El puente flotante Ozama es un grave peligro

Cuando Joaquín Balaguer retornó al poder en el año 1986 dispuso aumentar la conectividad vial entre el Distrito Nacional y la zona oriental de Santo Domingo, y para esos fines contrató dos puentes sobre el río Ozama, uno de ellos gemelo al puente&#82

Cuando Joaquín Balaguer retornó al poder en el año 1986 dispuso aumentar la conectividad vial entre el Distrito Nacional y la zona oriental de Santo Domingo, y para esos fines contrató dos puentes sobre el río Ozama, uno de ellos gemelo al puente Mella I que conecta a la avenida México con la avenida 25 de Febrero, el cual no tuvo ningún problema geotécnico porque encontramos la roca caliza a escasa profundidad, y el otro sería el puente de San Soucí, el cual comenzaría en el “obelisco hembra” del Malecón, pasaría sobre la estatua de Fray Antón de Montesinos, subiría 50 metros sobre el cauce del río Ozama, y bajaría hacia el club naval de San Soucí para conectar con la avenida España, siendo esa una rápida conexión entre la avenida España y el Malecón.

Los estudios geológicos y geotécnicos realizados a lo largo del eje propuesto para el puente en proyecto sobre San Soucí estuvieron apoyados por sondeos geotécnicos emplazados en el club de la base naval, sondeos que en los primeros 130 metros de profundidad sólo encontraron arenas finas y sueltas, arcillas blandas, limos blandos, y turba escamosa compresible, y a partir de los 130 metros encontramos un grueso estrato de gravas densas con tendencia al rechazo del ensayo de penetración estándar (SPT), lo que indicaba que para poder cimentar la pila de apoyo oriental en el área del club de la base naval era necesario hincar grandes pilotes hasta los 130 metros de profundidad y eso encarecía excesivamente el costo de las fundaciones.

De igual modo, en la margen occidental del río Ozama, frente al muelle de Santo Domingo, donde esperábamos encontrar la roca caliza coralina desde la superficie del terreno para poder cimentar de manera directa la pila occidental del puente, nos encontramos que en los primeros 65 metros de profundidad la estratigrafía era muy similar a la encontrada en la margen oriental, y que se requería hincar grandes pilotes hasta los 65 metros de profundidad, lo que sumado a lo ya encontrado en la zona oriental sugería que ese no era el mejor lugar, y que construirlo sobre ese eje propuesto aumentaba excesivamente los costos y lo sacaba del presupuesto.

Esas malas condiciones geotécnicas del subsuelo motivaron que se descartara la idea de construir un puente sobre la desembocadura del río Ozama, pero se suponía que se estudiarían otros posibles ejes, u otros modelos de puentes de mayor luz central, con pilas apoyadas en las rocas calizas expuestas en Punta Torrecilla y en el muelle de Santo Domingo, aunque aumentar la luz central también aumentaba el costo del puente en un momento en que el presupuesto era muy limitado, por lo que el puente de San Soucí quedó olvidado.

Posteriormente, en el año 2000, ante la necesidad de reparación del puente Duarte, se decidió optar por el alquiler de dos barcazas que, colocadas una frente a la otra, permitirían disponer de una opción adicional provisional para atravesar el río Ozama, opción que luego de reparado el puente Duarte fue mantenida para aumentar la conectividad vial Este-Oeste, pero se entendía que sería una medida transitoria hasta que se construyeran otros puentes, sin embargo, los verdaderos puentes nunca llegaron y la gente ha tenido que conformarse con seguir cruzando sobre dos barcazas que se deterioran aceleradamente fruto del alto contenido de cloruros disueltos en las aguas costeras, motivo por el cual hoy día las columnas, las vigas y otras estructuras de acero de las dos barcazas están corroídas en alrededor del 75%, provocando que con cierta frecuencia sea necesario interrumpir el tránsito sobre el puente flotante por acumular en su interior grandes cantidades de agua de mar que podrían producir un accidente fatal que todos tendríamos que lamentar.

Es evidente que este puente flotante del río Ozama ya ha cumplido su vida útil, mucho más allá de lo previsto, pero la solución no sería continuar con el mismo modelo de puente flotante provisional, mediante el alquiler de nuevas barcazas, pues ya está bueno de remedios caseros provisionales para grandes problemas viales, siendo el momento ideal para buscar una verdadera solución mediante un puente atirantado que conecte a la avenida España con el Malecón, puente que sería muy similar al puente Mauricio Báez, construido sobre el río Higüamo, en San Pedro de Macorís, en el cual aumentamos la luz central hasta 390 metros de longitud para poder salvar un profundo pantanal, y cuyo costo final fue de casi 1,200 millones de pesos.

La ciudad de Santo Domingo requiere urgentemente un nuevo puente sobre el río Ozama, aguas abajo del puente Mella, próximo a San Soucí, pero debe ser un puente definitivo, no un par de barcazas, pues no debemos seguir exponiendo a los conductores al grave peligro de que un día, por corrosión, por mal tiempo atmosférico, o por un inesperado tsunami, tengamos el colapso de esas barcazas y un indeseado saldo fatal. El presidente Medina debe analizar el caso y tomar la correcta decisión para el beneficio y la tranquilidad de la población.

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