No “alocarnos con los chelitos”

Leí una vez que si sabes cómo gastar menos de lo que ganas, has encontrado la piedra filosofal. Ganar y gastar son dos verbos claves del dinero.

Leí una vez que si sabes cómo gastar menos de lo que ganas, has encontrado la piedra filosofal. Ganar y gastar son dos verbos claves del dinero. Ambos se entrecruzan, se aman, se odian, comparten sueños, se lanzan puñetazos y a la larga el gastar sabe que tiene una gran aliada que le ayuda a vencer: la vanidad. El verbo ahorrar, en casi todos los humanos, está en un lejano tercer lugar. Pretendo con este artículo que en algunos escale a una segunda o incluso primera posición.

El Gobierno entregará RD$14,000 millones a sus empleados por concepto de salario de Navidad. También el sector privado hará lo mismo antes del 20 de este mes, en virtud de lo que establece el artículo 220 del Código de Trabajo.

Sé que para muchos no rendirá lo suficiente y que, en el mejor de los casos y actuando con responsabilidad, apenas alcanzará para la cena de Nochebuena, comprar algunos regalos a nuestros seres queridos y tal vez hacer ciertos arreglos al hogar.

Otros, los menos afortunados, deberán amortizar las deudas acumuladas, tratando de llegar a enero con menos dificultades.

El doble sueldo quedará en manos de los bancos o de los prestamistas.  No hay de otra.

En fin, cada cual tiene sus problemas y buscará la manera de enfrentarlos, a sabiendas de que no necesariamente habrá soluciones definitivas. Lo importante es que esos chelitos que entrarán no sean derrochados, lanzados al viento, utilizados en caprichos pueriles o en el imperio de Baco.

Evitemos los excesos en esta Navidad. Gastar en cosas superfluas es absurdo, es más, es un irrespeto a nuestras familias, que de seguro tienen necesidades que merecen atención y recursos. Antes de comprar una etílica bebida, pensemos en lo que falta en la casa. Es asunto de prioridades.

En estos tiempos abundan las malsanas tentaciones y la pérdida del buen juicio. La locura protagoniza los escenarios. No hay tranquilidad. Hasta en los cementerios hay bulla. Hay personas de escasos recursos económicos que gastan en bebidas el equivalente de lo que le falta a su hijo para completar el año escolar con mejores condiciones. Y hay gente rica que se burla de sus hermanos cuando en una noche despilfarra cien veces más de lo que le paga en un año al jardinero de su mansión.

Navidad no es sinónimo de francachela, ni de conductas erráticas, ni de bohemias desenfrenadas. Navidad significa sosiego, paz y esperanza, además de una excelente ocasión para revisarnos y pensar qué debemos corregir, proponiéndonos metas que en base a nuestro esfuerzo podamos alcanzar. Y un mensaje final: utilicemos con sentido común el salario de Navidad.

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