Cuando pensamos en los efectos de la alta presión arterial, inmediatamente evocamos ataques cardíacos, problemas renales, efectos neurológicos.

Pero todas las partes del cuerpo dependen de la circulación y muchos órganos sufren el impacto de la alta presión arterial. Uno de los órganos en mayor riesgo es el cerebro. Alta presión es igual a poca memoria, se sabe ahora.

Una variedad de enfermedades y medicinas pueden contribuir a pérdida de memoria y a medida que siguen haciéndose estudios, está cada vez más claro que alta presión arterial se refleja sobre el cerebro envejeciente.

Leve afectación de memoria es manejable, pero una pérdida severa es desastrosa, causa graves perturbaciones de recuerdo, razonamiento y juicio.

Se incrementa la evidencia de que alta presión arterial aumenta el riesgo de leve deterioro cognitivo, un tipo de demencia llamado demencia vascular y hasta mal de Alzheimer. Tanto alta presión sistólica, que es el número mayor de una lectura de presión arterial y la diastólica, el menor, pasan factura. En general mientras más alta es la presión y más tiempo persista sin tratamiento, mayor el riesgo.

La mayoría de las investigaciones se concentran en adultos mayores. Un estudio con 2,505 hombres entre 71 y 93 años arrojó que aquellos con presión sistólica de 140 mmHg o más tenían un 77 % más de probabilidades de desarrollar demencia que los de presión sistólica por debajo de 120 mmHg.

Otra investigación que evaluó presión arterial y función cognitiva en gente entre 18 y 46 y entre 47 y 83 años, arrojó que presión arterial sistólica y diastólica guardaban en ambos grupos de edad relación con declive cognitivo con los años.

El daño y la incapacidad producidos por la demencia son irreversibles, lo que hace que la prevención sea doblemente importante. La hipertensión esencial o idiopática, que es aquella sin causa definible, puede deberse a una variedad de factores: hereditarios, neurogénicos, desequilibrio entre la ingesta de sodio y su excreción por los riñones; hormonales, resistencia a la insulina, edad, sexo, consumo de alcohol y de sal, tabaco, peso, entre otros.

Si padecemos alta presión arterial, su tratamiento ayudará a prevenir la pérdida de memoria hasta en un 55 %.

En virtud de un estudio de hombres y mujeres en Estados Unidos, se vinculó terapia anti hipertensiva a una reducción de 36% en el riesgo de Alzheimer.

Un equipo de investigadores de Harvard y Boston halló que seis meses de tratamiento de alta presión arterial mejoraban el flujo de sangre al cerebro.

Nunca es demasiado tarde. Controlar la presión arterial puede reducir el riesgo de disfunción cognitiva, pero también personas ya con leve pérdida de memoria que reciben medicamentos para tratar la presión alta, pueden evitar daño ulterior.

Científicos italianos estudiaron 80 pacientes con leve disfunción cognitiva. Personas que recibieron durante un año medicamentos para tratar alta presión arterial, tenían 80% menos probabilidades de llegar a nivel de Alzheimer que pacientes no tratados. Investigación adicional profundizará este hallazgo.

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