Saliendo y reforestando a Valle Nuevo

Este próximo día 29 de enero vence el plazo de 120 días otorgado por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales a los agricultores que, en violación a la Ley de Áreas Protegidas 202-04, han estado invadiendo y destruyendo los bosques…

Este próximo día 29 de enero vence el plazo de 120 días otorgado por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales a los agricultores que, en violación a la Ley de Áreas Protegidas 202-04, han estado invadiendo y destruyendo los bosques primarios del Parque Nacional de Valle Nuevo para dar paso a una agricultura intensiva y extensiva que ha ido degradando la exuberante flora, los escasos suelos y las limpias aguas que contribuyen a la subsistencia de alrededor de la mitad de la población dominicana, aún a sabiendas de que el interés general de la nación está muy por encima del interés particular de un pequeño grupo de agricultores y productores emplazados en esa región.

Para que no quedase duda alguna de que la medida de desalojo adoptada mediante la Resolución Ambiental 14/2016 es una firme decisión de Estado, desde hace unos 10 días la zona ha sido militarizada con tropas entrenadas para operaciones especiales en altas montañas, pues desde hace dos meses algunos campesinos, un sacerdote y varios ricos productores habían dicho que no permitirían que se les sacase de Valle Nuevo, ya que, según ellos, allí han estado durante toda su vida, y allí piensan seguir viviendo en lo adelante, no obstante tener pleno conocimiento de que la Ley de Áreas Protegidas 202-04 no permite que dentro de los parques nacionales se desarrollen labores agrícolas, pecuarias, mineras, industriales o urbanas, pues cualquiera de estas actividades tiende a degradar el medio ambiente circundante, pero muy especialmente el recurso natural más importante, que es el agua.

Y lo extraño es que mientras algunos campesinos sensatos nunca han puesto objeción ni resistencia alguna, y al aproximarse la hora ya han recogido sus cosechas, sus implementos agrícolas, y hasta sus basuras, otros productores de fresas, papas y flores entienden que están por encima del marco jurídico ambiental y por encima del interés nacional, y se resisten al abandono de ese especial lugar, que, más que un parque nacional, debía ser un santuario del agua de tomar, cuando, curiosamente, algunos de esos renuentes a salir del lugar, ayer gritaban sin cesar, loma Miranda parque nacional, demostrando que eran grandes devotos de los parques nacionales cuando eso no afectaba en lo absoluto sus intereses personales, sin embargo, hoy no se atreven a decir que desde 1996 Valle Nuevo es un parque nacional, que desde 1983 era una reserva científica y que desde 1961 ya era un vedado, y que por tal razón desde ese año nunca debió ser tocado, lo que demuestra que algunos dominicanos somos muy ambientalistas cuando la protección ambiental no nos perjudica en lo personal.

Este 29 de enero quedarán cerradas las entradas al Parque Nacional de Valle Nuevo y no se permitirá el acceso de nada ni de nadie que vuelva a poner en peligro, y a dañar, los recursos naturales forestales y los nacimientos de ríos que tenemos en ese lugar, siendo necesario felicitar al ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Francisco Domínguez Brito, por haber mantenido firme esa decisión de Estado, la cual ha sido avalada por el presidente de la República, Danilo Medina, por ser concordante con su declaratoria de que este será “el cuatrienio del agua”, y concordante con su declaratoria del año 2017 como el “año del desarrollo agroforestal”.

Ahora deberá comenzar de inmediato todo un intensivo y extensivo programa de reforestación de toda la zona destruida por la agricultura y la pecuaria que invadió al Parque Nacional de Valle Nuevo, pues aunque algunos especialistas forestales son contrarios a los programas de reforestación, pues alegan que éstos podrían producir algún tipo de “contaminación forestal”, y que se debe dejar que la reforestación sea natural, la realidad es que cuando el bosque primario y los suelos han sido afectados y degradados por el ser humano, es necesario que la mano del hombre intervenga para acelerar el proceso de recuperación de los suelos y de la flora, y muestra de ello es que todos conocemos la densa y hermosa flora que hoy exhiben la loma Novillero, en Villa Altagracia, la loma de la Cumbre, en Bonao, y las lomas de Restauración, en la zona fronteriza, lomas que años atrás estaban “peladas” y donde la densa vegetación de hoy no creció sola, sino ayudada por extraordinarios e intensivos programas de reforestación.

El presidente de la República ha venido ordenando amplios programas de reforestación en diferentes zonas de nuestra nación, principalmente donde ha podido comprobar, de manera directa, que la depredación forestal ha producido estragos en los caudales de los ríos por la eliminación de la flora que garantiza la retención del vapor de agua que acompaña a las nubes bajas que diariamente tocan las altas montañas, y en cada uno de esos casos ha recibido el total respaldo de la población, siendo ahora el momento esperado por la nación para que el presidente ordene la inmediata reforestación de toda la zona de Valle Nuevo, de forma tal que dentro de una década volvamos a ver aumentados los caudales de las cabeceras de los ríos Nizao, Las Cuevas, Grande, Ocoa, Tireo, Blanco, Yuna, etc, y que cuando volvamos a subir a ese especial lugar podamos decir que es un verdadero y hermoso parque nacional donde nace el agua que todos necesitamos tomar.

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