Reforma a la Justicia

El inicio de cada año tradicionalmente simboliza una oportunidad para cambio en lo personal que nos ayude a seguir adelante con nuestros propósitos y de esa forma ir siempre mejorando. Esto mismo debe aplicar para la cosa pública que está supuesta&#82

El inicio de cada año tradicionalmente simboliza una oportunidad para cambio en lo personal que nos ayude a seguir adelante con nuestros propósitos y de esa forma ir siempre mejorando. Esto mismo debe aplicar para la cosa pública que está supuesta a identificar sus debilidades, establecer las vías para mejoras e implementarlas con voluntad política para de esa forma fortalecer la institucionalidad.

Durante los últimos cuatro meses, he dedicado el espacio que me concede este diario para buscar profundizar dentro de lo posible sobre las que consideré como las tres principales áreas que deben ser reformadas en República Dominicana para que sirvan de plataforma a mayores transformaciones en todo lo demás. Me enfoqué específicamente en la Reforma Política, Económica y en esta primera entrega del nuevo año, la Justicia.

La evidente falta de credibilidad en el Poder Judicial es motivo de gran preocupación y resulta necesario el tomar serias medidas para revertir esto. En la actualidad, y con sobradas razones, el pueblo dominicano no ve a las Altas Cortes como independientes del poder político.

Esto forma parte de un problema sistemático mayor como lo es la concentración de poder que suele desaparecer la separación de poderes tan fundamental para el funcionamiento saludable de un Estado.

Como respuesta a esta realidad, en reiteradas ocasiones hemos propuesto desde la Cámara de Diputados y en la Asamblea Revisora de la Constitución, que el Consejo Nacional de la Magistratura debe ser reformado en su conformación.

Por ejemplo, no debe ser que uno de los miembros, en este caso el procurador general de la República, dependa del decreto presidencial. Al mismo tiempo, vistos los diferendos recientes sobre cómo exactamente identificar la “segunda mayoría”, sería ideal el incluir de manera explícita ya sea en la ley orgánica del Consejo, parámetros menos abiertos a maniobras.

Es bueno revisar las propuestas de reforma electoral puesto que un Congreso Nacional de mayores contrapesos también sería de gran ayuda para esta temática. Todos recordaremos que una de las razones de éxito de la convocatoria de 1997 estuvo precisamente en la diversidad de sectores representados.

Comenzando con un proceso de escogencia menos manipulable, damos un gran paso hacia la verdadera independencia de uno de los principales poderes públicos. A su vez, una forma de otorgarle su justa autonomía, es el consignar un presupuesto acorde con las necesidades del sistema.

Hoy día, estamos perdiendo valiosos profesionales que abandonan la judicatura en busca de mejores oportunidades ya sea en el sector privado o en otras dependencias del Estado. Quienes tienen vocación, ven que resulta un gran sacrificio poder ejercer en dicha área con los restrictivos recursos disponibles. Esto a su vez deja las puertas abiertas para que el crimen organizado se infiltre, lo que golpea aún más la poca confianza que tienen los dominicanos en el Poder Judicial.

La sanción al comportamiento anti-social e ilegal es importante, pero debemos ver las causas de estas situaciones para poder verdaderamente prevenirlas, fortalecer nuestro sistema, reponer la institucionalidad y con hechos, más que palabras, realmente cambiar la percepción negativa.

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