Correo de los lectores

Un mundo diferenteSeñor director: Un comportamiento común en los adultos mayores, hoy día, es no saber atenernos o acoplarnos a las exigencias modernas de acuerdo a nuestro momento evolutivo o madurez emocional. Solo…

Un mundo diferente

Señor director: Un comportamiento común en los adultos mayores, hoy día, es no saber atenernos o acoplarnos a las exigencias modernas de acuerdo a nuestro momento evolutivo o madurez emocional. Solo hay que salir a un centro comercial, a un club, y se comprobará ese aparatoso desacoplamiento.

Muchos de los que pasamos la mediana edad queremos estar al último grito de los tiempos, acordes con los jóvenes que todavía no arriban a los treinta. Me parece muy bien estar al tanto del acontecer y su modernidad, pero debemos establecer límites y parámetros de conducta antes de embarcarnos a ciegas a seguir la demoledora y deslumbrante maquinaria moderna y su principal componente, la tecnología. Los pasado meridiano nos vanagloriamos de poseer mucho crecimiento personal, profesional, emocional y espiritual y tener la madurez necesaria para lidiar con esas cosas sin dañarnos, craso error, hoy día no se sabe quiénes son más inmaduros y están más afectados psíquicamente hablando, si los padres o los hijos, adictos a todo lo que se mueva que necesite baterías recargables, que tenga una pantalla y amerite cierto alelamiento visual.

Lo lamentable es que el grado de inmadurez llega más lejos, los adultos mayores no solo seguimos la arremetedora tecnología, también la alocada vida moderna; vestimenta estrafalaria, lenguaje atrevido y soez, ¿música? o desastre musical inmoral e irreverente…una vida con niveles de estrés imposibles de soportar sin el uso de estupefacientes (ya no somos tan jóvenes), y una injustificable irresponsabilidad ante la sociedad, los hijos y la familia. Es indiscutible que la permisividad ha arrebatado la belleza de la convivencia y la tranquilidad física y emocional, nada resulta suficiente, toda maldad o desviación es aceptable, incluso normal, hemos perdido nuestra capacidad de asombro y de ejercer nuestros derechos, por el simple hecho de no discriminar o no ser señalado como un inadaptado. El resultado, lo estamos viendo ya.

Años atrás se dejó de cantar para vociferar y lo vimos genial, se hizo necesario usar drogas para vociferar más y mejor, lo vimos genial, nos hicimos seguidores de los vociferadores y muchos se hicieron adictos a las drogas y con ella a toda clase de bestialidad, lo aplaudimos y dejamos pasar.

Hace años los inmorales y deshonestos andan haciendo y deshaciendo, lo dejamos pasar, lo vimos normal, se admira al que tiene esas agallas y se menosprecia al que no se atreve a desafiar los esquemas de moralidad. Hace años se dejó de compartir personalmente para navegar en la web, de dormir para chatear en internet, de…para ligar en la red, y lo vimos bien, nos enganchamos en ese turbulento, excitante y adictivo mundo virtual de la modernidad y lo estamos pagando con creces.

Hemos cambiado, el mundo es diferente, quizás a demasiada velocidad en comparación a nuestra capacidad de digerir correctamente las cosas. No nos han dado espacio ya para hacerlo, cuando pudimos y debimos no lo hicimos, nos cautivaron las excentricidades de las nuevas generaciones, los nuevos métodos, ahora nos queda seguir adelante en el tren de la vida.
Idalia Harolina Payano Tolentino
CiudAdana

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