Thimo Pimentel: “El Grupo Proyecta fue mi gran escuela”

Thimo Pimentel amó el arte y la ciencia desde que comenzó a dar sus primeros pasos y desde que articuló sus primeras palabras.

Thimo Pimentel amó el arte y la ciencia desde que comenzó a dar sus primeros pasos y desde que articuló sus primeras palabras.Como su padre, estudió Medicina, se especializó en dermatología e impartió docencia. Siguiendo el ejemplo de su madre, comenzó a dar vida a sus ideas combinando colores en el lienzo, que más tarde adquirirían la dimensión de extraordinarias obras de arte.

Eso era lo que haría. Se convertiría en artista plástico. El camino ha sido largo pero muy fructífero. En la actualidad puede exhibir muchos logros, pero lo que más le emociona es hablar de su Arte Furtivo, aquel con el cual llevó las plásticas a los espacios más inusitados. El Premio Nacional de Artes Visuales 2016 nos cuenta cómo han sido estos años desde el punto de partida en la escuela de Bellas Artes, hasta el prestigioso y galardonado artista en que lo han transformado arduas horas de trabajo, su curiosidad insaciable y la convicción de que para ser bueno en lo que se hace simplemente hay que tener pasión, amor y respeto por lo elegido.

1. Hijo de médico
Mi padre es originario de puerto Plata, llevaba mi mismo nombre, Manuel Felipe Pimentel Imbert; era médico dermatólogo, con un ejercicio de más de 50 años. Yo heredé de él la dermatología y el estudio de la Medicina. Mi madre provenía de una familia de la capital, apellido Hernández. Sus padres tenían dulcerías. Soy el único hijo de esa pareja. Mi madre murió cuando yo tenía apenas seis años y mi padre debió ser papá y mamá. Finalmente, cuando yo tenía 11 o 12 años, mi padre se casó de nuevo y entonces tuve dos hermanas de padre.

2. El arte en las venas
Mi mamá pintaba, yo la veía pintar, tengo algunas obras de ella. Era una época donde las mujeres se dedicaban mucho a actividades artísticas, hacían poesías o estudiaban arte, la acción de la mujer era muy limitada. Mi padre, como fue profesor universitario por muchos años, también necesitaba de la pintura, del dibujo para ilustrar los casos médicos que estaba estudiando. Eso después se me traspasó a mí cuando fui a la universidad. Mi padre era un investigador, era muy curioso. Cuando yo tenía como nueve años, me regaló una cámara fotográfica, pequeñita. Él me dijo que saber fotografía me podía servir en cualquier actividad o carrera universitaria que yo eligiera en la vida, y así fue.

3. En La Salle
Estudié en el Colegio Dominicano de La Salle, donde había magníficos profesores de arte, padres mexicanos me enseñaron pendolismo, que todavía lo cultivo. Tuve muy buenos profesores. Era una formación muy rígida, pero cultivé el arte. Yo vivía a una cuadra y media del Palacio de Bellas Artes, que fue construido en el año 55. Ahí estaba la escuela de Bellas Artes, y un primo de mi mamá daba clases ahí, se llamaba Gilberto Hernández Ortega, y él me permitía asistir a las clases sin estar inscrito. Yo tenía que hacer la tarea de la escuela y después me dejaban ir a Bellas Artes. No puedo decir que tuve un entrenamiento formal en arte, como tienen ahora tantos jóvenes.

4. Una escuela
En el arte, mi mayor escuela fue haber participado en un grupo muy famoso que se llamó el Grupo Proyecta, que lo formaban Ada Balcácer, Domingo Liz, Ramón Oviedo, Fernando Peña Defilló, Gaspar Mario Cruz, Leopoldo Pérez, y Félix Gauntier y yo, que éramos los más jovencitos. Para nosotros, haber sido absorbido por ese grupo siendo muy jóvenes nos permitió a prender un montón de cosas, que nos llevaron por caminos importantes en la vida artística. Ese grupo tuvo un impacto muy importante en la sociedad dominicana cuando la crítica era muy cerrada y exclusiva. Yo le debo mi formación artística a Proyecta.

5. Exposiciones
La primera exposición de pintura y dibujo la hice en el año 1963, junto al recién fallecido Ángel Haché, que era un gran dibujante. De ahí en adelante había estado trabajando en colectivas e individuales. Me gané un premio de dibujo en el concurso E. León Jimenes. Después que llegué de España me dediqué más a la cerámica, a hacer murales y piezas de cerámica. Yo puedo diseñar una idea, pero para desarrollarla necesito un equipo y por eso es que yo valoro mucho a mis asistentes. Ellos hacen el trabajo que no se ve. La obra que más satisfacción me ha dado, por lo complicado que fue, por la presión que hubo para entregar esa obra a tiempo, fue el Mural del Aeropuerto Internacional de Punta Cana. Fue uno de los que más trabajo me dio. También los murales de Cap Cana, que son enormes, uno horizontal y otro vertical.

6. Thimo
Yo me llamo igual que mi padre, Manuel Felipe, y había que hacer una distinción entre uno y otro, porque cuando nos llamaban no se sabía a cuál de los dos era. En ese tiempo en Cuba había un programa de Leopoldo Fernández. Antes de él crear el personaje de Tres Patines hizo un programa que se llamaba “Felipita y Timoteo”; la madre de mi papá, que también murió cuando él tenía seis años, se llamaba Felipita Imbert, y mi padrino, el doctor Pompilio Brouwer, un gran amigo de mi papá, cada vez que veía a mi mamá le tocaba la barriga, y le decía: “¿cómo está Felipita”. Cuando yo nací, él fue a preguntar por Felipita y cuando le dijeron que había nacido varón, entonces dijo: “Bueno, pues si Felipita no está, tiene que ser Timoteo”. Él quería ir con mi papá a declararme con ese nombre, pero ya mi papá, conociendo las peculiaridades de Pompilio, desde que nací se fue corriendo a ponerme su nombre, pero cada vez que mi padrino iba a la casa me llamaba Timoteo, después se fue acortando y se quedó en Thimo.

7. Los amores
Me casé en el año 1972 con una preciosa mujer y tuvimos dos hijas Maythi, una combinación de Mayra, su madre, y Thimo, yo; y Leslie Yanell. Leslie, porque una prima nuestra que falleció en el accidente de Dominicana de Aviación, hija del general Imbert, se llamaba Leslie. Nos divorciamos, ellas se fueron a vivir a los Estados Unidos. Después de eso, me casé en el año 1990, con Victoria, mi actual esposa, ella es médico. Con ella tengo dos hijos varones, el más viejo de los dos se llama Oscar Daniel, es piloto, instructor de vuelo en los Estados Unidos. El más pequeño está estudiando arquitectura en la UNPHU y de vez en cuando se mete en el taller y me asesora en algunas cosas, sobre todo en diseño.

8. Los premios
Los premios no son excluyentes, para mí el premio o el reconocimiento es a una labor de mucho tiempo que incluye todo lo que uno ha hecho. Pero el premio en sí no puede ser solo para ti, es para tu entorno, para tu equipo, ese grupo de gente que trabaja junto a ti. Para el Premio Nacional de Artes Plásticas 2016, fui nominado junto a dos figuras extraordinarias del arte. Ambos son merecedores de este galardón, y es un honor para mí que me hayan puesto a su altura. Valoro y respeto los reconocimientos, pero cada premio no es solo mío, es también de la gente que trabaja conmigo.

9. Astronauta
En el año 60 y algo, la compañía de aviación Pan América abrió un libro en la calle El Conde para que la gente se inscribiera en un viaje a la luna, y yo fui de los primeros que fui a firmar ese libro. Cuando vi que mi hijo se fue por el área de la aviación, le rogué que fuera astronauta. Es decir, me hubiera gustado ser astronauta. En todo tienes que tener pasión, disciplina y trabajo. Si tú haces lo que tú quieres, disfrutando de lo que tú haces, vas a ser exitoso. Lo malo es estar en un trabajo que no te gusta. Me incliné por la Medicina porque mi papá vivía la Medicina y siempre me estaba hablando de términos médicos.

10. Escritor y arte furtivo
He escrito dos libros, el primero, Identify identify, sobre la Revolución de Abril, y fue Premio Nacional de Literatura en el 2010; y el segundo que hice fue Fuego y Racú, un libro de cerámica, y fue Premio Nacional de la Crítica de Arte. Me encanta escribir, pero me paré ahí. Me encanta la arqueología porque encuentro ahí las raíces de lo que yo hago. Me nutro de la gráfica del arte de los Arahuacos Insulares, no taínos como se piensa, eran Arahuacos Insulares. El arte furtivo empezó en el año 2012. Yo hice unos cilindros de cerámica. Hice 21 obras iguales y las escondí en diferentes puntos de la ciudad, como La Catedral, el Alcázar de Colón, la Fortaleza Ozama, La Plaza de la Bandera, el Baluarte, etcétera. El propósito era ver la reacción de la gente ante algo extraño y que estaba en un lugar en la calle. El primer cilindro se perdió y yo pensé que los demás también se iban a perder. Todos los días pasaba por la ruta donde estaban, tenía cámaras ocultas para ver la reacción de la gente y entonces comencé a poner unas pistas en Facebook, para que la gente supiera en dónde estaban y los adquiera. Lo único que les pedía era que me los prestaran para hacer una exposición. He sacado el arte de las galerías, con el arte furtivo.

Catedrático universitario

Estudié Medicina en la Universidad de Santo Domingo, que luego se convirtió en Autónoma. Desde muy jovencito ingresé en la docencia en la misma universidad. Desde el primer año de Medicina, ya yo estaba haciendo de asistente del profesor, y al graduarme me hice profesor de la universidad. Luego, mi padre, que fue de los que formó la Universidad Pedro Henríquez Ureña, me pidió que lo acompañara en la universidad para que le organizara los laboratorios de Histología. Recuerdo que le dije a papá que en la UASD yo ganaba más que lo que ellos me iban a pagar en la UNPHU. Entonces, él me dijo que la universidad me pagaría menos, pero que él me daría la diferencia. Me convenció y me fui a trabajar con él. Estuve 18 años en la UNPHU y siete en la UASD. En esa época el director de la carrera de Artes era Prats Ventós. Yo era profesor de Histología y Microbiología. En el año 1986 renuncié y me fui a España. En ese entonces, el ministro de Turismo, Fernando Rainieri, me pidió que fuera a la oficina de Turismo de la República Dominicana en España, a dirigirla por seis meses, y esos seis meses se convirtieron en cinco años. Me quedé en esa posición cuando apenas al país venían ocho mil españoles a veranear. Con el trabajo que realizamos ahí pudimos traer líneas áreas, hoteles y atraer un flujo mayor de españoles. En ese entonces me matriculé en la Escuela Madrileña de Cerámica de la Moncloa, donde pasé cuatro años. Creo que uno puede vivir del arte, vuelvo y te repito, no puedo comparar mi formación artística, con la formación que han tenido la suerte de recibir los jóvenes en escuelas como Altos Chavón, Apec, que son escuelas de arte bien completas. A estas escuelas se le suma la tecnología, recursos que nosotros no teníamos antes.  Figuras como Fermín Ceballos, José Pelletier y muchachos más jóvenes. Es difícil, pero se puede vivir del arte.  Es necesario un apoyo como lo reciben los artistas en otros países como Cuba, que promueve sus artistas fuera, nosotros tenemos el inconveniente de que vivimos en una isla y tenemos que de expandirnos fuera. Como pasa con los deportistas dominicanos que están triunfando en el extranjero. Tengo mucha fe de que en esta gestión del nuevo ministro de Cultura, Pedro Vergés, pueda hacerse algo por la cultura.

Exposición
La primera exposición de Pintura y dibujo, la hice en el año 1963, junto al fallecido Ángel Haché, que era un gran dibujante. De ahí en adelante, había estado trabajando en colectivas e individuales.

Labor
La obra que más satisfacción me ha dado, por lo complicado que fue, por la presión que hubo para entregar esa obra a tiempo, fue el Mural del Aeropuerto Internacional de Punta Cana.

Arte
Yo tenía que hacer la tarea de la escuela y después me dejaban ir a Bellas Artes. No puedo decir que tuve un entrenamiento formal”.

Trabajo
En la mañana trabajo en una fábrica de medicamentos, de la cual soy accionista. Llego y me meto en el taller, hasta las diez de la noche”.

Pasión
En todo tienes que tener pasión, disciplina y trabajo. Si tú haces lo que tú quieres, disfrutándolo , vas a ser exitoso”.

Equipo
Yo puedo diseñar una idea, pero para desarrollarla necesito un equipo, y por eso es que yo valoro mucho a mis asistentes”.

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