a usted para manifestar la profunda extrañeza con respecto a la caricatura “Brasil: Golpe de Estado”, de autoría de Mercader, publicada hoy, 22 de junio de 2016, en la página 2 de “elCaribe”, sobre el proceso de impeachment de la Presidenta Dilma Rousseff. La forma en que el tema es tratado puede deberse a una percepción equivocada y mal informada sobre el legítimo proceso político actualmente en curso en Brasil.
Es, pues, de riguroso deber aportar los elementos que permitan a su periódico esclarecer a la opinión pública dominicana sobre los acontecimientos de la vida política brasileña, entre ellos el proceso de impeachment de la Presidenta Rousseff, que no puede confundirse de ninguna forma con un “golpe de Estado”, mucho menos de naturaleza violenta, como sugiere la mencionada caricatura. Recuerde que ni siquiera durante las multitudinarias manifestaciones populares de los últimos meses, en favor y en contra del impeachment, se han registrados episodios violentos de cualquier naturaleza.
La Constitución Federal y las leyes brasileñas están siendo aplicadas de manera plena por los Poderes de la República, hecho fácilmente comprobable mediante un análisis criterioso y desapasionado del proceso político brasileño. Los llamados “crímenes de responsabilidad”, entre ellos la violación a la Ley Presupuestaria, principal argumento para la denuncia a la Presidenta Dilma Rousseff, están previstos en el artículo 85 de la Constitución Federal y en otros dispositivos legales brasileños, como la Lei nº 1.079, de 10 de abril de 1950. Tales crímenes se caracterizan por ser crímenes de naturaleza político-administrativa y no penal. De esa forma, son pasibles de punición con la pérdida del mandato de la autoridad imputada y la inhabilitación para la función pública por determinado período de tiempo.
El artículo 86 de la Constitución establece que el Senado Federal, institución política por excelencia, es el órgano que debe procesar y juzgar los crímenes de responsabilidad cometidos por el Presidente de la República. En ese sentido, admitida la denuncia por la Cámara de Diputados, 55 de los 81 senadores de la República que analizaron los aspectos formales de la denuncia contra la Presidenta Rousseff consideraron, el día 12 de mayo de 2016, haber indicios suficientes de práctica de crimen de responsabilidad y votaron a favor del proceso de impeachment de la Mandataria, que en consecuencia fue alejada del cargo por 180 días.
Antes de llegar al Senado, todas las etapas previstas por el ordenamiento jurídico brasileño fueron minuciosamente cumplidas con permanente acompañamiento por parte del Supremo Tribunal Federal, que le ha asegurado y sigue asegurando a la Presidenta Dilma Rousseff el más amplio derecho de defensa.
Alejada la Presidenta, el Vicepresidente y actual Presidente de la República en ejercicio Michel Temer asumió el cargo interinamente, conforme lo previsto por el artículo 79 de la Constitución Federal. Como se ve, ese hecho está plenamente respaldado por el precepto constitucional y solo el desconocimiento o la mala fe podrían asociarlo con la usurpación del poder que se deriva de un “golpe de Estado”.
Cabe agregar que, desde el momento en que fue alejada del cargo, la Presidenta Rousseff ha tenido la más amplia libertad para ir y venir tanto en Brasil como en viajes al exterior del país con la utilización de carros y aviones proporcionados por el Estado. De igual forma, la Presidenta se ha seguido reuniendo con grupos que la apoyan. Se le ha asegurado igualmente su permanencia en la Residencia Oficial de los Jefes de Estado (Palácio da Alvorada), además de que la acompañan asesores, personal de servicio y de seguridad, como corresponde a autoridades de su rango.
Como usted puede comprobar, la tesis de “golpe de Estado” no se sostiene. Aprovechando mi reciente llegada a la República Dominicana para ejercer el cargo de Embajador de Brasil, me gustaría oportunamente visitarle para conocerle y cambiar ideas que estoy seguro servirán para fortalecer la cooperación de la Embajada con el periódico que usted dirige.
Atentamente,
Clemente Baena Soares
Embaixador. l
