Economía rentista

“Esa persona vive de la renta”, así se decía en el lenguaje popular de quien tenía ingresos por casas rentadas o recibía partidas de forma ociosa. Eso es lo que viene sucediendo con la economía latinoamericana; a su materia prima no…

“Esa persona vive de la renta”, así se decía en el lenguaje popular de quien tenía ingresos por casas rentadas o recibía partidas de forma ociosa.
Eso es lo que viene sucediendo con la economía latinoamericana; a su materia prima no se le ha incorporado valor agregado industrializándola. Venezuela tiene la mayor crisis económica que cualquier otra nación del continente. Su gobierno afronta un momento arriesgado de ingobernabilidad, situándose al borde de la revocación del Presidente. Se ha afirmado que su crisis se origina en una “guerra económica” creada por los norteamericanos; pero, el origen está agravado por el “modelo rentista” de su economía. Su gobierno ha anunciado cambios por quince “motores” para la producción. Esa afirmación no deja de ser una confesión de que la crisis económica tiene un componente decisivo en el “vivir de la renta” o lo que el mismo gobierno venezolano llama “modelo económico rentista”. Es indudable que el descenso en los precios del petróleo, mundialmente, lo provocó Estados Unidos, para desestabilizar varios países, entre ellos a Venezuela. Los EE.UU de sus reservas no explotadas, aprovechando los altos precios en el barril, estimuló que sus empresas con costosas tecnologías sacaran petróleo e inundarán el mercado mundial.

Así, siguiendo una ley del mercado capitalista sobre la oferta y la demanda, desplomaron los altos precios, afectando a los países petroleros, especialmente a Venezuela. Los precios se colocaron tan bajos, que han terminado afectando a las mismas empresas norteamericanas, debido a que la tecnología de extracción del crudo resulta más cara que el precio en el mercado. Al quebrar se reduce la oferta y los precios van subiendo en el mercado mundial. Ha sido evidente, sin embargo, que el “modelo económico rentista” no podía proteger a Venezuela.
Con menos gravedad ha sucedido en diferentes países latinoamericanos; en especial: Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, al afectarse sus economías por la reducción de compra de materia prima por la China Continental, ha provocado la salida de los partidos gobernantes o debilitándolos. La China dio un giro en su modelo económico, aprovechando su propio mercado con mil 400 millones de habitantes; ese giro provocó una baja en la adquisición de materia prima en Latinoamérica.

El “modelo rentista” no es sólo venezolano como se ve. La CEPAL, organismo económico, ha recomendado darle valor agregado a nuestra materia prima, industrializándola. Nuestro país vive en un auge económico contrapuesto. Su macroeconomía es estable y en crecimiento. El Banco Central ha informado que en el primer semestre de este año creció 7.4% del PIB.

Eso no será sostenible, nuestro modelo económico descansa en renglones “rentistas”. La zona franca, arrendar territorios a extranjeros, buscando sólo empleos; turismo, ofrecer instalaciones para coger sol; minería, entregar a empresas extranjeras nuestro oro, plata, níquel, etc., a cambio de una “ñapa”; remesas que con cambios de generaciones se dejarán de enviar; la tecnología para las comunicaciones, solo aportamos el mercado; las construcciones a cargo del Estado para mover el mercado que solo beneficia a los ricos.

Obviamente, la República Dominicana tiene también un “modelo económico rentista”. Esos renglones, además, son frágiles. Es necesario aprovechar este momento de bienestar para hacer girar el modelo, sin descuidar lo que tenemos. Juan Bosch planteó convertir en joyas nuestro oro, hagamos eso con nuestra materia prima, la tierra y riquezas naturales.

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