Orfanatos dan a menores en la calle una nueva vida

Con apenas 11 años de edad, Ramoncito (nombre ficticio) era un niño que vivía con su madre y su padrastro en un hogar donde primaba la violencia. En su plena adolescencia vio a su padrastro golpear a su madre, situación que marcó el destino de su vida y lo convirtió en un adicto, cuyo hábitat era la calle.

Los 28 hogares de niños son supervisados por Conani. Para poder cubrir sus necesidades necesitan donaciones

Con apenas 11 años de edad, Ramoncito (nombre ficticio) era un niño que vivía con su madre y su padrastro en un hogar donde primaba la violencia. En su plena adolescencia vio a su padrastro golpear a su madre, situación que marcó el destino de su vida y lo convirtió en un adicto, cuyo hábitat era la calle.

Su travesía en la calle inició como limpiavidrios, donde aprendió a consumir drogas y a robar, mientras su lugar de descanso estaba debajo de un puente, hasta que un día se dio cuenta que podía ser otra persona e inició a rehabilitarse en un hogar.

“Yo me dediqué a estar en la calle cuando vi a mi padrastro golpear a mi mamá. Me fui de la casa y con el dinero que ganaba como limpiavidrios compraba las drogas en los puestos y la consumía, también robé. Mi casa eran los puentes, donde dormía todas las noches después de comer la primera comida del día a las 10:00 de la noche. De vez en cuando iba a mi casa, pero me iba otra vez porque no me trataban bien”, narró.

El pequeño contó que un día estando en casa, su padrastro, tras un inconveniente, le quemó el uniforme y no pudo ir más a la escuela; en otra ocasión, sacó un cuchillo y le fue encima, pero ya Ramoncito se había convertido en otra persona; “cogí un palo, le quité el cuchillo y lo puyé, pero nada grave. Y fue ahí cuando me fui otra vez a la calle y no volví más a mi casa”.

Con tan poca edad, Ramoncito se dio cuenta que su vida debía mejorar y decidió ir a un centro de rehabilitación en Hainamosa. Allí estuvo un tiempo donde comenzó a vivir otro estilo de vida, hasta llegar a la Casa de Acogida “Yo También” de la Casa de la Juventud, ubicada en el sector San Carlos de esta capital, donde recibe educación integral, mientras su vida cambia.

En el Gran Santo Domingo existen 28 orfanatos que son supervisados por el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani), con el objetivo de que se proteja y regule la vida de los menores, y donde cada uno de ellos tiene la misión de brindarle asistencia integral para lograr una estabilidad física, intelectual y emocional al niño, de acuerdo a la situación que vive en el hogar.

Al igual que Ramoncito, también hay cientos de niños que llegan a los orfanatos por diferentes condiciones. Unos porque están en situaciones de alto riesgo, otros por abandono de sus padres o por hogares rotos con situaciones económicas muy precarias, pero que cuentan con un grupo de personas que de manera voluntaria realizan una obra de caridad para poder brindarles una calidad de vida a los pequeños indefensos.

Hogares con diferentes situaciones

Hay otros orfanatos que atienden situaciones especiales, como son los que acogen niños que viven con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH-Sida), donde reciben las atenciones necesarias para su condición; los que reciben niños con algún tipo de discapacidad y que no cuentan con ningún familiar, por lo que permanecen en el hogar toda la vida; los centros de refugios que acogen niñas abusadas; y los hogares escuelas.

La Casa Rosada y el hogar Sanisi (Salvando niños con Sida) son orfanatos que albergan niños que viven con el VIH y que son de escasos recursos o abandonados. En el caso de Sanisi es un ministerio cristiano internacional de ayuda y compasión, que acoge, además, a niños con otras condiciones, pese a la poca ayuda que recibe. Este hogar cuenta en el país con dos centros y una escuela.

Cada orfanato residencial tiene su perfil para darle albergue al menor, de ahí que los niños se deben recibir de acuerdo a su condición, de ahí que los orfanatos deben tener como elemento común conocer el perfil a quien se van a dirigir.

La fundación Proyecto de Ayuda al Niño (Casa de Luz) es un orfanato que cuenta con 42 niños discapacitados, abandonados por su familia y que demandan de atenciones especiales. La casa acoge niños de cero hasta los 10 años de edad, donde permanecen con diferentes condiciones de salud. Allí se quedan para siempre, por lo que la ayuda es muy necesaria para ofrecerles las atenciones que demandan estos menores.

La Casa de Acogida alberga niños en casos extremos que hayan rotos los lazos familiares, lo que se convierte en un reto cuando intentan integrarlo a la familia, porque a veces el niño no quiere ir a su casa y la familia no quiere recibirlo.

No menos de ahí es el hogar Villa Bendición, ubicado en el sector San Carlos y en la avenida George Washington, donde les dan ayuda integral a niños desde cero a 18 años, que vienen de un hogar destruido, de bajo recursos económicos o de madre soltera, pero que al cumplir la mayoría de edad deben salir capacitados del hogar para reinsertarse en su familia y en la sociedad.

Hogar de Acogida “Quédate con Nosotros” de la carretera Mella Km 10 1/2, Santo Domingo Este, es un orfanato que acoge niños en situaciones extremas de calle, donde el vínculo familiar está roto. En este centro los niños son integrados a través de un procedimiento llamado “proceso de búsqueda”. La idea del programa para acoger a los niños es que estos se integren a la familia mediante un acompañamiento con psicólogos, educadores, la escuela, y de otros programas.

Entre los requisitos que tiene el hogar está que el niño tenga una situación extrema donde haya abandonado a su familia; que esté fuera de la escuela; y que no tenga apoyo social ni familiar.

Hogares escuelas

Dentro de los orfanatos que buscan brindarles una acogida a los niños, también se encuentran los hogares escuelas, que aunque comparten realidades simulares a otros orfanatos, se enfocan más en los menores cuyos padres no pueden atenderlos porque tienen que trabajar o viven en un sector muy vulnerable, y donde el niño puede coger la calle por estar en situaciones de riesgo.

En estos casos entran los hogares Doña Chucha, ubicado en Gascue, y Nuestra Señora de la Altagracia, en Villa Consuelo. Estos hogares tienen la particularidad de que ofrecen un cuidado integral, de manera que uno acoge a las niñas desde los 5 hasta los 9 años, mientras el otro les da seguimiento hasta que terminan en bachillerato, donde salen preparadas para ir con su familia y colaborar con ella.

De acuerdo a la directora del hogar Doña Chucha, Escolástica de León, el 95% de esas niñas provienen de familias desintegradas y llegan al hogar de diferentes partes del país y de los principales barrios más pobres de esta capital.

El hogar escuela Santo Domingo Savio es otro centro educativo que le facilita formación a niños de familias disfuncionales en extrema pobreza y en situaciones de alto riesgo. Este hogar es dirigido por la congregación salesiana.

Tratan de integrar al joven en la familia

La forma de integrar estos jóvenes a la sociedad y a la familia se realiza a través de un seguimiento muy de cerca con la familia, el cual incluye formación e integración los fines de semana, pues cada niño fue llevado al hogar por un familiar o una institución que se hace responsable de ese menor. Ese trabajo psicológico-terapéutico se hace en conjunto, tanto con el niño o la niña y su familia. Ese trabajo que se hace con la familia es obligatorio, cuando se busca la integración, y por esa razón a los menores se les pone en contacto con su familia durante los fines de semana, porque de esa manera ellos se preocupan más. Uno de los requisitos para acoger estos niños en un hogar en que tenga algún familiar o tutor que se haga responsable de él, para garantizar que al salir de ahí, no sienta un impacto muy grande, porque en los hogares tienen todo asegurado. Otros hogares integran a los niños en el seno familiar mediante un trabajo con los mismos niños, luego de permanecer una semana en el orfanato, se inicia una búsqueda de los familiares del niño con ellos mismos, para completar los datos de ellos, y de esa manera lo integran al hogar donde reciben educación y todas las atenciones que amerita un menor en situaciones de riesgo.

Ayuda
Los hogares se sustentan por las donaciones de instituciones, de personas que apadrinan niños, y algunas reciben ayuda del gobierno”.

Educación
En cada orfanato se le ofrece una educación integral al menor, así como la forma de socializar con otros niños”.

Integración
Luego de un largo proceso los niños de los hogares que tienen algún familiar, deben reinsertarse en la familia y en la sociedad”.

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