El poder es algo intangible y su manejo en manos torpes, afecta la relación entre partido y gobierno, por desconocimiento del rol de cada uno. Juan Bosch habló y escribió sobre la necesidad de una clase gobernante (no se refería a clase dominante) que tuviera formación de lo que es el Estado. Se trata de la presencia de un personal humano que se maneje con conocimiento de las consecuencias de sus actos, para acompañar al jefe de Estado en las políticas diseñadas.En política los errores siempre se pagan y con frecuencia con daños para el Estado, la población y el partido gobernante. Los errores los comete cualquier ser humano, pero incurren en ellos frecuentemente los inexpertos.

La relación Partido-Gobierno viene teniendo muchas interferencias. En el más alto nivel de la estructura del gobierno se encuentran, sin hacer muchos esfuerzos, funcionarios que hacen daño a la relación Partido-Gobierno.

Al ignorar su propio rol y las consecuencias de sus actuaciones erráticas, también ignoran las consecuencias de una crisis partidaria que derive en división; más en este momento cuando aprendices dicen que si sucede ahora, hay tiempo para recomponerse.

Decir esto es necesario y no mirar para otro lado, porque el PLD ha costado muchos esfuerzos y se ha estado viviendo una estresante lucha interna, por diferentes causas; su situación es frágil, es una obligación frenar el riesgo de división.

No se debe desconocer que la división interna de un partido gobernante lo saca del poder, con todas sus consecuencias: crea un conflicto político que se refleja en el mercado económico, deprimiéndolo porque los actores económicos no corren riesgos ante un contexto así.

Se debe repetir lo que Juan Bosch expresaba que una crisis económica provoca una crisis política; a esto Leonel le agregó que saca del poder al partido gobernante, sea progresista o conservador. Los factores para una crisis económica no sólo son intrínsecos de la macroeconomía, sino que también lo crea una división en el partido gobernante, porque desestabiliza y genera inseguridad; eso no ocurre en un conflicto interno en un partido de oposición.

En el país no se ve asomar a corto plazo una crisis económica, surgida de las debilidades del modelo económico. En cambio, el interés de imponer una Ley de Partidos con primarias simultáneas con padrón abierto, constituye una violación a la Constitución; eso resulta angustiante para un partido que, surgió en las luchas por la reposición de la Constitución de 1963 y que gobernando, ha dejado un legado histórico trascendente con la Constitución del 2010.

El carácter inconstitucional de las primarias con padrón abierto, y acompañado de algo que se cree no se ve, como violar el transitorio que le prohíbe la reelección al Presidente Medina, coloca a la vista una división no deseada, a ser frenada.

El PLD ha dejado que sus presidentes (ahora Danilo y antes Leonel) jueguen su rol de jefes de Estado, con la única condición de respetar “los nobles principios de la Constitución” (como proclama el himno de Abril de 1965).

Callar esta situación es negar su existencia; se arriesga el poder y el PLD como legado de Bosch. Es tiempo para que Danilo y Leonel “jalen” las orejas a quienes arriesgan jugando con este proyecto político e histórico de Estado.

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