A tu disposición

“¡Qué bueno que llegaste! Porque tengo tantas situaciones, las cuales necesito hablarlas con alguien, y aquí no tengo con quién.”. “¡Ay amiga!, llegaste en el momento que más necesitaba hablar, tengo muchas situaciones.” “¡No me digas&#82

“¡Qué bueno que llegaste! Porque tengo tantas situaciones, las cuales necesito hablarlas con alguien, y aquí no tengo con quién.”. “¡Ay amiga!, llegaste en el momento que más necesitaba hablar, tengo muchas situaciones.” “¡No me digas que no voy a verte! Desde que supe que vienes te espero por minuto, porque necesito ayuda.” Estas son solo tres personas que me expresaron la necesidad de compañía de un ser humano con quien compartir y ser escuchadas. Pareciere que habitan en una zona desértica, en la cual no conviven seres humanos. Las tres viven conectadas a las redes sociales, y se dan cuenta de lo que hacen las amigas que viven en distintos puntos del mundo. Es el momento de las grandes comunicaciones, donde en segundos llega cualquier tipo de información, especialmente las personales luciendo fotos en hermosos lugares, con caras de gran felicidad muestran las imágenes de bienestar, alegría y bonanza económica, con lo que se generan comparaciones dañinas que conllevan, aunque parezca duro, a grandes frustraciones de aquellos que no pueden mostrar lo mismo. Todos interconectados, comunicados, ubicados, pero solos, vacíos y, aunque doloroso, con la mayor necesidad de estar de cerca con sus seres queridos. Esta experiencia, vivida recientemente en un viaje fuera del país, me enseña una vez más, cuando tanta gente quiere emigrar a otros países en busca de bienestar, que lo más importante de todo es poder disponer del afecto y el apoyo de aquellos que genuinamente son nuestros. ¿De qué sirve vivir en una sociedad de grandes avances, si lo esencial, que son las personas, los tuyos, familiares, amigos, no puedes contar con ellos porque los tienes a distancia, viéndolos quizás a través de un espejo, y hasta de caretas puestas, que cubren lo que verdaderamente está detrás? Es importante afianzar en el hogar, con los hijos, pareja, y los más cercanos, cada vez más, el vínculo de la unidad, y con ello baste. Inculcar a nuestros jóvenes que viven con esa necesidad de emigrar, buscando quién sabe qué, hasta en familias que disponen de todo, lo que verdaderamente vale la pena, que no hay que salir, sino más bien mirar alrededor de cuánto se dispone en un mundo convulsionado, donde no hay lugar perfecto, al contrario, nuestro país posee lo que a la mayoría le falta.

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