Santiago. Sobrevivir a toda costa, inclusive exponiendo sus vidas ante el riesgo de ser chocados, es el día a día de personas con algún tipo de discapacidad que se dedican a labores de pedigüeños o a vender mercancías.

En silla de ruedas, muletas o hasta arrastrándose entre el asfalto, decena de hombres y mujeres, sin ninguna protección del Estado dominicano salen a calles y avenidas de Santiago a la espera de una ayuda.

Algunos comparten la dualidad de ofertar productos como limón o limpiar cristales y la de mendicidad en los semáforos o puntos estratégicos, es decir, que si los clientes se niegan a comprar, entonces se lanzan por una ayuda económica para el tratamiento de sus problemas físicos.

César García es un discapacitado que llega a las ocho de la mañana a la intercepción de las avenidas formadas por la Estrella Sadhalá con 27 de Febrero debajo del elevado, y en su silla de rueda recorre las vías en medio de la circulación de camiones, carros y motocicletas.

García lleva varios años dedicado a la venta de limones en bolsas, lo que, dice, le permite sostenerse.

“Es la forma que tengo de sobrevivir y ganar dinero para comprar mis cosas”, dice César García al hablar con reporteros de elCaribe.

En el caso de Pedro Damián Soto, éste perdió una de sus piernas en un accidente de tránsito. Sin embargo, y pese a sus limitaciones, se posiciona en las avenidas 27 de Febrero y Bartolomé Colón para ofertar la limpieza de cristales de carros.

Mientras que Javier Paulino, quien presenta problemas en una de sus piernas y requiere de muletas para desplazarse, lleva quince años frente al hospital Cabral y Báez pidiendo ayuda económica.

Discapacitados desafían peligro.

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