Aumentan pacientes renales en el país

Una de las funciones principales de los riñones es la filtración, en forma de orina, de los excesos de agua y toxinas que se producen en el organismo, además de regular componentes como el calcio o la vitamina D.Cuando se producen fallos…

Una de las funciones principales de los riñones es la filtración, en forma de orina, de los excesos de agua y toxinas que se producen en el organismo, además de regular componentes como el calcio o la vitamina D.

Cuando se producen fallos en el riñón, éste deja de filtrar la sangre, por lo que las sustancias que anteriormente se encargaba de regular, como las de desecho o el exceso de agua, comienzan a retenerse en el organismo, haciendo que tóxicos como la urea y la creatinina se acumulen en la sangre.

Ashley Baquero Álvarez, presidente de la fundación que lleva su nombre, hace énfasis en que “se necesita mucho apoyo logístico, económico y de entrenamiento de personal para hacer frente a esta realidad. Es importante desarrollar un programa de fallecidos mucho más extenso del que se posee ahora, si no queremos quedarnos estancados en lo que tiene que ver con los avances para tratar la insuficiencia renal”.

Baquero explica que el proceso de extraer los órganos al paciente es como cualquier otro procedimiento, y requiere de gastos sumamente altos. “El sistema de seguridad social actual y las ARS no cubren al donante vivo o fallecido, lo cual constituye una parte muy importante en este procedimiento”, puntualiza el cirujano.

El nefrólogo Nicolás Rizik Cabral entiende que esto representa un obstáculo, ya que impide que se lleven a cabo las pruebas necesarias para la compatibilidad y la operación. No se considera un bien común que la persona done sus órganos. “Se trata de un servicio de salud como cualquier otro que merece ser administrado por el Estado”.

Gracias al trabajo que realiza la Fundación doctor Ashley Baquero, padecer de insuficiencia renal ya no significa muerte. Buscar ayuda temprana facilita el tratamiento y prolonga la vida del paciente. Al respecto, José Pérez Sena, presidente de la Sociedad Dominicana de Nefrología, dice que si la insuficiencia se detecta temprano, da la opción de mejorar la calidad de vida del paciente.
Esta sociedad funciona como entidad médica dedicada a la asistencia de pacientes con insuficiencia renal desde el 1988. Se ha sostenido gracias al equipo de doctores, y al laboratorio clínico e inmunogenético del mismo centro.

Según datos obtenidos en la fundación Ashley Baquero Álvarez, esto ha cambiado con las pruebas especializadas de tipificación, como la de HLA y CrossMath y la dosificación de los fármacos, que van antes y después de la operación.

Sobre el tema, Hilda Lafontaine, nefróloga y directora clínica de la entidad, dice que esta institución también se encarga de proporcionar un equipo competente a aquellos que sufren de alguna enfermedad causante de insuficiencia, como la hipertensión. “Si se trata de un hipertenso, se investiga la etiología o causa y se instruye sobre tratamiento, dieta y prevención del daño de sus riñones”, dice Lafontaine.

Rizik Cabral comenta que, entre otros logros, “la fundación lleva alrededor de 134 trasplantes de riñón exitosos”. Este equipo de médico cuenta en su haber con 450 trasplantes renales, considerando que fueron quienes que iniciaron este tipo de procedimiento en 1987.

La prevención es lo más importante

Los pacientes, regularmente llegan en etapas cuatro o cinco. En esta fase terminal ya no hay mucho que hacer, dice Pérez Sena, y el paciente debe someterse a diálisis de inmediato.

Lo que se recomienda es atender a las causas primarias que llevan a la insuficiencia, para que el paciente llegue en el momento adecuado. Y, ¿cuál es el momento adecuado? Sena dice: “desde que llega el diagnóstico de diabetes, hipertensión u obesidad, hay que visitar de inmediato al nefrólogo”. Afirma que de esta manera se puede retrasar el proceso de diálisis hasta ocho años. “Si la insuficiencia se detecta temprano, en etapas 1, 2 y 3, nos da la opción de mejorar la calidad de vida del paciente”, agrega el especialista.

La realidad en cifras

Según José Pérez Sena, aproximadamente un 40 por cierto de las personas con hipertensión y diabetes es diagnosticada con Insuficiencia Renal Crónica. A esta patología se le vincula la pérdida progresiva (y posteriormente total) de los riñones y sus respectivas funciones.

En este panorama el enfermo renal se ve obligado a decidir entre someterse a un tratamiento intenso y degenerativo, o resignarse a una muerte inevitable y cercana. Algunos de los síntomas relacionados con la patología y su tratamiento clásico (la hemodiálisis) son: anemia, desnutrición, esterilidad, abortos espontáneos y diversos trastornos del sueño.

Para sobrevivir, a los pacientes no les queda más que someterse a este tratamiento, que garantiza una asistencia completa: la donación de órganos. Rizik Cabral indica que ya sea de pacientes vivos o fallecidos, este es el camino que da calidad y expectativa de vida; siendo este último el más solicitado actualmente.

Sobre el donante

“Tenemos que entender que cuando hablamos de un donante cadavérico, no nos referimos a una persona que fue sacada de la morgue”, explica Ashley Baquero Álvarez, cirujano y presidente de la fundación. Es necesario que este individuo salga de la Unidad de Cuidados intensivos, donde ya pasó al estado irreversible de “muerte encefálica”, y lo único que mantiene sus funciones vitales es una serie de fármacos estimulantes, junto a un equipo de soporte respiratorio. “Los órganos dejarán de funcionar eventualmente; proceso que puede llevar horas, incluso días”, detalla.

Luego, a ese cuerpo le quedan dos opciones: o es enviado a la funeraria o se trata la posibilidad de donación con los familiares. Ese proceso, asegura Baquero Álvarez, es menos invasivo que una autopsia y no interfiere con los preparativos funerarios.

Una vez los doctores reciben el sí de los familiares, empieza su trato como donante: la primera condición es que sea una persona que no pase de los 60 años, pues sus órganos no rejuvenecerán por pasar al cuerpo de una persona más joven, aclara Rizik Cabral. Después, se le hace un chequeo como a cualquier otro para verificar su estado de salud, (los infectados con virus positivos como la Hepatitis y el VIH, quedan descartados.

Particularidades del procedimiento

La donación por donante fallecido abre nuevas posibilidades al mundo de la insuficiencia renal, por la opción de dar dos riñones a pacientes diferentes. A pesar de que en el país este tipo de operación lleva 4 años practicándose, sigue siendo, como en muchos países de Latinoamérica, un mecanismo de emergencia ante el amplio rango de pacientes con insuficiencia renal crónica. En este caso, todo se mueve en sintonía: mientras al órgano se le realizan las pruebas de sangre y compatibilidad genética, al paciente se le prepara para cirugía. Las pruebas al donador buscan la mayor coincidencia de HLA y DR, factores genéticos inmunológicos que determinan el éxito de esta operación.

En el ciclo postoperatorio, normalmente el riñón empieza a funcionar desde el quirófano, otras veces puede durar hasta dos semanas. Todo depende de los efectos de los medicamentos y si el paciente está dispuesto a seguir el régimen indicado por los especialistas. “Tienes que entender que se trata de un órgano que no nació contigo y que, genéticamente, sus tejidos son diferentes a los tuyos”, dice Baquero Álvarez.

Pronóstico

“Se estima que para el 2025 habrán 300 millones de diabéticos y 200 millones de hipertensos. O sea, 500 millones que sufrirían de alguna enfermedad renal”. Estos datos fueron arrojados en el curso dominico español de nefrología impartido por el presidente de la Sociedad Española de Nefrología, Alberto Martínez Castelao en el 2011, año en el que se alcanzó esta cifra.

Baquero Álvarez indica que las dos causas principales de una falla renal (diabetes e hipertensión), son de carácter epidémico en la comunidad latina. La obesidad, que es un factor de riesgo, está atacando de manera severa. El cirujano atribuye esto principalmente a factores genéticos y a la dieta.

Pérez Sena considera que una de las causas que más incide en este resultado, es la vida sedentaria que se lleva en estos días. “La carga proteica de los “fast foods” (comida rápida) es mayor que la que puede procesar la persona”, dice. “Desde pequeños pasamos el tiempo pegados al computador y no nos ejercitamos, algo que también produce un gran daño”, dice el experto.

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