Cuevas devuelve el rock al “Templo de la Música”

El escenario de Hard Rock Santo Domingo se ha convertido en una plaza sin géneros. Desde lo romántico hasta lo urbano pasan por el “Templo de la música” constantemente, siendo precisamente el rock uno de los que menos presencia tiene.

El escenario de Hard Rock Santo Domingo se ha convertido en una plaza sin géneros. Desde lo romántico hasta lo urbano pasan por el “Templo de la música” constantemente, siendo precisamente el rock uno de los que menos presencia tiene.
Sin embargo, la noche del viernes, el cantautor Beto Cuevas le devolvió un poco de su esencia con una descarga de rock que abarcó desde su trayectoria con la desaparecida banda La Ley hasta sus discos como solista.

El rockero chileno, acompañado de cuatro músicos, demostró que hay un público seguidor del género que representa desde su inicio en la música, en el año 1988. Durante su presentación, no dejó de agradecer al público presente por el apoyo que le ha manifestado, y de repetir “yo también los quiero”.

Durante una hora y 30 minutos, el cantante de 49 años desplegó un repertorio en el que hubo de todo: amor, desamor, rock, temas suaves y otros que invitan a la reflexión.
“Quiero agradecerle a toda la gente de este lindo país porque siempre han tenido ese respeto hacia mi persona y mi carrera”, dijo el chileno en una de sus pausas.

Luis Alberto Cuevas Olmedo, nombre de pila del compositor, supo organizar y elegir su cancionero el cual fue coreado en su mayoría, teniendo, sin duda, en los temas de La Ley, los favoritos del público. Entre ellos estuvieron “Día cero” y “El duelo” del año 1995, “Mentira”, “Aquí”, “Fuera de mí”, “Prisioneros de la piel” y “Más allá”, la cual dijo “nunca había tocado en Santo Domingo”.

El artista inició su presentación, realizada bajo la producción de EdLive y SkyPro, con el tema “Vuelvo”, uno de los más populares de su trayectoria como solista así como “Háblame”, pertenecientes ambos al disco del 2008, “Miedo escénico”.

El repertorio de 18 temas incluyó otras canciones como “Animal”, “No te olvides de amar”, “Reino de la verdad”, “Child”, “Miedo escénico”, “El borde”, “Child”, “La ley” y “Mírame a los ojos”. Estas mantuvieron cantando al público presente.

Cuando ya había interpretado 15 temas y tras cambiar su guitarra unas tres veces, despojarse de su chaqueta negra y lentes oscuros, recorrer el escenario y brincar con completa libertad y lleno de energía, Beto Cuevas se despidió.

“Donde sea que vivamos pasan cosas todos los días y cada día vivimos anhelando vivir en un mundo pacífico donde nos podamos entender. Creemos que vienen, esos cambios, a través de un líder pero creo que el verdadero cambio empieza dentro de uno”, dijo previo a cantar “Aquí”. “Lo más importante de la vida: “hoy, ahora, ustedes, el presente”, agregó.

Regresó con “Mírame a los ojos”, presentó su banda, compuesta por un guitarrista, una bajista y un baterista, y tras cantar “Tejedores de ilusión”, salió del escenario en medio de las súplicas por un tema más que coreaba la audiencia. Pero su repertorio estaba completo; no regresó.

“Gracias Santo Domingo ¡Viva la República Dominicana!”, exclamó al despedirse definitivamente en medio de la euforia de los presentes que no aceptaban que el final había llegado.

Posteriormente, el artista colgó una imagen que evidenciaba el sold out que se anunció el jueves antes, junto a la que escribió: “Épico show anoche en Santo Domingo, República Dominicana. Gracias a todo el público por esa energía que nos permitió volar durante una hora y media arriba de ese escenario”. Agregó hashtags como “paz interna”, “paz y armonía”, “paz y amor” y “aquí y ahora”.

Beto Cuevas: cercano, conversador y cómico

El cantautor chileno llegó a la República Dominicana el pasado miércoles y partió a Los Ángeles el sábado para continuar sus presentaciones. “El otro día me preguntaban cuántas veces he venido a cantar a este bello país. He venido muchas veces y siempre me dicen que me veo igual… ustedes también se ven igual”, bromeó el artista en una de sus intervenciones. No podían faltar los besos a las fanáticas, las selfies y videos que enloquecían y alborotaban a los que estaban más cerca del escenario.

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