¡Respetemos a Duarte!

En su columna de la edición de ayer del periódico El Día, José Báez Guerrero se refiere a una grave ofensa radial al Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte.

En su columna de la edición de ayer del periódico El Día, José Báez Guerrero se refiere a una grave ofensa radial al Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte. Dice el periodista que un popular comentarista, a quien califica como “el payaso mayor del coliseo radiofónico criollo, muy creído de su propio valimiento” llamó la semana pasada a Duarte, “cobarde”, “depresivo homosexual, histérico y canalla, carente de carácter y cojones”.

Báez Guerrero no cita por su nombre al autor de tan imperdonable afrenta al fundador de la república, pero sin importar quien haya sido, comparto plenamente su opinión de que, y le cito, “expresiones tan vagabundas, infundadas y soeces deben motivar reacciones condignas del Instituto Duartiano, la Academia de la Historia, el Colegio de Periodista o la Procuraduría”.

No es la primera vez que esa clase de abusos verbales se escuchan por la radio y muchos conductores de programas, que ahora se hacen llamar “comunicadores”, se han hecho populares ganando altos niveles de audiencia, a base de este lenguaje fuera de tono e irrespetuoso, sin que ninguna institución, y ni decir de las direcciones de las emisoras donde se emiten, se haya molestado en pedirle perdón al público y excusarse ante la nación.

Duarte merece todo el respeto de los dominicanos y hablar de él y sobre él con propiedad requiere de amplio conocimiento de su labor patriótica y de su entrega total a la causa de la República. De manera que la lectura periódica de algunos capítulos resumidos de nuestra gesta independentista no otorga autoridad para juzgarlo. Las expresiones atribuidas al comentarista no solo lo retratan y revelan su mediocridad y falta de formación hogareña. También exponen en toda su horrible desnudez, el tipo de falso periodismo que se impone en los medios electrónicos con un éxito comercial que alimenta el morbo y promueve el irrespeto a las buenas costumbres y el buen decir.

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