Sácale provecho a las clases de verano

Ha iniciado el verano, lo cual es sinónimo de diversión y ocio para la gran mayoría de los escolares, quienes esperan con ansias los casi dos meses de vacaciones sin responsabilidades de estudio y tareas. Es probable que algunos padres…

Ha iniciado el verano, lo cual es sinónimo de diversión y ocio para la gran mayoría de los escolares, quienes esperan con ansias los casi dos meses de vacaciones sin responsabilidades de estudio y tareas.

Es probable que algunos padres organicen algún viaje al exterior o interior del país para celebrar que su prole ha pasado de curso; otros, quizás, opten por inscribirlos en un campamento para que no se queden aburridos en la casa.

Todo con el fin de buscarles un oficio divertido durante esta temporada.
Pero también están aquellos padres que consideran que es mejor que sus hijos refuercen alguna materia durante el verano, ya sea porque “quemaron” una asignatura o no les fue bien en el año escolar.

Hay quienes consideran que es un abuso saturar al infante con más clases (a pesar de las malas notas), pero expertos en educación y conducta infantil aseguran que nunca está de más ayudar a los hijos en el ámbito académico, en especial, cuando se está consciente de alguna debilidad.

Para determinar si es factible o no que su hijo (o hija) necesita reforzamiento, Jeannette Slagt, psicóloga escolar, aconseja preguntarse si el propósito es solamente para recuperación o para que no pierdan los hábitos de estudio.
¿Cuándo es necesario?

“Los padres deben preguntarse: ¿tiene mi hijo que ponerse al día antes de que comience el siguiente año escolar o sólo necesita motivación en los estudios? Pues esto determinará cómo se debe orientar el verano”, comenta Slagt, ya que considera que las clases de verano son recomendables cuando los niños presentaron dificultades en una o varias asignaturas durante el año escolar o cuando el centro educativo lo requiere.

“Esto es algo que no debe tomarse a la ligera. Es bueno que los padres se involucren, pero lo mejor es contratar los servicios de un profesional que ejecute un programa de recuperación; una sesión de una hora tres veces a la semana para obtener buenos resultados”, explica Slagt, quien tiene un Doctorado en Psicología Educativa y de Desarrollo Humano.

Y es que los programas de reforzamiento deben estar enfocados en trabajar las áreas deficientes del niño o niña, explica la experta, quien aclara que en muchos casos las deficiencias provienen de cursos anteriores por lo que se requiere retroceder a estos grados para poder nivelar al niño.

“El éxito de esto dependerá del plan de trabajo que elabore el tutor, el cual debe estar enfocado en superar las deficiencias del estudiante”, dice.

También advierte que la situación debe saber manejarse, ya que el infante puede sentirse como fracasado. “Cuando un niño no es capaz de alcanzar el nivel medio de acuerdo a su edad y nivel pedagógico puede crear el sentimiento de frustración”, dice Slagt, directora de Espacio de Acompañamiento Psicoeducativo, EDAP.

Fracaso escolar
La experta en educación define el fracaso escolar como la unión de diversos factores en los cuales se refleja el trabajo del alumno, como: malas calificaciones, repetición de curso, pobre nivel de los conocimientos o no alcanzar las metas propias para su inteligencia. Estos factores son considerados tanto por la familia, los maestros y el propio estudiante, como indicativo de que no está teniendo éxito, por lo que es fácil hablar de fracaso.

“Pero el que un niño deba reforzar una asignatura durante las vacaciones no necesariamente es indicativo de fracaso escolar, ya que algunos niños han sido promovidos de curso con las puntuaciones necesarias, pero que de no ser reforzados pudieran presentar dificultades en el próximo curso”, agrega.

Es bueno que los niños y las niñas cambien de actividad durante las vacaciones. Así como los padres toman vacaciones de sus trabajos para descansar, hay que darles oportunidad a los estudiantes para que descansen “intelectualmente”. l

Disciplina
Los padres deben hacer que el infante, a pesar de que esté de vacaciones, saque
el tiempo para estudiar y para jugar. Lo más idóneo es estudiar durante las mañanas, antes de comenzar cualquier actividad.

Recomendaciones a tomar en cuenta

Para que el infante no se sienta agobiado, la psicóloga aconseja involucrar al niño o niña en una actividad recreativa, donde pueda aprender alguna destreza que no necesariamente sea académica (deporte, cocina, idioma, etc.).

Esta actividad no debe durar los 3 meses de las vacaciones. Hay que darle la oportunidad a los niños a no estar involucrados siempre en actividades para que aprendan a entretenerse ellos mismos (tiempo para jugar solos o con sus hermanos o amigos, etc.).

También sugiere que su hijo o hija tiene que ser reforzado en alguna asignatura, buscar la ayuda de un tutor que trabaje con él o ella tres veces a la semana, para que así tenga tiempo de involucrarse en otros tipos de actividades que no sean académicas; y promover actividades en la familia, tales como juegos de mesa, ver películas juntos, ir a la playa o piscina, armar un rompecabezas toda la familia, etc.

 

 

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