Luego de ganar el trofeo Cy Young de la Liga Americana en 2005, Colón pareció quedarse sin combustible.

MINNEAPOLIS — La campaña anterior, los Mellizos perdieron 103 juegos, la mayor cantidad en los 57 años de la franquicia en Minnesota. En la recta final de esta nueva temporada, controlan por ahora un boleto a los playoffs.

Es algo notable. Pero más asombroso resulta que los Mellizos deban agradecer parte de su repunte a un abridor de 44 años.

Sí, Bartolo Colón ha desafiado los años otra vez.

“Dejé de sorprenderme con él hace unos 10 años”, manifestó el manager de los Indios de Cleveland, Terry Francona.

En julio, los Mellizos adquirieron a Colón, quien parecía acabado de nuevo tras una temporada aciaga con los Bravos de Atlanta. En ocho aperturas desde entonces, el dominicano ha laborado 49 innings con una efectividad de 4.04. Ha colaborado en una rotación que ha contado con 16 participantes cubriendo los cinco puestos en lo que va de la campaña.

Minnesota ha ganado en cuatro de las cinco aperturas de Colón durante este mes, incluida una en que el veterano lanzó juego completo. El club llegó al descanso del lunes con una ventaja de juego y medio en la puja por el segundo boleto de comodín en la Liga Americana.

“Es impresionante este poder perdurable”, opinó el cátcher Jason Castro. “Definitivamente hay que hacer ajustes y ser capaces de repuntar, porque esto puede pasarte en el transcurso de tu carrera”.

A Colón le ha ocurrido varias veces. Es algo normal, en una trayectoria que abarca 20 años, 10 clubes distintos en las mayores y 3.284 entradas.

“Siempre prefiero sacar un out fácil que conseguir un ponche”, dijo Colón a la prensa luego de su última aparición, un triunfo sobre Toronto, en el que laboró seis episodios y dos tercios sin abanicar a un solo adversario. “Si los ponches llegan, bien, pero si no también”.

Luego de ganar el trofeo Cy Young de la Liga Americana en 2005, Colón pareció quedarse sin combustible.

En 2008, cuando lanzó para Francona en Boston, sufrió una lesión en la espalda y causó disgusto en el club por volver de forma prematura a República Dominicana. Lanzó sólo 39 innings, y no volvió a aparecer en las mayores durante 2010.

Dos años después, purgó una suspensión de 50 encuentros tras dar positivo de testosterona.

Y luego comenzó el retorno inesperado del regordete lanzador. Ganó 18 juegos con Oakland en 2013, y fue elegido para el Juego de Estrellas. El renacimiento continuó en los Mets de Nueva York, donde se ganó una nueva participación en el clásico de mitad de temporada, en 2016.

Su estadía penosa con Atlanta al comienzo de la presente campaña pareció marcar el final… otra vez. Tuvo una efectividad desastrosa de 8.14 en 13 aperturas, lo que constituyó evidencia suficiente para que la gerencia de los Bravos abortara el experimento.

Pero los Mellizos confiaron en sus cazatalentos y analistas. Consideraron que Colón era todavía capaz de mostrar una eficacia digna de las mayores.

Ahora, Colón es el gigante silencioso de un equipo repleto de peloteros que estaban en la primaria o el jardín de infantes cuando el dominicano debutó con los Indios de Cleveland en 1997.

Y el veterano muestra que se divierte en el montículo.

“Trato de aprender de él”, comentó su compatriota y compañero Miguel Sanó. “Es el veterano acá, y tiene más experiencia que todos. Necesitamos gente así”.

Especialmente en momentos en que llega a su clímax la lucha por los playoffs.

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