El uso de las denominadas drogas recreativas constituye la puerta de entrada al consumo de sustancias alucinógenas, cuyos efectos devastadores en el individuo, la familia y la sociedad misma, son muy conocidos.
La comunidad terapéutica Hogar Crea Dominicano tiene en sus archivos cientos de testimonios de drogadictos que llegaron allí en busca de apoyo, luego de haber causado estragos en sus familias debido al robo, cárceles y verse sin nada en la vida.
Igor Peguero, supervisor de Hogar Crea, contó a elCaribe su experiencia como consumidor primero de bebidas como el alcohol, y luego otros tipos de “drogas blandas”, hasta que de repente se vio aislado socialmente y convertido en adicto, condición que en principio no aceptaba y en la que estuvo inmerso 20 años.
Cuenta que se inició en las drogas cuando era apenas un jovencito de 13 años, en la Zona Colonial de la ciudad de Santo Domingo, lo que más tarde se agudizó cuando su familia se lo llevó a vivir a los Estados Unidos, donde terminó de crecer, comenzó a trabajar y se consiguió pareja. “Ahí comencé a tener problemas, pero llevaba una vida funcional, ya que tenía mi trabajo, mi casa”.
Es en eso que cae preso, y luego de salir de la cárcel decidió irse al estado de la Florida, porque entendía que tenía que volver a trabajar, para hacer una nueva vida. “Pero el desenlace final fue porque yo nunca quise aceptar que era un adicto: me confrontaba con mi pareja, y eso me llevó a una crisis que hizo que me separara temprano, y en ese entonces decidí dejar todo atrás, porque también entendía que dejaba el problema que lo ocasionó todo, que era mi adicción, porque allá era que estaba la droga que me estaba provocando, la heroína”, contó.
Tras la crisis, en los años 90 regresó al país, década en la que se estaba introduciendo la heroína. “Hasta ese momento aquí no había heroína de fácil acceso; podría aparecer, pero no como hoy en día, y lamentablemente volví a caer en la drogadicción, porque donde quiera que estuviera la sustancia de mi preferencia, yo la perseguía”, expresó.
Al comenzar el nuevo milenio ya estaba atrapado por la drogadicción, y para el año 2003 tenía múltiples problemas, y se involucró en actividades ilícitas. En medio de la desmoralización y tras varios allanamientos a su vivienda, fue arrestado. Es en ese momento cuando decidió ingresar a un tratamiento.
“Acepté la realidad de que necesitaba ayuda. Tenía que hacer algo distinto para poder resolverlo. Entonces encontré en Hogar Crea esa oportunidad, que me permitió hacer esos cambios”, narró.
Explicó que cuando se desintoxicó, a finales de 2013, vio todo diferente, y se comprometió con el programa. “Me entusiasmé por esa alegría, y esa euforia que sentía por primera vez, después de tantos años consumiendo drogas, me vi limpio: Yo no sabía lo que era eso”.
“Verme libre de sustancia cambió mi vida por completo, fue algo que me motivó seguir adelante, al punto de que culminé mi tratamiento dentro del proceso. Con los cambios y mi comportamiento se me delegó la responsabilidad de dirigir un centro”, contó.
Al final entendió que lo más importante era mantener la sobriedad, y el hogar se lo garantizaba. “Hasta el momento estoy aquí, ayudando a otros”.
En la actualidad, Igor Peguero recuerda que se inició en las drogas de forma “recreativa”: “Yo probé un cigarrillo y nunca dejé de fumar; probé un trago y nunca dejé de beber; probé la sustancia y nunca paré, hasta que decidí que necesitaba ayuda”.
Programa está basado en esquemas motivacionales
Igor Peguero explicó que el tratamiento en el centro se basa en un esquema cognitivo, conductual, “hoy en día hay unos enfoques mucho más motivacionales, en tiempo atrás era más dirigido a la confrontación”. Sin embargo, dijo que cuando la persona está en el tratamiento tiene su recaída, pero que esas recaídas son parte del proceso de recuperación. Los problemas que se tratan en Hogar Crea van más allá de lo que es la adicción. Dentro de la misma enfermedad de la adicción se generan otros problemas.
Hay que tener voluntad para salir de la adicción
La negación es una característica de la adicción. Es el mayor obstáculo en la recuperación porque nadie quiere responsabilizarse con esa idea de que es un adicto. Es un mecanismo de defensa. No vale la intención de madre, pareja o hijo e institución, si realmente no existe la voluntad y la convicción de uno querer realmente hacerlo. En eso entran un sinnúmero de elementos que pueden perjudicar o favorecer. Los jóvenes lo que tienen que aprender es decirle no a las drogas, porque reciben una presión al consumo.
