El discreto encanto de viajar a través de los libros

¿Qué persona promedio no ha tenido en sus manos una guía de viajes o un diccionario viajero multilingüe que facilitan la vida a los turistas de todo el mundo en su afán por disfrutar experiencias frescas con el ritmo de la vida en diferentes culturas

¿Qué persona promedio no ha tenido en sus manos una guía de viajes o un diccionario viajero multilingüe que facilitan la vida a los turistas de todo el mundo en su afán por disfrutar experiencias frescas con el ritmo de la vida en diferentes culturas, matizadas por el paisaje, los climas y los monumentos de todos los países?Los millones de individuos que sin distinción de sexos y edades tienen en la lectura el hábito por excelencia dan testimonio de su particular manera de viajar por el mundo, violentando incluso las fronteras del tiempo y la distancia gracias a los libros que, como es del conocimiento común, abarcan vertientes tan disímiles como historia, geografía, novelas, poesías, filosofía, ciencias, religión, esoterismo, gastronomía, deportes, artes y todo lo que tiene que ver con asuntos que han motivado el interés de la Humanidad.

Los grandes escritores dan cuenta de que fueron lectores voraces, casi como si se tratara de un vicio compulsivo, como si les atormentara la obsesión de viajar a través de los libros por todas las épocas y las latitudes en su empeño por conocer los rasgos esenciales del alma humana, independientemente de las limitaciones que imponen las clases sociales y los entornos geográficos.

Salvo escasas excepciones como la del filósofo alemán Emmanuel Kant, de quien se asegura nunca salió de su país, a las gentes de letras también suele fascinarles visitar las ciudades y comarcas descritas en las obras que más les han impresionado, incluso con el objetivo de escribir sus experiencias.
Viajes de lectura a las raíces de la civilización.

Disciplinas como la arqueología y la antropología arrojan luces en libros que muestran la vida humana en lucha y evolución constante, superando etapas mientras logra dominar las inclemencias ambientales, en las que obras como El origen de las especies, del inglés Charles Darwin y El Papel del trabajo en la transformación del Mono en Hombre, del germano Federico Engels, constituyen modelos insoslayables de viajes retrospectivos en la historia humana.

Pero si las referidas ciencias que hurgan en la prehistoria ponen a las nuevas generaciones en conocimiento de lo que fue la vida de sus antepasados, la historia, hija de la escritura, da cuenta del tipo de organización que tuvieron las primeras sociedades humanas, para lo que se hacen imprescindibles libros como La Ciudad Antigua, del francés Fustel de Coulanges, quien advirtiera en el siglo XIX que “para conocer la verdad de los pueblos antiguos, conviene estudiarlos sin pensar en nosotros”.

Una prestigiosa editorial de Barcelona, España, facilita el viaje a los lectores con su colección de libros Ensayo-Historia en los que se destacan investigaciones sobre Babilonia y el Antiguo Egipto, siendo las más emblemáticas Historia de los griegos, del italiano Indro Montanelli y la Historia de la Decadencia y Caída del Imperio Romano, del historiador británico Edward Gibbon.

Entre los descubrimientos que aportan esos viajes a través de los libros podría estar la conclusión de que todo lo que disfrutan las modernas sociedades del siglo XXI hunde sus raíces en el pasado vivido por esas civilizaciones primigenias, con sus pasiones, heroísmos, crueldades, triunfos y tragedias.

Libros dominicanos para viajar con la lectura

Con Guía Emocional de la Ciudad Romántica el escritor y político Joaquín Balaguer dejó al alcance de los lectores un libro que permite viajar por la Capital Primada de América, tal como fue erigida por los colonizadores, desde el virrey Diego Colón hasta el gran constructor fray Nicolás de Ovando.

En la postrimería de su vida, Balaguer publicó libros como La Raza Inglesa, España Infinita y Grecia Eterna, que constituyen todo un periplo agotador por esas naciones de tanta preponderancia en la Historia Universal. En este último, el lector encuentra detalles sobre las ciudades griegas antiguas, como Atenas, Esparta y Macedonia, con referencias de sus dioses e interpretaciones de los personajes más relevantes, su teatro y mitología.

Leer a Juan Bosch, también escritor y político como Balaguer, es una forma de viajar a través de sus libros de temas bíblicos como David: Biografía de un Rey y Judas Iscariotes, el Calumniado, con descripciones sobre el Israel Antiguo y de las regiones del Oriente Medio en los primeros días del cristianismo.

Un viaje agitado y borrascoso podría resultar la lectura del libro De Cristóbal Colón a Fidel Castro, también de Bosch, donde se recorre simbólicamente en tiempo y espacio toda la geografía y la historia de Europa y América, con la región caribeña como “frontera imperial”.

Probablemente uno de los mejores exponentes de libros donde el autor trabaja como si llenara el cuaderno de bitácora es Pasajero del Aire, del Premio Nacional de Literatura Mateo Morrison, publicado en español, inglés y francés, con el que puede recorrerse la ruta entre África y América, con las peripecias de la esclavitud hasta llegar a ciudades modernas como Nueva York y Santo Domingo.

“Me iré en ese tren en el cual las miradas de quietos pasajeros te hacen sentir distinto. En una estrella nueva, prometo que me iré, adherido a su luz. En una embarcación iré, con su tanque de lastre librado de guardianes. En uno de los navíos que llegó a Troya. En el último espacio libre del Arca de Noé”, expresa Morrison en Pasajero del Aire, un poema en prosa que por su tropical sincretismo hace recordar el Yelidá, de Tomás Hernández Franco.

En su cantar como Pasajero del Aire, Morrison concluye como una despedida: “Aseguro que me iré a través de todas las experiencias amatorias, desde el Kamasutra hasta el Arte de Amar, en esta mañana donde nuestros cuerpos inventaron una sola existencia”.

Otros libros dominicanos donde el lector podría sentir que se desplaza como en una nave maravillosa entre regiones y épocas son La Ética del poeta, de José Mármol; La Feria de las Ideas, de Federico Henríquez Gratereaux; Puerto Rico & Santo Domingo, también son, de Miguel Angel Fornerín y ¡Oh, Dios!, de Emilia Pereyra, junto a otros que por hoy no mencionaremos.

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