Cuando yo vuelva a escribir…

Cuando yo vuelva a escribir, quiero hacerlo más tranquila, sin esta tormenta que me sacude. Quiero tener mejor organizadas las ideas. Quiero hacerlo para compartirles algún tema de interés, alguna curiosidad, una información que les sea útil…

Cuando yo vuelva a escribir, quiero hacerlo más tranquila, sin esta tormenta que me sacude. Quiero tener mejor organizadas las ideas. Quiero hacerlo para compartirles algún tema de interés, alguna curiosidad, una información que les sea útil o simplemente, les resulte divertida.

Cuando otra vez yo escriba, espero que aquel que lea ese escrito se sienta identificado y edificado. Es mi deseo que esas líneas sirvan para aliviar algún dolor, entender la razón de su tristeza, aclarar alguna duda o convencer a alguien de haber estado en lo cierto.

El día que decida escribir sobre lo que sea, espero haber iniciado el camino de la aceptación, y haber encontrado el sendero, el rumbo y alegría que perdí la madrugada del seis de junio.

Cuando me inspire otra vez y alguna cosa me motive a escribir, espero hacerlo como siempre lo he hecho, dejando hablar a mi corazón, sin poses, sin pensar en conveniencias, sin medir qué decir o qué callar, pero, sobre todo, con el mayor sentido de respeto por aquellos que día a día se convierten en nuestro lectores.

Espero que el día que escriba de nuevo encuentre las palabras adecuadas y el tema indicado. Espero encontrar el argumento que sustente ese escrito.
Y es que si hoy fuera una obligación hacer algún artículo, no encontraría la forma, ni el tema.

De tener que hacerlo, no podría lograrlo, o sencillamente, se convertiría en un montón de palabras vacías, sin contenido alguno, carentes de sentido e interés.
Es por eso, que cuando escriba otra vez, lo haré pensando en los demás, en sus emociones y sentimientos. En esos escritos no faltará la solidaridad, la empatía, las palabras de apoyo y aliento a seguir adelante ante la adversidad.

Esos escritos harán hincapié en la importancia del amor y la unión entre las personas, pero sobre todo, en el seno de cada familia.

Es ahí donde trataré de explicar que la carga cuando encuentra muchos brazos para ser levantada, se hace menos pesada, que las lágrimas no pasan de las mejillas cuando tienes cerca manos amigas para secarlas.

De todo eso y más escribiré, pero no será ahora, para eso faltan muchas mañanas…

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