Consternación

Encomiable la postura de la familia Acosta Yapor, al enfatizar la empatía y el perdón en medio de su profundo dolor. Estamos como estamos porque la violencia engendra violencia; el desorden y la falta de justicia conducen al caos. Esto es en lo…

Consternación

Cuando empezó a circular la impactante noticia del asesinato del alcalde de Santo Domingo Este, Juan de los Santos, me pregunté, como todos, cuál había sido el motivo, si estaría relacionado con la política. Resultó que fue un asunto estrictamente&

Encomiable la postura de la familia Acosta Yapor, al enfatizar la empatía y el perdón en medio de su profundo dolor. Estamos como estamos porque la violencia engendra violencia; el desorden y la falta de justicia conducen al caos. Esto es en lo que debemos insistir como sociedad y reflexionar: ¿Por qué hemos llegado a estos intolerables niveles de perturbación social, qué haremos para revertirlos? Para añadidura, a menos de 24 horas del homicidio de Delcy Yapor, fuimos nuevamente estremecidos por hechos delincuenciales. Dos maleantes mataron a una mujer en Quinto Centenario para despojarla de cartera y celular. Delincuencia y violencia concomitante están otra vez en primer plano y quisiera uno esperanzarse en que ésta fuera la oscuridad previa al amanecer. ¿Será?

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Cuando empezó a circular la impactante noticia del asesinato del alcalde de Santo Domingo Este, Juan de los Santos, me pregunté, como todos, cuál había sido el motivo, si estaría relacionado con la política. Resultó que fue un asunto estrictamente personal, una deuda -las benditas deudas-, del matador con el hoy occiso De los Santos. Nuestra sociedad está definitivamente crispada. Es alarmante la ligereza con que se recurre a la violencia armada para dirimir disputas interpersonales. No es el único caso y el mismo día de la tragedia en la sede de FEDOMU, en Santiago el señor Antonio Castillo de la Rosa fue muerto a balazos por “rozar” una yipeta. Consuelo para los deudos. El país, a reflexionar y revisarnos.

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