Alejandrina Germán: “Los políticos debemos trabajar para que la gente pueda vivir con dignidad”

Alejandrina Germán, ministra de Educación Superior Ciencia y Tecnología, es una mujer que ha desempeñado importantes e influyentes posiciones en la administración pública en los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana.

Alejandrina Germán, ministra de Educación Superior Ciencia y Tecnología, es una mujer que ha desempeñado importantes e influyentes posiciones en la administración pública en los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana. Aunque siempre le ha gustado el ejercicio político, desde el cual aspira seguir aportando al país, afirma que no sería candidata a nada.

Su transitar en la política, en las filas del partido morado, la llevaron a formar parte del Comité Político de esa organización, considerado como su órgano principal de dirección y poder y un espacio exclusivo, del que no cualquiera puede formar parte.

Con el ascenso al poder de su partido en 1996 fue designada en Educación Superior, cuando era CONES, y un año antes del traspaso de mando fue designada como Ministra de la Presidencia, convirtiéndose en la única mujer que ha ocupado esa posición.
El poder que le confería ese cargo, aunado a su carácter y posiciones firmes, le hicieron ganar fama y no tardaron en bautizarla con el sobrenombre de “la Dama de Hierro”, aunque vista un poco más de cerca y luego de intercambiar algunas ideas y conocer sus preocupaciones y su sensibilidad humana, la mujer afable, sencilla y jovial que habita en ella, desplaza por completo la imagen dura y firme que proyecta.

1. De Las Táranas
Nací en la sección, que ahora es Distrito Municipal, Las Táranas, que pertenece al municipio de Villa Rivas, provincia Duarte. Mi padre era agricultor, Tomás Germán García, y mi mamá era ama de casa. El viejo, por un tiempo, puso un colmadito y con eso ayudó a sus diez hijos a que pudiéramos avanzar. Somos una familia muy unida. Mi hermano Amado, que es médico, fue el primero que vino a la capital a estudiar, después vino Mariano, y es Mariano quien nos trae a otra hermana mía y a mí y después nosotras fuimos haciendo lo mismo con las otras. Nos fuimos dando la mano para concluir nuestros estudios.

2. 10 Hermanos
En nuestro hogar se vivía la vida cotidiana de un hogar campesino. La mayoría nos dedicábamos al trabajo de la casa, cocinar, limpiar, lavar y planchar. En ese entonces, se planchaba con una plancha calentada en leña. Se lavaba en el río. A la ropa había que darle “dos ojos”, como se decía en el campo, había que hervir la ropa en una lata buscando leña. En casa habían como dos vacas y de esas vacas vendíamos un poco de leche. Papá tenía cacao y nosotros recogíamos el cacao ratonero, como le llamaba, que es el cacao que los ratones sacan de la mazorca y lo echan al piso, y con eso comprábamos los libros para ir a la escuela. En la casa había bastante equilibrio, pero mamá era más fuerte que papá. Papá era más tranquilo, pero mamá siempre ha sido bastante autoritaria, aun está viva, dando carpeta. Cumplió 95 el mes pasado. Ya no me regaña, a las otras hermanas a veces, pero a mí no.

3. El camino a la educación
Mi mamá y mi papá se preocuparon mucho por la educación de nosotros. La educación de primero a sexto, me tocó en la sección Las Táranas, una escuela de ocho a doce del mediodía. De sexto en adelante, teníamos que ir a Castillo, que queda a seis kilómetros y teníamos que ir y venir a pie, todos los días. En algunas ocasiones encontrábamos una guagua o un camión que nos daba una bola, pero normalmente era a pie. Lo mejor de esa época fue el seguimiento de papá y mamá para que no dejáramos la escuela.

4. Un padre consagrado
La muerte de mi padre fue algo muy difícil. Recuerdo que cuando mi papá murió yo iba para Colombia, en un viaje de Educación, y cuando llamé a la casa, mi mamá le dijo: “Tomás, Alejandrina se va de viaje” y él respondió: “!ay ombe!” Y yo le dije: “no se preocupe papá que yo vengo en dos o tres días”. Esa expresión era como que él presentía lo que pasaría, porque llegando a Colombia, bajando del avión, el murió. No pude llegar a su entierro, porque en esos años no había tantos vuelos. Cuando las primeras hembras vinimos a estudiar para la capital, que fuimos Mercedes y yo, papá venía de Las Táranas en una guagua pública, con una caja de cartón, con una fundita de arroz, una fundita de habichuela, un poco de cebolla y ajo, una botellita de aceite… Venía a traernos comida para la semana. Un día se perdió y pasó el día entero dando vueltas, porque no encontraba la casa. Era un papá muy consagrado, nos apoyó y nos acompañó para que pudiéramos avanzar.

5. A la universidad
Yo quería estudiar Ingeniería, esa era mi aspiración, pero para poder estudiar esa carrera no podía trabajar, y yo tenía que trabajar para sostenerme. Me puse a estudiar Educación porque me permitía trabajar. Cuando fui a buscar el pénsum vi uno de Educación, mención Matemática y Física, y me dije: “si tomo esa, no voy a aprender ni Educación, ni matemática y física. Después vi Educación mención Química, pensé lo mismo. Entonces, estudié Ciencias de la Educación para poder aprender educación bien y comencé a trabajar en el año 1969. Ganaba 35 pesos mensuales y hubo épocas en que yo trabajaba, sin tener vehículo, de ocho a una en La Feria, de dos a cinco y media en el Ensanche Alma Rosa y de seis a nueve en el liceo de Honduras. Tres tandas. Y también hubo épocas en que trabajé en Intec, la UASD y en la Madre y Maestra, en el mismo semestre.

6. Con melena y carro
En el 1976 tuve mi primer carro, un cepillito, pagué mil y pico de inicial y pagaba 135 mensuales. Me duró muchos años. En el 90 y pico se lo di a mi hermana y compré un Daihatsu Charade, y después un Corolla. En ese cepillito yo llegué a llevar a Juan Bosch al aeropuerto. Nunca se me olvida que lo lleve, y antes de montarse me dio 10 pesos para la gasolina, y me dijo: “o le echa la gasolina o no voy con usted”. Yo le dije que el carro tenía combustible y tuve que coger los 10 pesos. Ahora, en ese tiempo, en el comité Máximo Cabral la única que tenía carro era yo. Aristipo tenía una guagüita. Yo llegué al Máximo Cabral con melena y con carro, jajaja…

7. A la política
Primero ingresé, en el 71, al PRD. Una señora que se llamaba Carmela Gálvez me llevó a la Zona B, donde ahora está el Comité Juan Núñez, en Villa Consuelo. Después, cuando Juan Bosch se fue del PRD, yo me quedé en el aire, porque nadie me conocía. Después, en 1974, le pregunté al compañero Emigdio Sosa, que ahora es mi cuñado, en la escuela Paraguay, que dónde había un local del partido, el me dijo que había uno, el capitán Máximo Cabral, y yo fui y me organicé sola en un círculo de estudios, porque siempre me gustó la política, por sensibilidad social. Pienso que los políticos debemos trabajar para que la gente pueda vivir con dignidad. Algo que me preocupa es que yo pueda desperdiciar algo, mientras tanta gente está pasando hambre; por eso, alguna gente dice que soy tacaña, pero les digo que no soy tacaña, que soy austera, lo que no hago es gastar en lujos innecesarios mientras tanta gente vive tan mal.

8. El papel de la mujer
Pienso que aquí siempre habrá discriminación. La vamos superando, pero todavía existe, pero hay algo que yo estoy convencida políticamente, y es que también la discriminación tiene que ver mucho con la actitud propia de las mujeres, aun con los prejuicios. Por ejemplo, cuando en el Comité Político hacían la distribución para trabajar en el interior del país, yo me iba para Pedernales, Independencia y Bahoruco, y los hombres se quedaban en San Cristóbal o en Peravia. Yo les decía: “entonces para esto ustedes no son los hombres. Entonces para eso ustedes no discriminan, para que yo coja los sitios lejanos y ustedes los más cercanos”. Yo siempre he exigido mis derechos, pero eso tiene mucho que ver con la actitud y, por supuesto, siempre habrá una intención de discriminar, pero si no lo permito, no se logra.

9. En la casa
En la casa hay una autoridad compartida. José María y yo nos conocimos en el partido, en el Comité de estudios Máximo Cabral. Él era co-asesor del círculo de estudios donde yo entré. Eso significaba que el Círculo de Estudios donde yo entré lo dirigía una persona que iba a pasar a miembro. En esos tiempos iniciales de partido, el que dirigía el círculo necesitaba apoyo para que pudiera mantenerse en ese círculo de estudios; entonces, José María Sosa, era de la dirección interna y era el co-asesor, es decir, que cuando yo entré al partido, él era de la dirección intermedia del Máximo Cabral. Tiene mucho más tiempo que yo en el partido, aunque la gente no lo crea. Ahora, al que yo conocí primero fue a su hermano, en la Escuela Paraguay. A él no le dio mucho trabajo conquistarme, yo no andaba buscando novio, pero ya había pasado de los 30 años y no me había casado. Nuestras relaciones han sido muy sanas siempre. Tenemos dos hijos.

10. Experiencia dolorosa
Una vez, siendo ministra de Educación, fui a una escuela que estaba en una loma, tuvimos que ir en helicóptero, porque no había vehículo para subir. Cuando llegué, vi que le estaban dando el programa de alimentación escolar, y veo que los estudiantes se comen cuatro o cinco pedazos de plátanos, cinco o seis ruedas de salami y un tarro de leche en lo que dicen berenjena, y yo me asombré y vi un niño que guardó una parte, y le pregunté que por qué lo guardaba si no lo quería, y me respondió que esa era para llevárselo a su hermanito que no tenía comida en la casa. Esos niños estaban descalzos y escondían los pies para que yo no los viera. Yo les dije que no se preocuparan que yo también iba descalza a la escuela. Ahí comencé el programa de dar zapatos en las escuelas, medias y uniformes. En eso Danilo está trabajando con pensamiento boschista, que es socorrer a los pobres, ayudando a los micro y pequeños empresarios a que avancen y que puedan vivir con dignidad, porque lo que más conmueve es ver cómo vive la gente en condiciones deplorables.

No le hace honor, pero no le molesta

Pienso que eso se debe a que yo soy muy enérgica en la defensa de mis posiciones, pero no me molesta que me llamen así. Ahora, es una convicción que no se corresponde con la realidad. Soy firme en mis decisiones pero muy sensible ante los problemas de los demás. Me siento muy acogida, muy valorada, muy cercana a los compañeros del partido en todos los niveles. Llegué al Ministerio de Educación Superior, en 1996, cuando era Consejo Nacional de Educación Superior, y estuve aquí hasta el 1999. En ese año pasé a ser Secretaria de Estado de la Presidencia, que he sido la única mujer que ha ocupado esa posición, no han designado a otra después de mí. Después estuve en Educación 2004-2008, y desde ese año, hasta el 2016, en el Ministerio de la Mujer. Nunca me hicieron una huelga, porque siempre supe negociar, a pesar de que me decían La Dama de Hierro, cada vez que había cualquier conflicto me trasladaba donde me tuviera que trasladar para resolver el problema. Durante mi gestión comenzamos el programa de entregar mochilas, cuadernos, zapatos. Todas las gestiones tienen fortalezas y debilidades, pero, realmente estoy muy satisfecha con la satisfacción que la gente muestra con mi gestión en Educación y en el Ministerio de la Mujer. 

¿Candidata?
“Si yo fuera candidata a algo se me haría muy difícil, porque estoy opuesta al populismo, al clientelismo, y como no lo voy a hacer, mejor no me meto en eso”.

Leonel Fernández
“No importa lo malo que le hagan, él lo pasa por alto. No es que quiera que él guarde rencor, pero él debe tener pendiente de lo que una persona es capaz.”

Juan Bosch
“Era coherente en lo que pensaba, lo que decía y lo que hacía. Esa coherencia fue lo que más me conmovió. Era un visionario que se adelantó a los tiempos”.

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