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Una de las contribuciones más importantes, serias y objetivas para que República Dominicana logre avanzar hacia un sistema educativo público de calidad, la hizo EDUCA el pasado 22 de septiembre cuando dio a conocer el estudio “Calidad del Gasto&#8230

Una de las contribuciones más importantes, serias y objetivas para que República Dominicana logre avanzar hacia un sistema educativo público de calidad, la hizo EDUCA el pasado 22 de septiembre cuando dio a conocer el estudio “Calidad del Gasto Educativo en la República Dominicana, Un análisis exploratorio desde la vigencia del 4%”.

Quién más debería agradecer el esfuerzo que ha realizado EDUCA es el Gobierno, pues ya cuenta con una excelente carta de ruta para avanzar hacia una educación pública de calidad y una identificación clara de males en nuestro sistema que deben ser corregidos.

Algunos medios y analistas, quizás por la necesidad que tienen a diario de publicar y opinar sobre todo lo que sucede en el país, señalaron que el estudio de EDUCA constituía una seria advertencia al Gobierno de que el “gasto corriente en Educación amenaza con tragarse el 4% del PIB”.

Cuando se lee detenidamente el estudio, está claro que EDUCA no está alarmada por el hecho de que el gasto corriente en educación -que en el 2015 alcanzó el 79.51% del total-, en el 2016 ascenderá a 81.36%. Y es que no podría estarlo, pues en la mayoría de los países del mundo el gasto corriente en educación representa en promedio más del 90% del gasto total.

Si echamos una mirada a la región vemos que en el 2106 o en el año más reciente disponible, el gasto corriente en educación como porcentaje del total, alcanzó un 99.85% en Guatemala, 98.79% en México, 98.59% en Honduras, 97.59% en Costa Rica, 97.57% en Jamaica, 95.06% en Uruguay, 94.71% en Venezuela, 94.12% en Bolivia, 93.31% en Brasil, 92.59% en Paraguay, 92.38% en El Salvador, 92.04% en Colombia, 88.52% en Chile, 88.06% en Argentina y 87.96% en Nicaragua. Sólo Ecuador (74.84%) y Panamá (75.28%), exhiben un porcentaje menor que el nuestro.

Pero la comparación con los países latinoamericanos no puede llenarnos de satisfacción pues la realidad es que la calidad de la educación en la región es muy baja cuando revisamos las puntuaciones obtenidas por los estudiantes latinoamericanos cuyos países (Chile, México, Uruguay, Costa Rica, Brasil, Argentina, Colombia y Perú) participaron en las pruebas del Programme for International Student Assessment (PISA) del 2012.

¿Cuánto destinan al gasto corriente los países del mundo cuyos estudiantes obtuvieron las puntuaciones más altas de PISA en el 2012? China (Shanghai, Hong Kong y Macao), Finlandia y Singapur ocuparon los primeros lugares. En el caso de China, las informaciones disponibles (Hong Kong y Macao) revelan que el gasto corriente en educación alcanza entre 91.57% y 73.30%.

En Finlandia 93.99% y en Singapur 94.84%. Otros países cuyos estudiantes ocuparon entre las primeras 15 posiciones del ranking mundial, exhiben también niveles de gasto corriente en educación relativamente altos, por encima del nuestro. Tal es el caso de Corea del Sur (86.13%), Japón (88.10%), Canadá (89.55%), Irlanda (93.99%), Polonia (94.88%), Liechenstein (94.60%), Suiza (91.34%), Alemania (92.43%), Bélgica (96.38%) y Holanda (87.34%).

El problema, como se puede observar, no es el nivel del gasto corriente en educación. Y no puede serlo pues la educación es un servicio en el cual la enseñanza es provista preponderantemente por el maestro. El pago de salarios y demás compensaciones a los maestros cae dentro del gasto corriente.

Y no puede haber mejor gasto corriente que el de un salario pagado a un maestro o maestra de calidad que contribuya con su enseñanza a elevar el capital humano de sus estudiantes. Evitemos, por tanto, denostar el gasto corriente en educación pues eso no es lo que emana del excelente análisis que EDUCA ha entregado al país.

EDUCA, siguiendo metodologías utilizadas a nivel internacional, muestra al país y al Gobierno las áreas del gasto en Educación pública en las cuales existe margen para mejorar la eficiencia y crear las condiciones que permitirían mejorar gradualmente la calidad de nuestro sistema educativo público.

Uno de los ejemplos más contundentes mostrado por EDUCA en su análisis es el ratio de maestros a personal administrativo en la institucionalidad educativa pre-universitaria (MINERD). En el 2011, según las informaciones oficiales utilizadas por EDUCA, teníamos 65,933 maestros y 42,598 empleados administrativos, para una relación de 1.55 maestros por cada administrativo. En el 2015, con 84,041 maestros y 75,906 personas empleadas en el área administrativa, la relación sufrió un deterioro, cayendo a 1.11 maestros por cada empleado administrativo.

El martes pasado, el periódico El País, recogió las críticas a los recortes a la educación anunciados por la administración del Presidente Peña Nieto, de Mexicanos Primero, una ONG mexicana que lucha por la modernización del sistema educativo.

David Calderón, director de la organización, criticó que la única partida aumentada del Presupuesto de Educación fue la destinada a personal administrativo. Según Calderón “México es el país de la OCDE que más personal administrativo ofrece por cada profesor, uno por cada tres.”

En otras palabras, que el ratio maestros a empleado administrativo en México es 3, tres maestros por cada empleado administrativo, lo que revela la existencia de exceso de personal administrativo. Nuestra situación, lamentablemente, es peor, mucho peor, pues con una relación de 1.11 maestros por personal administrativo, el excedente es mucho mayor que el de México.

El mensaje fundamental de EDUCA es que necesitamos un gasto corriente de más calidad en la educación pública si queremos avanzar hacia una educación de calidad.

Debemos tener claro el personal que necesitamos tanto en la docencia como en las tareas administrativas, pues los recursos fiscales son muy escasos.

Tenemos que avanzar más rápidamente hacia el objetivo de que la remuneración de nuestros docentes esté asociada a través del pago de un bono en función de la calificaciones que obtengan sus estudiantes en pruebas independientes. Sólo así nos iremos acercando a un presupuesto que paga por resultados o productos, no por insumos.

En los últimos 4 años el Gobierno ha invertido RD$488,824 millones en Educación, equivalente a 4.13% del PIB y 30.51% de los ingresos tributarios. Es el esfuerzo educativo más grande de la historia de la nación.

Los seguidores de Games of Thrones entenderán muy bien que si no mejoramos significativamente la calidad del gasto corriente en educación, los responsables públicos, privados y “oenegesados” de que el país haya decidido gastar casi la tercera parte de sus recaudaciones tributarias en Educación, no estarán preparados para la llegada del invierno. l

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