Debemos continuar

En un país no acostumbrado a ver figuras políticas, funcionarios públicos o empresarios sentados en el banquillo de los acusados, es comprensible la incertidumbre y expectativas de la gente frente a procesos judiciales de gran envergadura como…

En un país no acostumbrado a ver figuras políticas, funcionarios públicos o empresarios sentados en el banquillo de los acusados, es comprensible la incertidumbre y expectativas de la gente frente a procesos judiciales de gran envergadura como el escándalo de corrupción Odebrecht.

Más aún, cuando existen precedentes de otros procesos donde los resultados no convencieron de un todo a la opinión pública. Por esta razón, en estos días la dinámica diaria que nos envuelve como nación parece estar paralizada.

Los grandes temas de interés nacional apenas se tocan. En los espacios de gran afluencia de personas, el tema obligado es Odebrecht y las personas que se mencionan como involucradas con los sobornos que supuestamente pagó esa multinacional. Yo también estoy pendiente, porque colocarse al margen de estos acontecimientos sería igual a decir que no existimos como entes sociales, y más para quienes realmente nos duele el devenir de nuestra patria amada.

Sin embargo, la vida continúa. Las instituciones deben seguir trabajando en pos del desarrollo de nuestro país.

La discusión de la ley de partidos, la violencia callejera y hogareña, las sesiones del Consejo Nacional de la Magistratura, por ejemplo, pasaron a un segundo plano, incluso en los propios medios de comunicación.

En cada rincón de la geografía nacional siguen muriendo mujeres de manos de sus verdugos, y las adolescentes-niñas trayendo a la vida niños, cuando ellas aún no han dejado de serlo.

Todo un cuadro desolador, que luego nos hace testigos involuntarios de situaciones como el de un joven que hace poco mató a una criatura de tan sólo siete meses. Este hecho ocurrió en el capitalino sector de Pantoja.

Igual de inalterables siguen los ancestrales problemas en el tránsito, con una nueva ley que mantiene expectante a una sociedad hastiada de lidiar el caos que cada día hace casi imposible conducir un vehículo o caminar por las calles.

Odebrecht y sus implicaciones seguirán siendo noticias de primer orden. Pero pienso que también deben serlo lo bueno y positivo de nuestro país. Desde que asoma el alba, miles de hombres y mujeres salen de sus hogares a trabajar para lograr una nación más próspera.

Esta tarea la comparten desde el más humilde trabajador del pueblo, que busca el pan diario de sus familias, hasta los grandes empresarios que con su esfuerzo y dedicación ponen su granito de arena en este objetivo común.

Y los que desde el Gobierno dirigen los destinos de nuestra linda Quisqueya, asimismo merecen una mención de honor, porque la mayoría son ciudadanos honestos y revestidos de las mejores intenciones, para el suelo glorioso que los vio nacer.

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